¿Por qué los mexicanos siguen migrando masivamente a Estados Unidos y qué implica esto para el desarrollo y el tejido social de México?
El dato que no se puede ignorar
A pesar de los discursos antimigrantes, los muros y las políticas de disuasión, el 77.9% de los cruces irregulares hacia Estados Unidos en mayo de 2024 fueron protagonizados por mexicanos. Así lo revela el último informe de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés). De los 12,452 encuentros registrados en la frontera sur ese mes, 9,695 correspondieron a connacionales.
Este dato no solo desnuda la fragilidad de la narrativa sobre que “los migrantes ya no son mexicanos”, sino que refleja un fenómeno estructural no resuelto: México sigue expulsando a su gente por falta de oportunidades, desigualdad regional, salarios precarios y ausencia de una política integral de desarrollo humano.
¿Criminalizar al que se va o mirar al país que no retiene?
En lugar de ver al migrante como un delincuente o un “problema”, hay que hacer una pregunta incómoda: ¿qué país empuja a casi 10 mil personas cada mes a irse sin papeles a EE.UU.?. Como ha comentado Mariana Campos, directora de México Evalúa, la política social en México ha sido asistencialista, no generadora de movilidad real.
Muchos migrantes trabajan en sectores donde no son reemplazables fácilmente, como la agricultura, la construcción o los servicios domésticos. Criminalizar a quien los contrata es ignorar la economía binacional en la que México provee fuerza laboral vital, pero sin una estrategia que cuide su propio desarrollo poblacional.
Un país que envejece y se queda sin manos
Según datos de la CONAPO, México está en una transición demográfica acelerada: la tasa de fecundidad bajó de 7 hijos por mujer en 1960 a 1.8 en 2023, por debajo del nivel de reemplazo poblacional. Al mismo tiempo, el INEGI advierte que para 2050 uno de cada cuatro mexicanos será mayor de 60 años.
Mientras el país envejece, la juventud migra. Y el modelo económico no está revirtiendo esa tendencia. Para el economista Raymundo Tenorio, el mayor error de México es no haber construido una política poblacional activa que articule educación, salud, empleo y migración.
Migración, desarrollo y política poblacional: piezas del mismo rompecabezas
Lo que está en juego no es solo un fenómeno fronterizo: es el futuro del país. Si no se desarrollan políticas que permitan:
- Retener talento en sus regiones de origen
- Atraer migrantes de otros países que quieran establecerse en México
- Incentivar la natalidad con condiciones dignas para las familias
- Integrar a los jóvenes al mercado laboral formal con salarios competitivos
- Reconocer la migración como una válvula económica y no como una amenaza
México enfrentará un colapso de productividad sin precedentes. El sector empresarial también tiene una deuda: el capital humano ha sido descuidado. “Nos ocupamos de tecnología e infraestructura, pero no del recurso más vital: las personas”, señala el sociólogo Carlos López.
Daniel, joven michoacano de 26 años, cruzó hace dos meses a EE.UU. por el desierto de Arizona. Era su segundo intento. “Aquí trabajaba en una panadería y ganaba 2,000 pesos a la semana. No me alcanzaba ni para el huevo. En Texas gano 500 dólares semanales en jardinería. No sé si soy ilegal, pero aquí sí me alcanza para vivir”.
Como Daniel, miles de mexicanos no huyen de una guerra, pero sí de una economía que no les ofrece futuro. El problema no es solo que se van, sino que México no les da motivos para quedarse.
México necesita urgentemente una estrategia nacional de población que incluya tanto la gestión de la migración como la atracción de nuevas generaciones y el cuidado de quienes sostienen la economía con su trabajo.
Es hora de entender que sin gente no hay país, sin jóvenes no hay futuro, y que sin políticas poblacionales, la migración seguirá siendo la salida más viable para miles de mexicanos.
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