La noche de ayer, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) entregó a la Cámara de Diputados el Paquete Económico 2026, el último que cubrirá de manera completa el sexenio de Claudia Sheinbaum. El documento llega en un contexto complejo: el déficit público se mantendrá en 4.1% del Producto Interno Bruto (PIB), una cifra elevada que confirma que la administración seguirá financiando programas y proyectos prioritarios con deuda. Al mismo tiempo, las proyecciones de crecimiento económico para los próximos años son modestas, oscilando entre 1.5% y 2.5% anual, lo que implica un futuro de bajo dinamismo para la economía mexicana.
El déficit: ¿gasto social o deuda para el futuro?
De acuerdo con el documento de Perspectivas de Finanzas Públicas 2025-2031, el balance presupuestario seguirá en terreno negativo, con un déficit que se estabilizaría ligeramente después de 2026, pero que en el corto plazo representa un riesgo de sostenibilidad.
“El gobierno está apostando a que la economía crezca lo suficiente para absorber el endeudamiento. Sin embargo, con proyecciones de apenas 2% anual, difícilmente se generará la recaudación necesaria”, advirtió Raymundo Tenorio, economista del Tec de Monterrey, en entrevistas recientes sobre las finanzas públicas.
El Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) —la medida más amplia de la deuda— se ubicaría en 57.4% del PIB en 2026, un nivel que si bien está por debajo de los países desarrollados, resulta preocupante para una economía emergente con baja capacidad recaudatoria.
Un crecimiento insuficiente
El Marco Macroeconómico 2024-2031 plantea que México apenas alcanzará un crecimiento entre 1.5 y 2.5% en los próximos cinco años. Esta cifra refleja la falta de motores internos: baja inversión privada, incertidumbre regulatoria y un entorno internacional adverso.
La consultora Oxford Economics ha señalado que la economía mexicana “se sostiene más por las remesas y el nearshoring que por políticas públicas claras de fomento a la inversión”. Y aunque el gobierno ha presumido la llegada de nuevas plantas automotrices y electrónicas, los efectos se verán de forma gradual, no inmediata.
En contraste, Estados Unidos —principal socio comercial— crecerá en torno al 2%, lo que implica que México seguirá atado a los vaivenes de la economía norteamericana.
Reasignaciones en el presupuesto: quién gana y quién pierde
El Gasto Programable 2025-2026 revela ajustes importantes en los ramos administrativos. Entre los ganadores se encuentran:
- Bienestar, que sube de 579,883 a 674,510 millones de pesos (+16.4%), consolidando los programas sociales como prioridad política.
- Educación Pública, que pasa de 450,897 a 497,802 millones (+10.4%).
- Salud, con un aumento de 3.3%, alcanzando 352,000 millones de pesos, aunque especialistas consideran insuficiente el monto frente a las carencias del sistema.
En contraste, los grandes perdedores son:
- Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, que baja -5.4%, reflejando el cierre de proyectos como el Tren Maya.
- Medio Ambiente y Recursos Naturales, que recorta -8.4% en un momento de sequías y crisis climática.
- Turismo, con una caída de -19.6%, después de años de gasto concentrado en el Tren Maya.
El politólogo José Antonio Crespo explicó que estas reasignaciones muestran “una visión cortoplacista: se mantiene el gasto social para sostener la base electoral, pero se sacrifican sectores estratégicos como medio ambiente e infraestructura, que son esenciales para el futuro”.
El impacto en la vida cotidiana
Más allá de las cifras macroeconómicas, el Paquete Económico 2026 tiene efectos directos en la población. María del Carmen López, enfermera del IMSS en Iztapalapa, expresó su preocupación: “Dicen que aumentan el presupuesto en salud, pero en la clínica donde trabajo seguimos sin medicinas suficientes ni equipo. El dinero no llega a donde se necesita”.
Por su parte, Daniel Hernández, un joven ingeniero de 27 años que busca empleo, señaló: “El crecimiento de 2% no nos sirve a los jóvenes. Necesitamos trabajos de calidad, no sobrevivir con empleos temporales o en la informalidad”.
Perspectiva social y ética
La gestión de los recursos públicos debería orientarse a la promoción del bien común, la justicia social y la solidaridad intergeneracional. En este sentido, un déficit que compromete a las generaciones futuras plantea un dilema ético: ¿es válido endeudar al país para sostener políticas sociales presentes si no se garantiza crecimiento y productividad?
El papa Francisco ha señalado en repetidas ocasiones que “la deuda no debe convertirse en una carga insoportable para los pueblos”, recordando que el desarrollo auténtico debe ser sostenible y respetuoso de la dignidad humana.
Un presupuesto de claroscuros
El Paquete Económico 2026 llega con tres grandes mensajes:
- El gasto social seguirá siendo prioridad, a costa de otras áreas como infraestructura, medio ambiente y turismo.
- El déficit se mantiene elevado, lo que implica más deuda y compromisos para las siguientes generaciones.
- El crecimiento económico será insuficiente, con tasas de apenas 2%, lejos de lo que el país necesita para generar empleos de calidad.
En suma, México se enfrenta a un dilema: mantener programas sociales que dan alivio inmediato pero que no resuelven los problemas estructurales, o reorientar el presupuesto hacia sectores que impulsen crecimiento de largo plazo. El debate apenas comienza en el Congreso, pero lo cierto es que los jóvenes y trabajadores del presente serán quienes paguen los costos del mañana.



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