¿Un “descubrimiento”, una “conquista” o la oportunidad de reconocer nuestra diversidad cultural? La pregunta sigue abierta más de cinco siglos después del encuentro entre Europa y América. Mientras en España aún se celebra como “Fiesta Nacional” y en Estados Unidos como “Columbus Day”, en varios países latinoamericanos se ha optado por resignificar la fecha como el “Día de la Diversidad Cultural”, un giro que busca alejarse de la idea de “raza” para reivindicar la riqueza de los pueblos originarios.
En México, la discusión sigue viva. Para algunos, el 12 de octubre sigue cargado de tensiones históricas y heridas abiertas. Para otros, es una oportunidad de diálogo, reconocimiento y reconciliación.
Origen y evolución de la conmemoración
El llamado “Día de la Raza” surgió en 1913 en España, impulsado por el exministro Faustino Rodríguez-San Pedro, con la intención de exaltar la “hispanidad” y los lazos culturales entre España y América. En México, la celebración fue adoptada en 1928 durante el gobierno de Plutarco Elías Calles, en un contexto de nacionalismo y de construcción de la identidad mestiza.
Sin embargo, el concepto de “raza” hoy resulta problemático. “No existe una raza hispánica; lo que existe es una diversidad de culturas que convivieron y se enfrentaron en la historia”, señala el historiador Enrique Krauze en su ensayo De la conquista a la globalización.
De ahí que países como Argentina (Día del Respeto a la Diversidad Cultural), Bolivia (Día de la Descolonización) y Chile (Día del Encuentro de Dos Mundos) hayan optado por transformar el sentido de la fecha.
El impacto de 1492: avances y heridas
El 12 de octubre de 1492 marcó el inicio de una nueva etapa histórica. Europa trajo consigo avances tecnológicos, nuevas formas de organización social y la expansión del cristianismo. Pero también llegaron la esclavitud, el despojo de tierras, las epidemias y la desaparición de pueblos enteros.
Según estimaciones del historiador David Stannard, en su libro American Holocaust, la población indígena de América cayó de unos 60 millones en 1492 a apenas 6 millones en 1650. En México, las epidemias del siglo XVI, como la viruela, redujeron drásticamente a las comunidades nahuas, otomíes y mayas.
“Para nuestros pueblos, la llegada de los europeos significó el inicio de un largo proceso de despojo, pero también el inicio de una resistencia que sigue viva”, afirma Adelfo Regino, director del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI).
¿Qué significa hoy el 12 de octubre?
Hoy el debate gira en torno a cómo resignificar la fecha. Ya no se trata de conmemorar una “raza”, sino de valorar la diversidad cultural y reconocer las deudas históricas.
El sociólogo Roger Bartra explica que el mestizaje, entendido durante décadas como “identidad nacional única”, ocultó la persistencia de las culturas originarias y su riqueza. “En lugar de homogeneizar, debemos reconocer la pluralidad como fortaleza”, sostiene.
En México, 23 millones de personas se autoadscriben como indígenas (INEGI, Censo 2020). Sin embargo, aún enfrentan desigualdades profundas: el 74% vive en situación de pobreza, según el Coneval, y menos del 10% tiene acceso pleno a servicios de salud.
Voces que resisten y transforman
Para dar rostro a estas cifras, basta escuchar testimonios. Juana, mujer mixe de Oaxaca, comparte: “Mi abuela me enseñó a hablar nuestra lengua, pero en la escuela me decían que solo debía hablar español. Hoy enseño a mis hijos que nuestro idioma es un tesoro, no una vergüenza”.
En Chiapas, Pedro, joven tseltal, afirma: “Estudiar medicina no me ha hecho olvidar mis raíces; al contrario, quiero rescatar los conocimientos de las plantas que curaban a nuestros abuelos”. Estas voces reflejan una exigencia: que el 12 de octubre no sea un día vacío, sino un recordatorio de la dignidad y la riqueza de los pueblos originarios.
Diversidad cultural como fortaleza
La diversidad no es obstáculo, es motor. La cocina mexicana, reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, existe gracias a la fusión de ingredientes originarios como el maíz, el frijol y el chile con elementos europeos como el trigo o el ganado.
La música también lo demuestra: del son jarocho al mariachi, de los cantos rituales yaquis a las fusiones contemporáneas, lo mestizo y lo originario conviven en expresiones únicas.
“La diversidad cultural genera innovación y creatividad. Es la base de una sociedad resiliente”, subraya la antropóloga Lourdes Arizpe, exdirectora de la División de Ciencias Sociales de la UNESCO.
Desafíos pendientes
No obstante, persisten retos estructurales. Los pueblos indígenas enfrentan despojo territorial por megaproyectos, criminalización de líderes comunitarios y discriminación en el acceso a la justicia.
La Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS 2022) revela que 1 de cada 4 personas indígenas declaró haber sido discriminada por su origen étnico. Además, el 40% señaló haber recibido burlas por hablar su lengua materna en espacios públicos.
“México sigue teniendo una deuda con sus pueblos originarios. No basta con reconocimientos simbólicos, se necesitan políticas públicas efectivas”, sostiene el académico Guillermo Bonfil Batalla, autor de México profundo.
Propuestas para un futuro inclusivo
Las soluciones pasan por:
- Educación intercultural bilingüe que garantice que los niños indígenas aprendan en su lengua y en español.
- Acción afirmativa en el acceso a universidades, empleo y representación política.
- Medios de comunicación inclusivos que valoren la cultura indígena y no la caricaturicen.
- Participación política real, con representantes indígenas en espacios de toma de decisiones.
Toda persona tiene igual dignidad y que la diversidad cultural debe ser reconocida como parte del bien común.
El 12 de octubre no debe ser motivo de confrontación, sino de reflexión. En un país pluricultural como México, la fecha invita a reconocer la grandeza de nuestras raíces, pero también a corregir las injusticias históricas.
“En la diversidad cultural reside nuestra mayor riqueza. Celebrémosla, protejámosla y construyamos juntos un mundo donde todos podamos vivir con dignidad y respeto”.
Ese es el verdadero sentido del 12 de octubre en el siglo XXI.
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