El remedio resultó peor que la enfermedad

Las nuevas tendencias de la izquierda quieren destruir a la familia con la implantación de la ideología de género y la implantación del aborto como un derecho.


Sociedad


Cuando se padece de una enfermedad lo primero que se necesita es tener un buen diagnóstico para remediar dicha enfermedad. Nuestra sociedad está gravemente enferma y parece que es muy difícil hacer un diagnóstico acertado para solucionar sus males; sin embargo, parece que estamos empeñados en lugar de ir a fondo del problema en emplear un remedio que ha demostrado su fracaso en los casos donde ya ha sido aplicado.

Estamos tratando de regresar a ver a la sociedad como si estuviéramos cien años atrás cuando el mundo se empezaba a dividir entre el llamado capitalismo, al que se consideraba por algunos sectores el factor principal de las injusticias y se pretendía curar mediante una medicina llamada socialismo que se envolvía en las banderas de tener la fórmula para hacer de la tierra un verdadero paraíso.

En un análisis profético Anacleto González Flores analizaba la situación bajo una perspectiva trascendental diciendo:

“La teoría liberal llegó a sostener con Kant que la misión del Estado debe limitarse a procurar la coexistencia de los derechos, sin intervenir jamás en las relaciones especiales que ligan a los diversos grupos que forman el organismo social […] Pero por desgracia sucedió lo que era de esperarse: las clases proletarias víctimas del individualismo, y por lo tanto impotentes para triunfar de los fuertes en la lucha que constantemente se libra entre los distintos elementos que forman la sociedad, tuvieron que sucumbir, y los hechos han venido a poner en claro que esta teoría es funesta y por lo mismo hija del absurdo”.

“[…] y fue preciso formar otro sistema […] Y entonces surgió el socialismo y en tono solemne y al mismo tiempo terrible dijo: el individualismo, con la libre concurrencia, ha provocado la lucha entre el capital y el trabajo, y como se ha abandonado al proletariado a su debilidad, el resultado final ha tenido que ser contra este último. Pero ya no verán los siglos un espectáculo semejante ni pesará sobre los hijos del trabajo la tiranía de los capitalistas, y si hubo un día en que por miedo a la esclavitud económica se quiso que el Estado fuese un simple gendarme, en lo sucesivo la producción estará bajo su dominio y de este modo terminará la libre concurrencia, se reestablecerá en equilibrio y nadie lo romperá jamás […] El Estado regulará las relaciones del capital y el trabajo y en una forma tal, que la propiedad respecto a los elementos de la producción será colectiva y de ninguna manera individual […] Todo esto se dice muy fácilmente, no cabe la menor duda; pero no se realizará jamás porque es una utopía. Pero en fin, concedamos por un momento que la visión de Carlos Marx toma forma y que los elementos de la producción caen bajo el dominio del Estado […] Las generaciones de la época presente que han visto romper tantas tiranías […] ¿Tolerarán la organización de la sociedad según el criterio socialista? No, porque la libertad perecerá y el género humano jamás ha renunciado ni renunciará a la libertad”.

Y es que si bien es cierto que el capitalismo sin un toque humano ciertamente produce efectos muy negativos, el socialismo no remedia esos efectos, y además los agrava, pues en la mayoría de los casos viene acompañado de un férreo control del Estado que deriva en la pérdida de sus derechos más elementales, incluyendo el derecho a tener una familia que se guíe por los principios que han heredado y perdiendo la facultad de enseñar y educar a sus hijos en esa enseñanzas pues el Estado secuestra la formación de los niños mediante la imposición de sistemas educativos que los ideologizan de acuerdo a los intereses de los gobiernos en turno.

Y con evidencias históricas y actuales tan clara hoy en día estamos queriendo aplicar una vuelta al socialismo en su forma más tradicional, aumentada hoy con las nuevas tendencias de la izquierda de destruir a la familia con la implantación de la ideología de género y la implantación del aborto como un derecho.

Es tiempo de ocuparnos para abrir los ojos de nuestra sociedad y trabajar para mantener nuestra libertad ahora que todavía es posible.

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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