De vigilante a omiso: CNDH

En 1990, tras una creciente presión nacional e internacional por la violación sistemática de derechos humanos, el gobierno mexicano estableció la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) como un órgano autónomo del Estado, cuyo objetivo era vigilar, denunciar y proteger los derechos fundamentales de la población. Nacía así una institución con el mandato de ser la conciencia ética del país.

“La creación de la CNDH fue un parteaguas. México se incorporaba, al menos en el discurso, a la corriente global de protección de derechos humanos”, señala el doctor Sergio Aguayo, académico del Colegio de México y uno de los impulsores del organismo en sus inicios.

La institución surgió en el contexto de reformas democratizadoras impulsadas a fines de los años 80, ante denuncias internacionales por desapariciones forzadas, represión estudiantil y abuso de autoridad por parte de las fuerzas de seguridad.

Avances significativos: cuando la CNDH tuvo voz

Durante sus primeras dos décadas, la CNDH tuvo un papel destacado en la visibilización de graves violaciones. Emitió recomendaciones históricas en casos como Acteal (1997), la matanza de 45 indígenas en Chiapas; la represión en Atenco (2006); y la guardería ABC (2009). Además, impulsó reformas legales que reforzaron el marco de derechos en México, como la inclusión del principio pro persona en la Constitución y la reforma de 2011 en derechos humanos.

“Hubo momentos en los que la CNDH fue incómoda para el poder. Esa es la mejor señal de que estaba cumpliendo su función”, recuerda Emilio Álvarez Icaza, ex secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

En su mejor etapa, la Comisión logró reconocimiento internacional e incluso colaboró con organismos como la ONU y la CIDH en temas de migración, justicia penal y derechos de la infancia.

Una institución en crisis

Pero los años dorados se fueron desdibujando. Desde la década de 2010, la CNDH comenzó a enfrentar severas críticas: recomendaciones no vinculantes que rara vez eran acatadas, falta de seguimiento efectivo y, sobre todo, una percepción creciente de cooptación política.

El punto más crítico llegó con el nombramiento de Rosario Piedra Ibarra en 2019, impulsada por el partido en el poder, Morena. Su elección fue tachada de ilegítima por diversas organizaciones sociales y defensores de derechos humanos. Desde entonces, la CNDH ha sido acusada de silencio cómplice, especialmente en temas delicados como la violencia contra periodistas, las desapariciones forzadas y los abusos militares.

“Ya no hay confianza. La CNDH no alza la voz cuando más se necesita”, afirma Raymundo Ramos, presidente del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, quien ha documentado ejecuciones extrajudiciales por parte de fuerzas armadas.

¿Qué ha sido de la CNDH en los últimos años?

Hoy, la institución atraviesa un período de descrédito. Según la encuesta nacional del INEGI sobre confianza institucional (2023), solo el 27% de los mexicanos confía en la CNDH, una caída de más de 20 puntos respecto a una década atrás.

Su actual gestión ha reducido significativamente la emisión de recomendaciones, ha enfrentado renuncias internas por desacuerdos éticos y ha sido omisa ante hechos como la represión de migrantes en el sur del país o los asesinatos de defensores del medio ambiente.

“En lugar de ser contrapeso, parece que se ha vuelto brazo propagandístico del gobierno”, opinó Ana Laura Magaloni, jurista y ex aspirante a la Suprema Corte de Justicia.

Los desafíos que enfrenta

México vive una de sus etapas más críticas en materia de derechos humanos: más de 110 mil desaparecidos, un promedio de 10 mujeres asesinadas cada día, y una creciente censura hacia periodistas y defensores civiles. En este contexto, la CNDH debería ser una institución fuerte, confiable e independiente.

Sin embargo, enfrenta grandes retos:

  • Recuperar su credibilidad y autonomía.
  • Establecer mecanismos reales de exigencia y cumplimiento de sus recomendaciones.
  • Fortalecer su vinculación con organizaciones civiles, víctimas y organismos internacionales.
  • Contar con recursos humanos y financieros adecuados.

María del Socorro Hernández, madre de un joven desaparecido en Jalisco desde 2020, cuenta su experiencia: “Fuimos hasta la Ciudad de México para entregar evidencia a la CNDH. Ni siquiera nos dejaron entrar. Nos mandaron con un correo electrónico. ¿Así se supone que nos ayudan?”.

Historias como la de María se repiten en todo el país, alimentando la percepción de que la institución ha dejado de estar del lado de las víctimas.

La CNDH fue, durante años, símbolo de esperanza para miles de víctimas en México. Hoy, muchos sienten que esa esperanza se ha diluido. Sin embargo, su razón de ser sigue más vigente que nunca. En un país donde la violencia, la impunidad y el abuso siguen marcando la vida diaria, fortalecer a la CNDH no es solo deseable: es urgente.

Recuperar su voz, su independencia y su capacidad de acción será fundamental para reconstruir la confianza ciudadana y dar respuesta a los millones de mexicanos que aún esperan justicia.

  • CNDH. Informes Anuales (1991-2023)
  • INEGI, Encuesta Nacional de Confianza Institucional, 2023.
  • Entrevistas a Sergio Aguayo, Emilio Álvarez Icaza, Raymundo Ramos.
  • CIDH y ONU-DH México, reportes sobre situación de derechos humanos.
  • Análisis de Fundar, Artículo 19 y Red TDT.

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