Dinamarca es uno de los países más felices del mundo y no es coincidencia. Lo que hay detrás de sus altos niveles de bienestar es un sistema robusto de cuidados universales que acompaña a cada persona a lo largo de su vida. Aquí, cuidar no es una responsabilidad exclusiva de las familias, sino una tarea pública, profesionalizada y accesible, sostenida por una cultura de equidad y corresponsabilidad.
Un sistema de bienestar integral y descentralizado
El modelo danés combina inversión estatal, corresponsabilidad municipal y un fuerte compromiso ciudadano. Todos los residentes, sin importar su condición económica o laboral, tienen acceso garantizado a servicios de cuidado infantil, atención domiciliaria para personas mayores, centros de día y licencias familiares.
Ejes del sistema danés:
- Educación y cuidado infantil (ECEC): guarderías y jardines infantiles con cobertura casi total desde el primer año.
- Licencia parental compartida de hasta 52 semanas, con pago del 100% durante parte del período.
- Cuidado geriátrico universal: servicios gratuitos o altamente subsidiados en el domicilio o residencias.
- Visitas a domicilio posparto obligatorias por personal de salud.
- Centros de día y redes de acompañamiento para personas mayores en todos los municipios.
Cifras que respaldan el modelo
- El 97% de los niños de 3 a 5 años está inscrito en servicios de cuidado formal, y el 67% desde los 0 a 2 años.
- El gasto público en cuidado infantil y familia es del 1.5% del PIB, y el gasto total en servicios sociales supera el 30% del presupuesto estatal.
- La participación laboral femenina supera el 77%.
- El 83% de las personas mayores reciben algún tipo de apoyo público para cuidado en casa.
- La satisfacción ciudadana con los servicios de cuidado supera el 85%, según encuestas gubernamentales.
Impacto en la sociedad danesa
- Confianza social y equidad – El acceso igualitario a servicios de cuidado fortalece la cohesión social. Nadie queda excluido por su nivel de ingreso. Se construye una ciudadanía que confía en el Estado y en su comunidad.
- Integración de la vida laboral y familiar – El sistema está diseñado para que nadie tenga que elegir entre cuidar o trabajar. Las licencias, horarios flexibles y servicios públicos permiten armonizar la vida familiar con el desarrollo profesional.
- Envejecimiento con dignidad – Los servicios para personas mayores priorizan la autonomía y la vida en casa, con cuidados personalizados, tecnología de apoyo y participación activa en la comunidad.
Testimonios
“El jardín infantil de mi hija es público, profesional y cerca de casa. Como madre trabajadora, no podría pedir más”, dice Mette, enfermera en Aarhus.
“Mi madre tiene Alzheimer. Cada día recibe visitas del servicio municipal. Yo puedo seguir trabajando sin culpa ni miedo”, cuenta Poul, empleado bancario en Copenhague.
“Después del parto, una enfermera vino a casa tres veces. Me ayudó con lactancia, vacunas y salud mental. Aquí, nadie cría sola”, relata Rikke, madre primeriza.
Desafíos actuales
Dinamarca enfrenta tensiones presupuestales y una población envejecida que crecerá 20% en los próximos 10 años. Sin embargo, la innovación tecnológica, el diálogo social y el consenso político mantienen el sistema adaptándose sin perder su esencia: la dignidad humana en el centro.
Lecciones para México
- La universalidad debe ser el principio rector de cualquier sistema de cuidados: acceso para todos, sin importar ingreso.
- Es urgente fortalecer los municipios con recursos y capacidades técnicas para implementar cuidados locales.
- La profesionalización de cuidadoras y cuidadores es clave para la calidad y dignidad del sistema.
- Las visitas domiciliarias de salud pueden prevenir abandono y fortalecer la primera infancia.
Dinamarca demuestra que cuidar no es una carga, sino una base de la prosperidad colectiva. Cuando el Estado asume su rol como cuidador, las familias respiran, las mujeres avanzan, los niños aprenden y los mayores viven con dignidad. Es un modelo donde cuidar es gobernar bien.
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