¿La pobreza bajó o cambió la pregunta?

La medición de la pobreza en México ha estado bajo los reflectores desde hace décadas. Este año, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) presentó una reducción notable en la pobreza multidimensional. Sin embargo, el cambio en la entidad responsable —del Coneval al Inegi— y ajustes en la formulación de las preguntas han puesto en entredicho si esos avances son reales o si responden a modificaciones metodológicas que alteran el tablero estadístico. Este reportaje indaga el trasfondo de esa aparente buena noticia: ¿habrá menos pobres o simplemente se midió de otra manera?

Contexto histórico y cambio institucional

Desde 2008, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) se encargaba de medir la pobreza multidimensional utilizando la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), bajo criterios validados y un enfoque independiente. Sin embargo, el Congreso eliminó al Coneval, y el Inegi asumió esas funciones —aunque sin atribuciones legales plenas para evaluar políticas sociales— en un proceso que ha sido ampliamente criticado 

Gonzalo Hernández Licona, exsecretario ejecutivo del Coneval, cuestiona que el Inegi, al depender del gobierno y sin experiencia en evaluación social, asuma esa tarea sensible: “La medición de la pobreza es políticamente sensible y requiere un ente independiente con credibilidad” 

Datos oficiales: la caída de la pobreza

Los resultados de la medición de pobreza multidimensional publicadas el 13 de agosto de 2025 indican que entre 2022 y 2024, la población en pobreza bajó de 46.8 a 38.5 millones —una reducción de 8.3 millones de personas— y la pobreza extrema se redujo de 9.1 a 7.0 millones ($5.3 %$). En cuanto al porcentaje de personas en pobreza: pasó de 36.3 % en 2022 a 29.6 % en 2024 

El Inegi atribuye parte de esa disminución a los efectos positivos de los programas sociales. Sin ellos, la pobreza habría sido de 32.8 % en lugar de 29.6 % 

Adicionalmente, rebajos en carencias sociales como acceso a educación, salud, vivienda y alimentación contribuyeron, aunque el porcentaje de población vulnerable (aquellos con carencias sin clasificarse como pobre) aumentó en 2.7 puntos porcentuales hasta 32.2 % 

La metodología y el cambio en las preguntas

INEGI asegura que mantiene la metodología del Coneval y los lineamientos de la Ley General de Desarrollo Social, lo que permite continuidad y comparabilidad. Sin embargo, reconoce que la ENIGH de 2024 actualizó preguntas sociodemográficas y clasificaciones tras consultas públicas y pruebas cognitivas 

Especialistas alertan que el cambio en la formulación de preguntas de salud —a raíz del fin del Seguro Popular y la llegada del INSABI— puede haber modificado los resultados en carencias por acceso a servicios médicos. Además, artículos recientes resaltan que estas modificaciones generan dudas sobre la calidad, rigor e imparcialidad de los datos.

María López, madre indígena de Chiapas, con sus dos hijos menores de cinco años, es uno de los rostros más afectados por la pobreza extrema —una realidad que, según el INEGI, representa al 29 % de quienes hablan lengua indígena. “A veces sí compramos algo de comida, pero casi nunca medicinas… si las preguntas ahora son distintas, siento que seguimos igual”, dice con voz queda. Su testimonio refleja que, más allá de porcentajes, hay vidas que no cambian con un ajuste estadístico.

Defender la dignidad humana, especialmente de los más pobres y vulnerables no es un juego o una lucha de números. Desde esa perspectiva, la pobreza no solo debe cuantificarse: debe combatirse desde políticas que garanticen justicia social. Si el cambio metodológico crea una falsa sensación de avance, se estaría traicionando ese principio de solidaridad y responsabilidad colectiva.

México necesita mediciones transparentes que impulsen acciones reales: fortalecer la seguridad social, el acceso a salud, calidad educativa y empleo digno, sobre todo para pueblos indígenas, niños menores de cinco años y quienes viven con carencias multidimensionales.

La reducción de la pobreza reportada por el INEGI es significativa en cifras: millones de personas habrían salido de esa condición entre 2022 y 2024. No obstante, el cambio institucional (de Coneval a INEGI), ajustes en preguntas y dudas sobre imparcialidad metodológica siembran incertidumbre sobre si esa caída refleja una mejora real o simplemente estadística.

Es fundamental que se preserve la transparencia institucional y se abra el acceso a la nota técnica, para que académicos, sociedad civil y la ciudadanía evalúen con rigor el proceso. El testimonio de personas como María debe seguir siendo el corazón de las mediciones, no sólo los números.

Se impone mantener un compromiso con la verdad y la justicia social. México merece una medición honesta de la pobreza y, sobre todo, políticas que la reduzcan de verdad.

Bibliografía de fuentes consultadas

  • INEGI: Boletín y análisis de pobreza multidimensional 2024, reducción de pobreza y vulnerabilidad 
  • Datos porcentuales de población en pobreza 2022 vs 2024 
  • Cambios metodológicos y en preguntas (ENIGH, salud) 
  • Disolución de Coneval y críticas de Hernández Licona 

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