Durante más de un siglo, la Iglesia ha sido conciencia moral ante la guerra. De Benedicto XV a León XIV, los papas han mediado, denunciado y sostenido una paz basada en la dignidad humana.
El Papa León XIV ha alzado la voz por la paz global con un mensaje claro: “La humanidad clama por la paz”. Condenó la guerra, pidió diplomacia y recordó que ningún conflicto es ajeno al sufrimiento.
Francisco ha mediado en conflictos, besado los pies de líderes por la paz, denunciado la industria armamentista y proclamado que solo la fraternidad global puede sanar un mundo dividido.
Benedicto XVI defendió la paz desde el diálogo fe-razón, condenó el terrorismo, promovió el desarme integral y pidió justicia global como base de paz, sin justificar jamás la violencia en nombre de Dios.
Juan Pablo II ayudó a derribar el comunismo sin violencia, medió en conflictos globales, defendió los derechos humanos y rechazó la guerra como opción. Su legado es paz, dignidad y perdón.
Pablo VI llevó la voz de la Iglesia a la ONU, condenó la guerra y promovió la paz a través de diplomacia, desarrollo y derecho internacional. Su legado permanece como guía global.
Con Pacem in Terris, Juan XXIII desafió la Guerra Fría y propuso una paz basada en derechos humanos, justicia y confianza. Un manifiesto que aún inspira al mundo entero.
Pío XI denunció los totalitarismos y Pío XII salvó miles de vidas en secreto. Durante la Segunda Guerra Mundial, la Iglesia fue voz moral y refugio frente al horror del Holocausto.
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