La empresa, la heroína olvidada de México

El salario mínimo 2026 aumentará a $315.04 pesos diarios, y en la Zona Libre de la Frontera Norte (ZLFN) a $440.87, los montos más altos en la historia reciente.

El gobierno celebra estos incrementos como si fueran una dádiva propia. Lo anuncia, lo presume, lo capitaliza políticamente. Pero hay una verdad que rara vez se menciona: El gobierno no paga un solo peso de esos aumentos. Quién los paga son las empresas mexicanas: grandes, medianas, pequeñas; familiares; microempresas de barrio; talleres; comercios; industrias; negocios dirigidos por mujeres; startups de jóvenes; abarrotes, estéticas, papelerías… Son ellas, no el Estado, las que absorben el costo real del incremento. Y esa omisión en el discurso público tiene un impacto cultural, económico y moral profundo.

Los datos oficiales enfatizan:

  • +13% de aumento al salario mínimo general,
  • +5% en la frontera,
  • +154% de poder adquisitivo recuperado desde 2018,
  • 8.5 millones de personas beneficiadas,
  • 6.6 millones que salieron de la pobreza gracias al salario.

Pero no mencionan:

  • cuánto cuesta para las empresas,
  • qué pasa con las microempresas,
  • cómo afecta sus utilidades,
  • si podrán absorber el aumento sin despedir,
  • si les crecerán los impuestos,
  • cómo enfrentarán la inflación,
  • si recibirán apoyo,
  • qué implica la carga para la seguridad social,
  • cómo financian el aumento en plena desaceleración económica.

Es un silencio estratégico: el gobierno solo habla del beneficio político y social, pero nunca del costo productivo.

La empresa como heroína silenciosa: sostener la economía sin reconocimiento

México tiene 4.9 millones de unidades económicas. De ellas: 97% son micro y pequeñas empresas, dan trabajo al 70% de la fuerza laboral, pagan los salarios, financian seguridad social, cubren impuestos, generan innovación, mantienen cadenas productivas y sostienen el crecimiento.

El incremento salarial implica: aumento del costo laboral directo, aumento de cuotas al IMSS, incremento en vacaciones, pago de primas de antigüedad, mayores obligaciones fiscales, actualización de tabuladores para no generar inequidad interna.

Pero aun así, las empresas cumplen. ¿Por qué? Porque el empresario mexicano está profundamente comprometido con su gente. Porque la cultura mexicana valora el trabajo, la comunidad, la responsabilidad.

Y porque el trabajo es un bien humano, y la empresa es una comunidad de personas, no solo una entidad económica.

El costo real para una microempresa: el caso de una panadería familiar

En Mineral de la Reforma, Hidalgo, “Panadería Lupita”, con 6 empleados, enfrenta el aumento. Su propietario, Don Enrique, explica: “No digo que esté mal, al contrario. Mi gente merece ganar más. Pero si subo sueldos, tengo que subir el precio del pan… y la gente se enoja.” El dilema lo resume así:

  • si no sube precios → pierde utilidad,
  • si sube precios → pierde clientes,
  • si no puede pagar → despide,
  • si cierra → pierde todo.

Don Enrique no cuestiona la justicia del aumento, sino la soledad en la que lo enfrenta.

El gobierno lo anuncia; la empresa lo absorbe

Cuando se incrementa el salario mínimo: El gobierno NO paga: salarios, cuotas patronales, aguinaldo, vacaciones, prima vacacional, reparto de utilidades, seguros, capacitación.

La empresa SÍ paga: el aumento directo del salario, el aumento proporcional de todas las prestaciones, la carga fiscal derivada, el ajuste de tabuladores internos, los aumentos de IMSS e Infonavit, el impacto en costos totales.

El gobierno solo hace una cosa: dicta la cifra y la comunica. El empresariado la convierte en realidad económica, aunque nadie lo reconozca.

Advertencia de los economistas: aumentos sin productividad rompen el equilibrio

El CEESP, el IMCO, la OCDE y Banco de México coinciden: “Los aumentos salariales no pueden sostenerse sin un aumento simultáneo en la productividad.” Pero México lleva 20 años con productividad estancada. Aumenta salarios sin aumentar capacidad productiva. Eso presiona: precios, utilidades, empleo formal y supervivencia de empresas pequeñas. El gobierno presume aumentos que la estructura económica no acompaña.

¿Cómo afecta esto a las empresas?

1. Margen de utilidad reducido: Muchas microempresas operan con márgenes del 8 al 12%. Un aumento salarial del 13% puede comerse ese margen.

2. Aumento de costos indirectos: Cada aumento al salario mínimo arrastra: cuotas IMSS (11–21% adicionales), Infonavit (5%), impuestos, prestaciones institucionales.

3. Inequidad interna: Si el salario mínimo sube 13%, los trabajadores con 3 o 5 años de antigüedad exigen aumento similar.

4. Reducción de contrataciones: Para sobrevivir, algunas empresas: frenan contrataciones, automatizan, subcontratan, informalizan.

5. Cierre silencioso: INEGI documentó que de cada 100 negocios que nacen, solo 35 sobreviven 5 años. Los aumentos sin acompañamiento aceleran cierres.

En Puebla, María Fernanda, de 29 años, dirige una papelería con dos empleadas. “Claro que quiero pagarles más. Pero no vendo más. Todo sube: luz, renta, insumos. Si el gobierno va a subir el mínimo, ¿por qué no baja impuestos o cuotas?” Ella expresa lo que sienten miles: “Estamos solos: el gobierno anuncia y se lleva el aplauso; nosotros pagamos y cargamos el estrés.”

¿Por qué la empresa es la heroína?

Porque sostiene: el empleo, la economía real, la innovación, el desarrollo local, la capacitación, la movilidad social, la dignidad laboral. Y porque, pese a la adversidad: paga los salarios, paga los aumentos, paga las prestaciones, paga los impuestos…
y no deja de pagar. La empresa mexicana no es el enemigo, es el motor moral y económico del país.

Documentos como Centesimus Annus, Caritas in Veritate y Fratelli Tutti coinciden: “La empresa tiene una función social insustituible. Es una comunidad de personas que persiguen un bien común mediante el trabajo.” Eso implica dos responsabilidades:

1. Pagar salarios justos

2. Ser sostenidas por un entorno justo

“El Estado no debe sustituir a la sociedad civil ni sofocar la actividad empresarial.” El salario mínimo 2026 es un avance social. Pero no es un regalo del gobierno, ni un acto de generosidad presidencial. Es un sacrificio real de: emprendedores, microempresarias, comerciantes, industriales, jóvenes empresarios, empresas familiares.

Si México quiere que los aumentos salariales sigan siendo sostenibles, debe:

  • apoyar fiscalmente a las PYMES,
  • impulsar productividad,
  • garantizar seguridad,
  • reducir trámites,
  • mejorar infraestructura,
  • facilitar financiamiento,
  • fortalecer la educación técnica.

Porque sin empresas… no hay salarios. No hay aumentos. No hay empleo. No hay movilidad social. La empresa mexicana es la verdadera heroína de los aumentos salariales. México tiene que empezar a tratarla como tal.

Te puede interesar: 

@yoinfluyo

Facebook: Yo Influyo
comentarios@yoinfluyo.com

Compartir

Lo más visto

También te puede interesar

No hemos podido validar su suscripción.
Se ha realizado su suscripción.

Newsletter

Suscríbase a nuestra newsletter para recibir nuestras novedades.