En México, el cuidado ha sido históricamente una carga invisibilizada, feminizada y privatizada. A pesar de que el país enfrenta una de las mayores tasas de dependencia infantil de la región y una creciente población adulta mayor, no existe un organismo de primer nivel que proteja a la familia ni una política pública integral que garantice el derecho a cuidar y ser cuidado.
El sexenio de Andrés Manuel López Obrador trajo consigo una de las decisiones más controversiales en materia de cuidados: el cierre del programa de estancias infantiles en 2019, que atendía a más de 300 mil niñas y niños, principalmente de madres trabajadoras de bajos recursos. La sustitución por apoyos económicos directos no logró sustituir el servicio estructural que representaban esas guarderías, dejando a miles de mujeres fuera del mercado laboral o expuestas a soluciones informales y de bajo estándar.
Según datos de CONEVAL, tras el cierre de las guarderías:
- Más de 80 mil madres dejaron de trabajar o buscar empleo.
- La cobertura formal de cuidado infantil cayó del 43% al 28% en zonas urbanas.
- Se redujo el acceso a servicios de estimulación temprana, salud y alimentación en la primera infancia.
La promesa de Sheinbaum: ¿un nuevo pacto social?
En campaña, Claudia Sheinbaum prometió crear un Sistema Nacional de Cuidados. La propuesta incluye integrar servicios para infancia, personas mayores, personas con discapacidad y cuidadores, desde una visión de derechos humanos y corresponsabilidad social.
Sin embargo, aún no existe un diseño claro, ni se ha definido si:
- Tendrá un organismo de alto nivel (como un Consejo Nacional de Cuidados).
- Se asignarán recursos presupuestales multianuales.
- Existirá coordinación entre municipios, estados y federación.
- Se creará infraestructura o se dependerá de servicios existentes.
El problema es estructural
- No existe un “ministerio de familia” ni un organismo de coordinación nacional.
- Los programas actuales están dispersos entre SNDIF, SEP, IMSS, ISSSTE, STPS y gobiernos estatales, sin rectoría clara ni indicadores comunes.
- La carga sigue recayendo en mujeres no remuneradas: el 76% del trabajo de cuidados en México es no pagado (INEGI, 2022).
- Las personas cuidadoras formales carecen de regulación, salarios dignos y acceso a seguridad social.
No es solo cuestión de guarderías
Confundir un sistema de cuidados con un conjunto de guarderías sería un error estratégico. Lo que se necesita es una arquitectura institucional robusta, con los siguientes componentes:
- Cuidado infantil, pero también de adultos mayores, personas con discapacidad o enfermedad crónica.
- Apoyo y formación a cuidadores formales e informales.
- Licencias laborales remuneradas y corresponsabilidad empresarial.
- Centros de día, redes comunitarias y visitas domiciliarias.
- Integración de políticas de salud, educación, trabajo y desarrollo social.
México no parte de cero, pero sí de un terreno erosionado por omisiones, recortes y dispersión. La promesa de Sheinbaum abre una ventana de oportunidad, pero requerirá voluntad política, coordinación federal y participación social para no repetir errores. Cuidar no es dar caridad: es construir futuro con justicia.
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