El giro inesperado del empleo digital en México

Durante años, la narrativa en torno al trabajo en plataformas digitales estuvo marcada por la precariedad, la informalidad y la falta de derechos laborales. Sin embargo, en un giro inesperado —y con importantes implicaciones sociales— las cifras oficiales revelan que este sector contribuyó a la creación de 1.29 millones de empleos formales entre 2023 y 2025, de acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el análisis más reciente del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL).

Este fenómeno no solo representa una oportunidad económica para miles de jóvenes, sino también una transformación estructural en el mundo del trabajo en México. Un fenómeno que interpela directamente a la Doctrina Social de la Iglesia, al valorar el trabajo digno como fundamento de la justicia social, y que revela el potencial de la tecnología para crear inclusión.

Contexto: El largo camino hacia la formalidad digital

Hasta hace poco, trabajos como conductor de Uber, repartidor de Rappi o vendedor por Mercado Libre eran considerados sinónimo de precariedad laboral. A diferencia del empleo formal, estas actividades solían carecer de acceso a seguridad social, prestaciones y estabilidad jurídica. En 2021, el INEGI estimaba que el 56% de la población ocupada trabajaba en la informalidad, y muchos de ellos eran parte de este ecosistema digital.

Pero las cosas comenzaron a cambiar cuando diversas plataformas iniciaron modelos híbridos de contratación y el gobierno mexicano, a través del IMSS, habilitó mecanismos de afiliación voluntaria para trabajadores independientes. El resultado: entre enero de 2023 y junio de 2025, el empleo formal vinculado a plataformas creció casi un 18% anual, con mayor incidencia en zonas urbanas y entre jóvenes de 20 a 35 años.

Las cifras que respaldan la tendencia

  • 1.29 millones de nuevos empleos formales atribuidos directa o indirectamente a plataformas digitales (IMSS, julio 2025).
  • 83% de los nuevos trabajadores formales en este sector tiene entre 18 y 35 años.
  • Según la UNAM, un 38% de los trabajadores digitales formalizados reportan ingresos mayores a 8,000 pesos mensuales, un salto frente al promedio de la economía informal (5,200 pesos).
  • El Observatorio del Trabajo Digital de México (OTDM) estima que las plataformas digitales ya representan el 8.7% del total de empleos formales del país.

¿Cómo sucedió esto?

El crecimiento del empleo formal en plataformas se debe a una combinación de factores:

1. Iniciativa privada responsable: Empresas como DiDi, Uber, Mercado Libre y Rappi comenzaron a ofrecer esquemas de seguridad social mediante afiliaciones voluntarias, seguros de accidentes y programas de lealtad. Algunas incluso firmaron convenios con el IMSS para facilitar la inscripción directa de sus colaboradores. “Decidimos asumir parte del costo de la seguridad social de nuestros socios conductores porque creemos que el trabajo digno es parte del futuro de las plataformas”, señaló Carlos Olivares, director de Políticas Públicas de Uber México.

2. Ajustes regulatorios graduales: Aunque sin una legislación específica, diversas entidades federativas —como Ciudad de México, Jalisco y Nuevo León— han emitido lineamientos para promover la formalización laboral en este tipo de actividades, con incentivos fiscales para plataformas que promuevan el alta en el IMSS.

3. Cultura laboral emergente entre los jóvenes: Los trabajadores menores de 35 años valoran la flexibilidad, pero también la seguridad. “Antes creía que tener seguro era solo para Godínez, pero luego de un accidente en moto, me di de alta por mi cuenta. Hoy tengo seguro de gastos médicos y cotizo al Infonavit”, cuenta Jesús Ramírez, repartidor de 29 años en Guadalajara.

El caso de Luisa Martínez, una joven de 24 años que trabaja como vendedora independiente en redes sociales, resume el fenómeno: “Mi papá decía que no tenía un trabajo ‘de verdad’, hasta que le enseñé mi recibo del IMSS. Vendo ropa por Instagram y Mercado Libre, y hace un año me inscribí como trabajadora independiente. Hoy tengo seguro y hasta ahorros para el retiro”.

Historias como la de Luisa revelan un cambio profundo: la formalidad ya no se consigue solo desde una oficina, sino desde un smartphone.

Críticas y desafíos: ¿todo es positivo?

Aunque el crecimiento del empleo formal por plataformas es una buena noticia, también ha generado debates sobre la calidad de estos trabajos:

  • Derechos laborales limitados: muchos trabajadores siguen sin contar con vacaciones, aguinaldo o licencias por enfermedad.
  • Alta rotación: según el ITESM, el 62% de los empleados en plataformas no permanece más de 18 meses en la misma actividad.
  • Carga financiera sobre el trabajador: los esquemas actuales permiten cotizar, pero los costos de afiliación recaen mayoritariamente sobre el usuario.

La OIT (Organización Internacional del Trabajo) ha instado a los gobiernos a regular las plataformas para evitar una “nueva forma de precariedad maquillada de formalidad”.

Un fenómeno global, con rostro mexicano

El caso mexicano no es aislado. Países como Chile, Brasil y España han vivido procesos similares, aunque con diferentes enfoques regulatorios. Mientras en España se obligó a las plataformas a contratar como empleados a los repartidores (“Ley Rider”), en México se ha optado por un modelo más flexible pero voluntario.

Esta realidad plantea la necesidad de redefinir el concepto de empleo formal, adaptándolo a la era digital, pero sin perder los principios de justicia laboral.

El crecimiento de 1.3 millones de empleos formales gracias a plataformas digitales representa una transformación profunda del modelo laboral mexicano. Para los jóvenes, es una puerta de entrada al mundo laboral con derechos, y para el país, una vía para reducir la informalidad estructural que afecta a millones de familias.

Sin embargo, este avance requiere de acompañamiento legal, conciencia empresarial y políticas públicas que no solo midan cifras, sino protejan personas. “El trabajo no es solo una mercancía, sino una actividad humana con dignidad y valor en sí misma” (Laborem Exercens, Juan Pablo II).

Formalizar el trabajo en plataformas no es solo un cambio estadístico. Es una oportunidad para dignificar a millones que hoy construyen el país desde una bicicleta, un coche o un teclado.

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