La captura del árbitro electoral

En un sistema democrático, la confianza en las instituciones electorales es fundamental. El Instituto Nacional Electoral (INE), creado en 1990 como IFE y transformado en 2014, cumple 35 años en 2025. Durante este tiempo organizó decenas de elecciones que garantizaron la alternancia en el poder y cimentaron la transición democrática.

Pero en el presente, el organismo atraviesa su mayor crisis: una captura política que ha deteriorado su prestigio, debilitado su autonomía y sembrado dudas sobre su futuro. La llegada de Guadalupe Taddei como presidenta en 2023, propuesta directamente por el oficialismo, es vista por expertos y ciudadanos como un símbolo de que el árbitro electoral ha dejado de ser independiente.

“Lo que está en juego no es una elección más, sino la credibilidad misma del sistema democrático”, advierte el constitucionalista Diego Valadés.

Origen: del fraude a la autonomía

El antecedente del INE, el Instituto Federal Electoral (IFE), nació en 1990 tras décadas de elecciones controladas por el gobierno. El fraude de 1988 aceleró la exigencia ciudadana de contar con un árbitro imparcial.

Las reformas de 1996 dieron autonomía plena y permitieron que consejeros ciudadanos encabezaran el organismo. Fue un parteaguas: por primera vez se organizaron elecciones confiables, con credenciales de elector seguras, padrón confiable y reglas claras para partidos.

Ese legado permitió que México viviera la alternancia en el 2000, cuando Vicente Fox derrotó al PRI tras 71 años en el poder.

Evolución: logros y prestigio

El INE ha sido clave en la consolidación democrática:

  • Ha organizado más de 330 elecciones federales y locales.
  • El padrón electoral es reconocido como uno de los más confiables de América Latina.
  • En 2021, por primera vez, el Congreso de la Unión quedó integrado en casi 50% por mujeres, gracias a la vigilancia del INE en paridad de género.
  • Ha fiscalizado los recursos de partidos y candidatos, imponiendo sanciones históricas.

“El INE es patrimonio de la democracia mexicana”, solía repetir Lorenzo Córdova, expresidente del instituto.

La captura política: el INE bajo Guadalupe Taddei

El 31 de marzo de 2023, Guadalupe Taddei fue designada presidenta del INE tras un proceso cuestionado. Su cercanía con el oficialismo fue evidente: familiares en puestos políticos de Morena y una trayectoria en institutos electorales estatales alineados con el poder.

Desde entonces, el instituto ha sufrido un giro:

  • Desprestigio ciudadano: encuestas del INEGI y Latinobarómetro muestran que la confianza en el INE cayó de 65% en 2018 a menos del 50% en 2024.
  • Decisiones polémicas: críticas por su pasividad frente a campañas anticipadas y recursos desmedidos de candidatos oficialistas.
  • Debilitamiento institucional: renuncias internas, fracturas en el Consejo General y menor capacidad de fiscalización.

Para el académico Javier Aparicio: “El problema no es solo quién lo dirige, sino la pérdida de autonomía real. Un árbitro sometido al poder deja de ser árbitro”.

Desafíos actuales y futuros

Hoy, el INE enfrenta un panorama incierto:

  • Polarización extrema: se le acusa de estar “al servicio del gobierno” o de ser “un obstáculo a la voluntad popular”.
  • Desinformación digital: campañas de desprestigio y noticias falsas que erosionan su imagen.
  • Ciberseguridad: proteger el padrón electoral de ataques y filtraciones.
  • Credibilidad deteriorada: sin confianza ciudadana, cualquier resultado electoral se pondrá en duda.

En palabras de la analista Denise Dresser, El INE vive una guerra de desgaste. Si se convierte en una oficina más del gobierno, se habrá consumado un retroceso democrático de décadas.

Ciudadanía: la última defensa

A pesar de todo, millones de ciudadanos siguen participando como funcionarios de casilla y observadores electorales. En cada elección, alrededor de 1.5 millones de mexicanos son capacitados para recibir y contar votos.

“Si los consejeros fallan, nos toca a nosotros vigilar que se respete el voto”, dice Ana Rodríguez, estudiante universitaria que fue funcionaria en 2024. “El INE puede perder prestigio, pero la ciudadanía no debe dejar de defender la democracia”.

El dilema: patrimonio o rehén

A 35 años de su creación, el INE vive un dilema histórico: ¿seguirá siendo un árbitro independiente o quedará como un rehén del poder político?

La democracia requiere instituciones sólidas, no sumisas. En México, el reto es preservar esa autonomía frente a la tentación del control.

Como advierte el investigador José Antonio Crespo: “La democracia mexicana no puede sobrevivir sin un árbitro confiable. Si el INE se pliega al poder, lo que se erosiona no es solo una institución, sino la voluntad soberana de los ciudadanos”.

El INE fue creado para devolver confianza a los mexicanos tras décadas de fraudes. Hoy, paradójicamente, enfrenta el riesgo de convertirse en aquello que debía superar: un órgano electoral subordinado al poder.

El llamado es claro: la ciudadanía, los partidos y las instituciones deben defender su autonomía. Porque, como recuerda el testimonio de María Teresa López, funcionaria de casilla: “El día que dejemos solo al INE, la democracia se habrá acabado”.

En su 35 aniversario, el INE ya no solo celebra su historia: enfrenta la prueba más dura de su existencia. Y el futuro de la democracia mexicana dependerá de si logra superar el desprestigio y la captura política que hoy lo amenazan.

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