En política, nada está escrito en piedra. Lo que hoy parece una derrota contundente o el fin de una carrera puede transformarse mañana en un renacer triunfal.
El espionaje no es sólo una herramienta: es una escalera al poder, donde la astucia y la información, como predicaba Fouché, superan dinero y fuerza bruta.
México sangra, y sin un cambio radical, el futuro no será más que un eco de las tragedias descritas por Galeano, donde el saqueo no viene de fuera, sino de las decisiones internas de quienes juraron protegerlo.
Cambiar la narrativa no solo fortalecerá la imagen del gobierno, sino que también proyectará a México como un país comprometido con la seguridad de sus ciudadanos y la cooperación internacional, sin comprometer su soberanía.
Una de las grandes paradojas del México actual es que, aunque la pobreza ha disminuido en términos generales, la violencia persiste y se ha tornado cada vez más aterradora.
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