En materia de salud, no hay peor gobierno que el de Morena. Los años que ha gobernado están marcados —para siempre— como los de la tragedia sanitaria. No sólo quitaron el Seguro Popular y dejaron de dar mantenimiento a la infraestructura médica, sino que también quitaron los tratamientos gratuitos para las niñas y niños con cáncer, porque prefirieron ahorrarse el dinero que implicaba ese gasto. El desabasto de medicinas que marcó el gobierno de López Obrador no ha podido tampoco solucionarse en este gobierno, también de Morena. Hoy, el desabasto de medicinas alcanza niveles nunca antes vistos y está provocando muertes.
Nariz Roja AC es una organización civil que, desde hace quince años, se ha preocupado por los niños y niñas con cáncer. Su profesionalismo ha sido ejemplar. Esta asociación encabezó las marchas realizadas los días 9 y 10 de agosto en varias ciudades del país. Algunas fueron más numerosas que otras, pero en todas se reunieron familias, amistades y pacientes para exigir las medicinas que no llegan para curar distintos tipos de enfermedades.
Es indignante que en un país donde el derecho a recibir medicinas era parte de la vida diaria, hoy se ignore esta necesidad con la arrogancia y la soberbia propia de los funcionarios morenistas. Como es natural, cada promesa que hace el gobierno genera en los familiares de los pacientes la esperanza de que, esta vez sí, se les cumplirá. Hasta ahora, como sucedió sistemáticamente en el gobierno de López Obrador, se han quedado con la ilusión porque el gobierno no ha resuelto un problema que tendría que haber sido prioritario: hospitales y centros de salud sin medicinas, sin aparatos, sin mantenimiento, sin camas y sin infraestructura adecuada.
Desde el presupuesto que Morena y sus aliados aprobaron para el 2025 no se contempló ninguna medida para compensar el desabasto ya acumulado desde el sexenio pasado. Al contrario, el presupuesto en salud se redujo en más de 113 mil millones de pesos y todavía tienen un subejercicio del presupuesto resultado de la ineptitud y crueldad administrativa que les caracteriza. Por ello, no debería sorprendernos el desabasto de medicinas ni el deterioro hospitalario: son consecuencia de decisiones tomadas en el gobierno.
Hace unos meses, el gobierno en una mañanera prometió que las medicinas llegarían a partir del primero de agosto de este año. La necesidad y la esperanza hicieron que los representantes de Nariz Roja celebraran el anuncio. Sin embargo, el compromiso no fue cierto. Después, el gobierno volvió a prometer que llegarían para el 15 de agosto. Al gobierno ya no se le cree.
Por eso Nariz Roja mantuvo la protesta y el fin de semana expresamos nuestra solidaridad y nuestra exigencia por las tan necesitadas medicinas. Los medios y las redes sociales difundieron imágenes de las manifestaciones. Tuve la oportunidad de acompañarlos en la Ciudad de México. Estos son algunos de los mensajes que los asistentes portaron para levantar la voz:
“No hay medicinas, sólo falsas promesas. Gobierno indolente y mentiroso”.
“Mañaneras, trenes y aviones sí, pero ¿para medicamentos no? El pueblo puede morir ¿dónde está la congruencia?”.
“¡El cáncer NO espera, necesitamos tratamientos! ¡Por ti, por mí y por ellos!”
“Sin medicinas no hay tratamiento, sin tratamiento no hay vida”. “La enfermedad no espera trámites”. “La 4T nos está matando al destruir el sistema de salud”. “Otorgar medicinas no es un favor, es una obligación del gobierno”. “Cada día sin medicinas es un paso que el cáncer gana. Hoy marcho por ti, hija mía y por todos los niños que merecen vivir”.
“Un país sin medicinas para sus niños pierde humanidad.”
“Mi papá fue abandonado por el sistema. Mientras él esperaba el cáncer avanzó. Hoy mi papá ya no está. Hoy soy su voz y la de todos. Su fuerza y su amor me guían para alzar la voz: queremos medicina”.
He escrito sólo algunos ejemplos. Pienso que éstos y las voces de quienes los hicieron serían suficientes para conmover las voluntades de quienes se ocupan del abasto de medicinas. Si esta situación y este entorno de constante sufrimiento no les conmueve como para resolver el desabasto y dejar de enviar los recursos a rubros que no son tan importantes ni tan urgentes como la salud de los mexicanos más vulnerables, entonces ya no les conmueve nada.
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