Cada 5 de octubre, el mundo dirige su mirada hacia quienes enseñan, guían e inspiran: las y los docentes. Más que transmisores de conocimientos, son arquitectos de futuros ciudadanos, motores silenciosos del cambio social. Sin embargo, en muchos lugares su labor ocurre en condiciones precarias, con reconocimiento insuficiente, sueldos bajos y desafíos crecientes. Esta fecha no es simplemente simbólica: es una oportunidad para hacer cuentas, visibilizar tragedias y exigir compromisos reales.
Hoy, en México y en el mundo, el Día Mundial de las y los Docentes cobra renovada urgencia. Porque en tiempos de crisis educativa —brecha digital, desigualdad, deserción—, la dignidad y el empoderamiento de las y los maestros no puede seguir siendo postergado. Este reportaje profundiza en los orígenes, los retos, los testimonios y las propuestas que apuntalan la misión de reconocer y proteger a quienes todos los días moldean el tejido social desde las aulas.
Origen de la celebración
La conmemoración del Día Mundial de las y los Docentes se instauró el 5 de octubre de 1994 por iniciativa de la UNESCO y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con el respaldo de gobiernos, redes educativas y sindicatos. La fecha fue elegida para recordar la “Recomendación conjunta de la UNESCO y la OIT relativa a la situación del personal docente” adoptada en 1966, que consagra principios sobre los derechos, responsabilidades y condiciones profesionales de las y los docentes.
Este instrumento normativo, aunque no obligatoria, ha servido de brújula ética y política: señala la necesidad de asegurar formación inicial y continua, regulaciones laborales razonables, libertad pedagógica, entre otros elementos.
Rol de UNESCO y OIT
La UNESCO y la OIT operan como organismos coordinadores en el ámbito global para promover estándares educativos y laborales vinculados al magisterio. Cada año, la UNESCO lanza campañas temáticas para el Día Mundial de las y los Docentes, difundiendo informes, datos y análisis comparativos.
Además, en 2025 la UNESCO convoca la Cumbre Mundial sobre Docentes, que se celebrará los días 28 y 29 de agosto en Santiago de Chile (con reuniones relacionadas del Comité Directivo de Alto Nivel del ODS 4). En esta cumbre se buscará fortalecer compromisos internacionales para responder al desafío de la escasez docente, mejorar la valorización social de la profesión y garantizar inversión sostenida.
Tema central 2025: escuchar las voces de las y los docentes
Para 2025, el énfasis temático subraya la urgencia de dar voz y protagonismo a las y los maestros. Según la iniciativa Teacher Task Force, “el enfoque de este año subraya la urgencia de convocar y atender a las voces de los docentes para […] reconocer y beneficiarse del conocimiento experto y las aportaciones que aportan a la educación.”
Este lema busca colocar al docente en el centro de las políticas educativas, no como un receptor pasivo, sino como actor activo del cambio. Así se conecta con propuestas de “nuevo contrato social para la educación”, que incluyen su participación en la definición de agendas educativas y reformas.
¿Qué distingue a un educador comprometido?
Un docente comprometido es alguien que trasciende el mero papel de transmisor de contenidos: inspira, acompaña, adapta, celebra, corrige, despierta curiosidades. Educar no sólo es impartir clases, sino construir puentes entre conocimientos y realidades, cultivar hábitos, valores y capacidad crítica.
Algunas cualidades que definen a estos educadores:
- Pasión por la enseñanza: aman su tarea, incluso frente a obstáculos.
- Empatía y sensibilidad: son capaces de ponerse en el lugar de estudiantes con distintos ritmos, historias y contextos.
- Creatividad y adaptabilidad: elaboran estrategias ante recursos limitados, usan metodologías diferentes, innovan en el aula.
- Paciencia y resiliencia: acompañan procesos de aprendizaje, aceptan errores, resignifican tropiezos.
- Vocación ética: promueven honestidad, solidaridad, justicia, respeto, valores necesarios para la convivencia democrática.
- Formación continua: se actualizan, investigan, participan en comunidades profesionales de aprendizaje.
Su impacto en la vida de estudiantes
Un educador comprometido no solo enseña contenidos curriculares. Su incidencia puede visualizarse en:
- Formación integral: desarrolla competencias cognitivas (pensamiento crítico, razonamiento lógico, etc.), socioemocionales (autoconfianza, gestión de conflictos) y cívicas (respeto, ciudadanía).
- Motivación y sentido: cuando el docente cree en el estudiante, este cobra sentido a su aprendizaje, genera aspiraciones.
- Reducción de brechas: docentes sensibles a contextos vulnerables pueden mitigar desigualdades al adaptar estrategias y acompañamientos individuales.
- Legado social: muchos profesionistas exitosos recuerdan a un maestro que cambió su rumbo, inspiró en momentos clave.
“La enfermedad de mi madre nos dejó sin recursos para pagar tutorías, pero la maestra Rosa siempre llegó al salón con tareas extra, consejos, apoyo y palabras de ánimo. Gracias a ella pude terminar la secundaria” — relato de Camila Hernández, estudiante en zona rural de Veracruz. Este tipo de experiencias se repite en innumerables comunidades: docentes que son salvavidas académicos y humanos, en contexto de carencias estructurales.
La nobleza de su misión no exime a las y los maestros de tensiones estructurales, políticas y personales que dificultan su labor y bienestar. A continuación, los principales retos:
Falta de recursos y apoyo
Muchos planteles carecen de libros, materiales didácticos, infraestructura adecuada, conectividad, equipo tecnológico funcional. En zonas rurales o marginadas las carencias materiales son abruptas.
Cuando el maestro no tiene herramientas, su tarea se limita, su creatividad se agota, y el aprendizaje sufre.
Sobrecarga de trabajo
Las y los docentes a menudo deben atender grupos numerosos, gestionar múltiples niveles, asumir tareas administrativas, supervisión, tutorías extras o apoyos a alumnos con rezago. La burocracia educativa también les exige reportes, evaluación, concursos, gestiones.
Este cúmulo reduce su tiempo para planear, innovar, descansar y formarse.
Violencia escolar y clima adverso
En algunas escuelas hay casos de acoso, agresiones verbales o físicas, intimidación entre alumnos o incluso hacia docentes. También se enfrentan a comunidades con violencia social, narcotráfico o inseguridad que impactan el entorno escolar.
La falta de respeto, reconocimiento y mecanismos de protección deterioran su motivación y salud mental.
Bajos salarios y falta de reconocimiento
Uno de los mayores motivos de desánimo es la remuneración insuficiente frente a la responsabilidad social que recae sobre sus hombros.
- En México, el salario promedio de un profesor de educación primaria es de aproximadamente 7,890 pesos mensuales (para jornada de ~21.9 horas) según datos del portal Alto Nivel.
- Para secundaria, el promedio estimado es de 9,222 pesos mensuales.
- En la Ciudad de México, algunas estimaciones sitúan al maestro de primaria en unos 9,976 pesos mensuales.
- Cabe señalar que el gobierno anunció un incremento promedio del 8.2 % retroactivo para docentes y trabajadores de la educación, y aseguró que “ningún maestro ni trabajador de la educación ganará menos de 16 mil pesos mensuales”.
- No obstante, esos compromisos aún no han sido plenamente reconciliados con la realidad de muchas plazas estatales o partidas presupuestales locales.
Estas cifras contrastan con otras profesiones con formación similar, lo que genera fuga de talento.
Necesidad de capacitación continua
La realidad educativa cambia: nuevas tecnologías, metodologías, retos socioemocionales, educación híbrida post-pandemia, atención a la diversidad. Los docentes requieren formación permanente, acompañamiento efectivo y espacios de reflexión profesional. En muchos casos, estos procesos no están garantizados, o los docentes pagan de su bolsillo cursos o capacitaciones no reconocidas.
Situación actual y datos relevantes en México
Según datos recientes, en México hay cientos de miles de docentes distribuidos en educación preescolar, básica, media y superior.
Por ejemplo, se reporta que en 2024 unos 687 mil profesores de enseñanza primaria laboraban en el país.
En el ámbito preescolar fueron alrededor de 281 mil docentes con salario promedio de 7,300 pesos mensuales.
En secundaria, el número se estima en 322 mil profesores con ingresos promedios de 9,222 pesos.
En cuanto al género, hay un predominio femenino en los niveles básicos: en preescolar las docentes representan el 93.2 %, los hombres el 6.8 %.
Muchos docentes cuentan con título universitario, formación inicial y en algunos casos posgrado; sin embargo, no siempre tienen acceso a capacitación reconocida o acompañamiento sistemático. Las brechas entre profesores de zonas urbanas y rurales se amplían.
La Relación UNESCO-OIT enfatiza la importancia de formación inicial y permanente como pilar para garantizar calidad educativa. S
En el primer trimestre de 2025, la informalidad laboral para maestros de primaria fue del 8.99 %, menor que el promedio nacional (54.3 %).
Sin embargo, esa cifra revela que una proporción significativa de docentes trabaja con condiciones precarias o sin estabilidad laboral, especialmente en escuelas estatales o subsistemas no federales.
El salario promedio reportado en la ocupación “Profesores de nivel básico” varía entre $5,560 y $9,790 MXN según edad, género y formalidad.
En el nivel medio y superior, los salarios promedio oscilan más alto, pero también con brechas según disciplina, institución, antigüedad o ubicación.
Deserción docente y abandono escolar
La tensión laboral, el estrés, la baja remuneración y el desgaste emocional contribuyen al abandono de la profesión docente, especialmente en contextos difíciles.
Por otro lado, la deserción escolar —abandono de estudiantes— está estrechamente vinculada con la calidad del acompañamiento docente: cuando hay pocos recursos, pocos docentes o alta rotación, los estudiantes se desalientan.
Aunque no siempre se encuentran cifras oficiales actualizadas específicas, varias investigaciones plantean que la falta de calidad docente es una de las causas recurrentes del rezago educativo en México.
Impacto social y económico de la labor docente
Cada docente forma generaciones que luego ingresan al mundo laboral, al civismo, al emprendimiento, al quehacer cultural. Invertir en docentes es invertir en el capital humano que sostiene el crecimiento sostenible de un país.
Estudios económicos demuestran que mejoras en la calidad educativa pueden repercutir en mayores ingresos promedio, reducción de pobreza y mayor productividad nacional. Un buen maestro puede aumentar las ganancias futuras de sus estudiantes.
El docente comprometido es clave en contextos de vulnerabilidad: puede cerrar brechas culturales, lingüísticas, de género, migratorias o de discapacidad. Ayuda a que estudiantes históricamente excluidos accedan con dignidad al conocimiento.
La educación con valores fomenta ciudadanos críticos, informados, capaces de participar en la vida democrática. Las y los docentes desempeñan un papel central al inculcar valores como la justicia, la solidaridad, el respeto, la responsabilidad y la fraternidad, que están alineados con la Doctrina Social de la Iglesia.
En muchas comunidades, el maestro es agente de cohesión social: modera conflictos, promueve convivencia pacífica, impulsa proyectos comunitarios más allá de la escuela.
Propuestas y acciones para mejorar la situación de las y los docentes
Para transformar la precariedad en dignidad, se requieren políticas públicas integrales y voluntad política sostenida. A continuación, algunas propuestas:
1. Elevar los presupuestos para educación y planta docente
Destinar recursos públicos suficientes para garantizar que ninguna plaza docente quede sin contrato formal. Que los aumentos salariales correspondan al costo de vida y al nivel de responsabilidad social.
2. Implementar un salario digno homogéneo
Fortalecer los salarios básicos y complementarios para que ningún docente gane menos de lo estipulado (por ejemplo, el compromiso de 16 mil pesos) y reducir brechas estatales.
3. Profesionalización certificada y continua
Crear programas nacionales estables de formación docente, con certificación reconocida, acompañamiento, mentorías y comunidades de práctica docente que garanticen actualización constante.
4. Incentivos para zonas rurales y contextos difíciles
Bonificaciones adicionales, apoyos de vivienda, subsidios, acceso prioritario a recursos para quienes trabajen en escuelas de alta marginación.
5. Reconocimiento social y programas de estímulo
Premios, menciones públicas, estímulos a la innovación pedagógica, acceso a formación especializada para docentes destacados.
6. Participación docente en políticas educativas
Incluir a maestros en comités curriculares, diseño educativo, evaluación de políticas, para que su voz esté en la toma de decisiones.
7. Mejoras en infraestructura y provisión de recursos
Dotar escuelas de materiales educativos, laboratorios, conectividad, bibliotecas, herramientas digitales y soporte técnico.
8. Protección ante violencia y salud mental
Protocolos de protección, mecanismos de denuncia, asesoría psicológica, acompañamiento ante el desgaste emocional.
Las y los docentes son agentes invisibles del cambio: custodian el presente de millones de estudiantes mientras construyen el futuro de la nación. Celebrar el Día Mundial de las y los Docentes es reconocer que no basta con palabras: exige compromisos, inversiones y transformaciones estructurales.
Hoy más que nunca, en medio de retos globales como el déficit de maestros —se estima que para 2030 se necesitarán 44 millones de docentes adicionales para lograr educación universal—, y con México enfrentando desigualdades educativas profundas, el llamado es claro: no podemos pedir cuentas a los estudiantes si no cuidamos a quienes los forman.
La dignidad de la persona, el bien común, la solidaridad y la subsidiariedad— se impone que una sociedad decente proteja a sus maestros, los reconozca como sujetos de derechos y los empodere como sujetos de transformación.
Invertir en educación es invertir en justicia, paz y prosperidad. No hablamos de gasto: hablamos de inversión. Hoy, como sociedad, tenemos la oportunidad histórica de elevar la enseñanza: apoyemos, dignifiquemos y honremos a quienes todos los días iluminan aulas y destinos. Porque sin docentes no hay futuro.
Facebook: Yo Influyo
comentarios@yoinfluyo.com