El más reciente Análisis Económico Mensual (septiembre 2025) revela un panorama paradójico para México: mientras el país se consolida como noveno exportador mundial y primer socio comercial de Estados Unidos, los indicadores internos muestran debilidad. La inversión acumula diez meses de caídas consecutivas, la actividad industrial se contrae y el consumo privado apenas se sostiene.
Este contraste plantea un desafío urgente: cómo convertir el brillo del comercio exterior en bienestar tangible para las familias mexicanas.
El crecimiento: lento y por debajo del potencial
De acuerdo con cifras del INEGI, el Producto Interno Bruto (PIB) creció apenas 0.7% trimestral y 1.2% anual en el segundo trimestre de 2025.
Aunque México logró mantener estabilidad de precios durante décadas —con un crecimiento promedio real de 2.3% entre 1994 y 2019—, los datos recientes muestran un desempeño insuficiente para un país con un mercado interno en expansión y una población joven.
El pulso económico: señales de desaceleración
El Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) registró en julio una contracción de -1.2%, la mayor desde febrero de 2021. La caída se concentró en la industria, que retrocedió -2.8% anual.
El consumo privado, que refleja el gasto de los hogares, mostró un aumento anual de apenas 1.1%.
Más preocupante aún, la inversión fija bruta cayó -6.8% anual a junio y acumula diez meses consecutivos en retroceso. La debilidad en este indicador anticipa un freno en la creación de empleos y en la capacidad productiva futura.
Exportaciones: fortaleza externa, fragilidad interna
En contraste con los datos internos, México se muestra robusto en el frente externo. En 2024 alcanzó 617 mil millones de dólares en exportaciones y se consolidó como el noveno exportador mundial.
El país incluso desplazó a China como primer exportador hacia Estados Unidos. Los automóviles representaron 31.4% del total, con 194 mil millones de dólares, seguidos de maquinaria eléctrica, pantallas y manufacturas diversas.
Este éxito responde al fenómeno del nearshoring, que ha favorecido la instalación de plantas manufactureras en el norte y centro del país. Sin embargo, el reporte advierte: para aprovechar el potencial se requiere energía suficiente y limpia, infraestructura logística eficiente y seguridad pública.
Empleo: estabilidad frágil
A agosto de 2025, el IMSS registró 22.4 millones de trabajadores asegurados, con un crecimiento anual de 0.3%. Aunque se sumaron 159,591 empleos en un mes —el primer aumento tras cuatro meses de caídas—, el mercado laboral se mantiene débil. El informe precisa que no se contabilizan los trabajadores de plataformas digitales, lo que refleja una creciente informalidad tecnológica
Debilidades y amenazas:
- Crecimiento por debajo del potencial.
- Inseguridad y crimen organizado.
- Incertidumbre jurídica y pérdida de confianza.
- Insuficiencia energética.
- Deterioro fiscal y situación de Pemex.
- Posible pérdida del grado de inversión.
- Diferencias con el próximo gobierno de EE.UU. y tensiones comerciales.
Fortalezas y oportunidades:
- Economía abierta con tratados comerciales.
- Frontera con el mayor mercado mundial.
- Banco central independiente.
- Base industrial sólida.
- Población joven con sueldos competitivos.
- Potencial del nearshoring y nuevos mercados internacionales.
En este contexto, Juan José Sierra Álvarez, presidente nacional de Coparmex, ha insistido en la necesidad de fortalecer el Estado de derecho, generar condiciones para la inversión privada y garantizar políticas públicas responsables.
El propio informe subraya que el Paquete Económico 2026 es optimista pero arriesgado, pues privilegia el endeudamiento como salida.
Un futuro que exige decisiones
El balance económico de México en 2025 muestra una dualidad: potencia comercial hacia afuera, debilidad estructural hacia adentro.
Si el país quiere traducir el récord exportador en bienestar social, debe atender con urgencia la caída de la inversión, el rezago industrial y la precariedad del empleo.
Desde la Doctrina Social de la Iglesia, la economía debe estar al servicio de la persona y de la comunidad. Ello implica construir políticas que promuevan la dignidad del trabajo, la equidad distributiva y el desarrollo de largo plazo.
México se encuentra en una encrucijada: seguir atrapado en un crecimiento mediocre o dar un salto hacia una economía incluyente, competitiva y humana. La decisión marcará el rumbo de la próxima década.
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