El Manifiesto Russell-Einstein de 1955 fue un llamado urgente para evitar una guerra nuclear y sigue siendo hoy un recordatorio crucial para la paz global.
Francisco ha mediado en conflictos, besado los pies de líderes por la paz, denunciado la industria armamentista y proclamado que solo la fraternidad global puede sanar un mundo dividido.
Trump promete la mayor redada migratoria en la historia de EUA, en un discurso que incluye a Elon Musk y desata temores económicos, sociales y políticos de alto impacto.
El Congreso aprueba el plan fiscal de Trump: recortes de impuestos a grandes corporaciones, más déficit y posibles impactos negativos en México y el equilibrio global.
Benedicto XVI defendió la paz desde el diálogo fe-razón, condenó el terrorismo, promovió el desarme integral y pidió justicia global como base de paz, sin justificar jamás la violencia en nombre de Dios.
Juan Pablo II ayudó a derribar el comunismo sin violencia, medió en conflictos globales, defendió los derechos humanos y rechazó la guerra como opción. Su legado es paz, dignidad y perdón.
Pablo VI llevó la voz de la Iglesia a la ONU, condenó la guerra y promovió la paz a través de diplomacia, desarrollo y derecho internacional. Su legado permanece como guía global.
Con Pacem in Terris, Juan XXIII desafió la Guerra Fría y propuso una paz basada en derechos humanos, justicia y confianza. Un manifiesto que aún inspira al mundo entero.
El regreso de Trump a la Casa Blanca en 2025 reaviva tensiones con México. ¿Estamos ante una segunda oportunidad o frente a nuevas amenazas migratorias, económicas y diplomáticas?
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