En el México contemporáneo, la sociedad civil enfrenta una encrucijada. Aunque legalmente existe el derecho de asociación y participación, la realidad muestra obstáculos crecientes para su ejercicio efectivo. En contextos democráticos, una sociedad civil fuerte y activa es piedra angular para el equilibrio de poderes, la exigencia ciudadana y el desarrollo integral. Pero en nuestro país, aún predomina una cultura política que oscila entre la desconfianza hacia la ciudadanía organizada y la cooptación de sus causas.
Como expresó Ana Laura Magaloni, jurista e investigadora del CIDE, no hay democracia funcional sin una ciudadanía activa que haga contrapeso. Y eso en México aún no se ha consolidado plenamente.
¿Qué es la Sociedad Civil?
La sociedad civil comprende el conjunto de organizaciones, movimientos, colectivos y asociaciones que, sin depender directamente del Estado o del mercado, buscan incidir en la vida pública. Puede tratarse de OSCs (organizaciones de la sociedad civil), redes ciudadanas, agrupaciones religiosas, movimientos estudiantiles, barriales o ambientalistas.
Su misión es triple: vigilar, proponer y proteger. Vigilar al poder político; proponer soluciones sociales, y proteger derechos humanos, libertades civiles y causas comunes.
Como ha comentado el sociólogo Manuel Castells, la sociedad civil es el espacio donde se construye la libertad de los ciudadanos más allá del control institucional.
Estado Actual de la Sociedad Civil en México
México cuenta con más de 45 mil organizaciones registradas en el SAT como donatarias autorizadas, pero menos del 30% accede a recursos públicos o donaciones privadas constantes (Cemefi, 2023). La mayoría son pequeñas, con operación limitada y escasa capacidad para incidir a gran escala.
El Informe Civic Space Monitor de CIVICUS (2024) clasifica a México como un país con “espacio cívico obstruido”, junto a naciones como Guatemala o India. Entre las principales amenazas identificadas: vigilancia ilegal a defensores, uso del aparato fiscal para intimidar a OSCs críticas y campañas de desprestigio desde el poder.
Un ejemplo de ello fue la difamación pública contra colectivos feministas y ambientalistas durante protestas legítimas. “Nos tratan como si fuéramos criminales por alzar la voz”, denuncia Fernanda Romero, integrante de un colectivo de búsqueda de personas desaparecidas en Jalisco.
La Importancia de la Sociedad Civil
Las democracias modernas no se sostienen solo por elecciones. Necesitan vigilancia permanente, y ahí entra la sociedad civil: documentando abusos, exigiendo cuentas, litigando derechos, creando conciencia.
México debe mucho a su sociedad civil. Fue clave en la presión para la creación del INAI, en las luchas por justicia en Ayotzinapa, en la denuncia del feminicidio y en la promoción de derechos indígenas. Las OSCs han sido los ojos que ven donde el Estado prefiere no mirar.
A nivel internacional, países como Canadá, Alemania o Uruguay cuentan con marcos robustos de protección y fomento a las OSCs. En Alemania, por ejemplo, el gobierno destina más del 0.8% de su PIB a la cooperación con organizaciones sociales. En México, esa cifra no supera el 0.05%.
Factores que Impiden su Desarrollo
Los principales factores que debilitan a la sociedad civil mexicana incluyen:
- Represión y criminalización: La Red Nacional de Organismos Civiles “Todos los Derechos para Todos y Todas” documentó 163 agresiones contra defensores de derechos humanos solo en 2023.
- Falta de apoyo institucional: Desde 2019 se han eliminado más de 20 fondos públicos que apoyaban a OSCs en salud, infancia, cultura y medio ambiente.
- Desigualdad social y desinformación: Solo el 13% de los mexicanos participa en alguna forma de organización ciudadana (Latinobarómetro 2023), y la mayoría desconoce qué hace la sociedad civil o cree que “viven de subsidios”.
Esto genera un círculo vicioso: menos apoyo = menos impacto = más prejuicio.
Los Beneficios de una Sociedad Civil Activa
Una sociedad civil fuerte no solo vigila, también construye país. Según el Banco Mundial, los países con mayor participación ciudadana tienden a tener mejores niveles de gobernanza, mayor control de la corrupción y servicios públicos más eficientes.
En Chile, la presión de organizaciones ciudadanas permitió redactar una nueva constitución desde la participación popular. En Colombia, el proceso de paz se sostuvo en gran medida por el respaldo de OSCs locales. En Sudáfrica, los movimientos ciudadanos fueron clave en el fin del apartheid.
México no puede quedarse atrás. Como ha afirmado la activista mixe Eufrosina Cruz, sin ciudadanía activa no hay democracia viva, solo simulación.
México necesita más que nunca una sociedad civil libre, fuerte y protegida. En tiempos de polarización, violencia y retrocesos democráticos, la ciudadanía organizada representa un contrapeso vital al poder y una fuente de esperanza para los más vulnerables.
Fortalecerla implica reformas legales, financiamiento transparente, seguridad para los activistas y educación ciudadana desde las escuelas. Pero sobre todo, requiere voluntad política y una narrativa pública que deje de ver a la sociedad civil como enemiga.
“Mi hija desapareció hace dos años. Sin las colectivas, sin las otras madres, yo estaría sola. Ellas son mi fuerza y mi justicia”, concluye Rosario García, madre buscadora de Sinaloa. Su testimonio es la prueba de que, cuando el Estado falla, la sociedad civil sostiene la vida.
- CIVICUS Monitor, “Civic Space Report 2024”.
- CEMEFI (2023). Panorama del sector filantrópico en México.
- INEGI. Encuesta Nacional sobre Cultura Cívica (ENCUCI) 2020.
- Latinobarómetro 2023.
- Banco Mundial. “Voice and Accountability” Index.
- Entrevistas a activistas de colectivos locales, archivo personal de testimonios.
- Declaraciones públicas de Ana Laura Magaloni, Mauricio Merino y Eufrosina Cruz en foros de participación ciudadana.
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