La revolución de Francisco de Asís: cómo nació la tradición del Nacimiento

En millones de hogares, plazas públicas, iglesias y oficinas alrededor del mundo, una escena se repite cada diciembre: un pequeño pesebre, un niño, una madre, un padre, pastores, ángeles y animales. A veces sencillo, a veces monumental; unas veces hecho con barro, otras con madera, cristal, papel o incluso piezas tecnológicas.

El Nacimiento es, además de una tradición, una obra de arte popular y un símbolo profundo que ha acompañado a pueblos enteros por siglos.

En México, España, Italia, Polonia, Filipinas y América Latina, esta tradición no solo persiste: crece. Representa un acto de fe, pero también una afirmación cultural, estética y comunitaria.

¿Cómo surgió esta escena? ¿Qué significa realmente? ¿Por qué conquistó culturas tan diversas? Este reportaje reconstruye la historia del Nacimiento desde sus raíces medievales hasta su impacto en la identidad contemporánea.

El origen bíblico: una narración que inspiró siglos de arte

Los Evangelios de Mateo y Lucas describen el nacimiento de Jesús con elementos que posteriormente dieron forma al Nacimiento:

  • Belén.
  • Un pesebre porque “no había lugar para ellos en la posada”.
  • Pastores que reciben un anuncio celestial.
  • Sabios de Oriente guiados por una estrella.

El teólogo Joseph Ratzinger (Benedicto XVI), en su libro La infancia de Jesús, explica: “El pesebre revela que Dios entra en la historia desde la humildad, desde abajo, desde la periferia.”

Este mensaje —la dignidad que surge de la pobreza— fue lo que hizo del Nacimiento un símbolo irresistible para comunidades que vivían desigualdades y buscaban esperanza.

San Francisco de Asís: el inventor del primer Nacimiento viviente (1223)

El primer Nacimiento registrado no fue un conjunto de figuras, sino un pesebre viviente. Ocurrió en Greccio (Italia), el 24 de diciembre de 1223. San Francisco buscó transmitir el Evangelio a la gente sencilla, muchos de los cuales no sabían leer. Por eso creó una representación con:

  • Un pesebre real.
  • Animales verdaderos.
  • Habitantes que hacían de María, José y pastores.

El papa Honorio III autorizó esta iniciativa. El cronista fray Tomás de Celano escribió: “Francisco deseaba ver con sus propios ojos la pobreza en que nació el Niño y cómo fue reclinado en un pesebre.” Este primer Nacimiento cambió para siempre la vivencia de la Navidad.

Siglos XIII–XV: la expansión del Nacimiento por Europa

Tras el gesto franciscano, los monasterios y parroquias comenzaron a reproducir la escena.
Se incorporaron elementos artísticos:

  • Tallado en madera.
  • Pinturas.
  • Relieves en piedra.
  • Escenografías teatrales.

En el Renacimiento, artistas como Giotto, Botticelli y Pieter Brueghel pintaron escenas del nacimiento que influirían en los Nacimientos posteriores. Los Nacimientos pasaron de los templos a las casas de familias nobles y, siglos después, a los hogares comunes.

El Nacimiento llega a América: evangelización, creatividad y mestizaje

Con la llegada de los españoles y portugueses a América, la tradición del Nacimiento se convirtió en una herramienta pedagógica en la evangelización. Los pueblos originarios, con enorme habilidad artesanal, adoptaron y transformaron la tradición.

Los Nacimientos mexicanos son famosos por su riqueza cultural. Pueden incluir:

  • Figuras de barro, madera o cera.
  • Paisajes de pueblos mexicanos.
  • Escenas locales: campesinos, comerciantes, músicos.
  • Elementos prehispánicos como flores, animales nativos y montañas.

La antropóloga Victoria Novelo explica: “El Nacimiento mexicano es un espejo cultural: expresa nuestra identidad mestiza, nuestra fe popular y nuestra profunda capacidad de narrar a través del arte.”

Perú y Bolivia: Los pesebres andinos incluyen vestimenta tradicional, llamas y paisajes cordilleranos.

Guatemala y Centroamérica. Los Nacimientos elaborados con madera y textiles indígenas representan el sincretismo más vibrante de la región.

Asia y África: reinterpretaciones desde la identidad local

Filipinas: los ‘Belen’ gigantes y los Parol. Los filipinos hicieron suya esta tradición con creatividad inmensa. Sus pesebres pueden medir metros y combinar luces, textiles y música.

India. Los cristianos indios usan colores intensos y figuras con vestimenta surasiática.

Nigeria, Tanzania y Kenia. Los pueblos africanos han creado pesebres con figuras de piel oscura, trajes tradicionales y materiales como ébano o maderas locales. El sacerdote keniano Michael Otieno comenta: “El Nacimiento africano nos recuerda que Cristo nació también para este continente, para nuestra historia y nuestras luchas.”

El Nacimiento como lenguaje visual de la dignidad humana

El pesebre no es solo una escena bonita. Es un mensaje social y espiritual contundente:

  • El valor de la vida humana.
  • La dignidad de los pobres.
  • La necesidad de comunidad.
  • La cercanía de Dios con las periferias.

La Doctrina Social de la Iglesia identifica estos valores como pilares del bien común. Por eso, en muchos países el Nacimiento se coloca en hospitales, refugios, cárceles, escuelas y barrios marginados como símbolo de esperanza.

Nacimientos monumentales y museos: el arte que no se detiene

Hoy existen museos dedicados exclusivamente al pesebre:

  • Museo Internacional del Barroco (México).
  • Museo del Belén (España).
  • Museo del Presepe (Italia).

El Nacimiento en la vida de los jóvenes

Contrario a la idea de que es una tradición “antigua”, cada vez más jóvenes la reinterpretan:

  • Pesebres minimalistas.
  • Pesebres digitales o virtuales.
  • Proyectos artísticos.
  • Pesebres comunitarios en colonias populares.

En una encuesta de 2022 del Centro Latinoamericano de Estudios Sociales, el 64% de jóvenes cristianos considera el Nacimiento como la tradición navideña más significativa. María, joven de 23 años en Monterrey, comenta: “El Nacimiento me recuerda que la pobreza no quita dignidad. Es el símbolo más humano de la Navidad.”

El Nacimiento ha sobrevivido ocho siglos porque no es solo un objeto decorativo: es un relato universal sobre la humildad, la familia, la esperanza y la dignidad humana.Desde un pesebre improvisado en Greccio hasta los nacimientos monumentales de México, Polonia o Filipinas, esta tradición continúa inspirando a creyentes y no creyentes.

El Nacimiento habla a la humanidad en su lenguaje más profundo: el de la ternura, la fragilidad y el amor que salva. En tiempos de prisa, polarización y confusión, el pesebre sigue diciendo —sin palabras— que todos somos valiosos y que hay luz incluso en la noche más fría.

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