Trump amenaza al Mundial y a los Juegos Olímpicos

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha generado controversia en el ámbito deportivo internacional al advertir que podría reacomodarse la sede de Boston para el Mundial de 2026 y reemplazar a Los Ángeles como anfitriona de los Juegos Olímpicos de 2028. 

Las declaraciones de Trump han encendido las alarmas entre los organizadores de ambos eventos, ya que Estados Unidos comparte la organización del Mundial 2026 con México y Canadá, y el cambio de sedes podría implicar modificaciones logísticas y contractuales de gran magnitud.

El mandatario del país vecino enfatizó que, si la ciudad de Boston llegara a representar un espacio inseguro, hablará directamente con Gianni Infantino, presidente de la FIFA, para mover la sede del Gillette Stadium, recinto que tiene contemplado albergar siete partidos del Mundial de 2026.

Sin embargo, más allá de la preocupación por la seguridad, las declaraciones de Trump dejan entrever un trasfondo político. La alcaldesa de Boston, Michelle Wu, pertenece al Partido Demócrata, uno de los principales opositores al presidente republicano. Este contexto ha generado interpretaciones que apuntan a que la advertencia podría ser una forma de presión hacia las autoridades locales, más que una medida realmente motivada por cuestiones logísticas o de seguridad.

Las palabras de Trump han causado reacciones divididas, mientras algunos de sus seguidores respaldan la idea de “proteger la integridad” del evento deportivo, otros sectores consideran que se trata de un intento de politizar el deporte y usar el Mundial como herramienta de confrontación partidista. Por ahora, la FIFA no ha emitido postura oficial, aunque el tema ya comienza a generar incertidumbre entre los organizadores y las autoridades locales involucradas en el torneo.

“Podríamos llevárnoslos (los partidos del Mundial de Boston), su alcaldesa (Michelle Wu) no es buena. Es de izquierda radical, y se están apoderando de partes de Boston. Si alguien está haciendo un mal trabajo, y siento que hay condiciones inseguras, llamaría a Gianni Infantino, el presidente de FIFA, que es fenomenal y le diríamos que lleváramos la sede a otro lugar. No le gustaría hacerlo, pero lo haría”, declaró Donald Trump.

Cabe destacar que el mandatario de los Estados Unidos también ha lanzado amenazas similares hacia otras ciudades con gobiernos demócratas que serán sede de partidos del Mundial 2026, como Seattle y San Francisco, además de advertir la posibilidad de reubicar los Juegos Olímpicos de 2028, programados para celebrarse en Los Ángeles. En ambos casos, Trump ha cuestionado la seguridad, las políticas migratorias y la gestión del orden público, argumentando que estos factores podrían poner en riesgo la realización de los eventos deportivos.

Pero para todos los fanáticos del deporte que se han visto conmocionados por esta noticia, pueden estar tranquilos, pues a pesar de las advertencias del mandatario, es prácticamente imposible que Trump logre modificar las sedes de ambos eventos deportivos.

Por un lado, la FIFA mantiene contratos firmados con cada ciudad anfitriona, que establecen compromisos legales y logísticos de largo plazo. Además, miles de boletos ya fueron adquiridos por aficionados de todo el mundo para presenciar los partidos del Mundial 2026 en el Gillette Stadium, conocido temporalmente como Boston Stadium para la Copa del Mundo. Cancelar o mover esa sede implicaría romper acuerdos multimillonarios y generar un impacto económico y organizativo de gran magnitud.

En el caso de los Juegos Olímpicos de 2028, la situación es similar. El Comité Olímpico Internacional (COI) firmó acuerdos con la ciudad de Los Ángeles desde 2017, y según la Carta Olímpica, cualquier intento de modificar la sede violaría normas internacionales y podría acarrear sanciones económicas severas contra Estados Unidos.

En resumen, las declaraciones de Donald Trump parecen más una estrategia política que una posibilidad real. Las estructuras legales, financieras y logísticas que sostienen eventos de esta magnitud hacen que un cambio de sede sea prácticamente inviable. Por ahora, tanto el Mundial 2026 como los Juegos Olímpicos de 2028 seguirán firmemente programados en suelo estadounidense, sin que las advertencias del mandatario pasen de ser amenazas mediáticas con escasas probabilidades de concretarse.

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