De Rerum Novarum a Fratelli Tutti: el camino vivo de la DSI

¿Cuál ha sido el camino desde la primera Encíclica social desde León XIII hasta la última Encíclica del Papa Francisco?  A continuación una breve relatoría

Rerum Novarum – León XIII, 1891

Esta encíclica marca un hito en la historia de la Iglesia y del pensamiento social moderno. Publicada en pleno auge de la Revolución Industrial, Rerum Novarum denuncia las condiciones inhumanas de la clase trabajadora, sometida a jornadas excesivas, salarios de subsistencia, falta de protección legal y abandono moral. León XIII rechaza tanto el socialismo (por negar la propiedad privada y promover la lucha de clases) como el liberalismo económico sin freno (por dejar al obrero a merced del capital).

Defiende con claridad:

  • El derecho a la propiedad privada, pero con una función social.
  • El derecho a un salario justo que permita sostener a la familia.
  • El derecho a formar sindicatos libres como herramienta de defensa obrera.
  • El deber del Estado de intervenir para corregir desigualdades y garantizar el bien común.

Propone una visión del trabajo como vocación y dignificación humana, y de la sociedad como un cuerpo orgánico donde cada clase debe cooperar, no enfrentarse. Es fundacional porque sienta los principios rectores de toda la Doctrina Social de la Iglesia (DSI): dignidad humana, bien común, solidaridad y subsidiariedad.

Quadragesimo Anno – Pío XI, 1931

A los 40 años de Rerum Novarum, el mundo enfrentaba la Gran Depresión y el ascenso de regímenes totalitarios. En este contexto, Pío XI profundiza el análisis de León XIII y desarrolla nuevos principios. Condena la “dictadura económica” ejercida por unos pocos a costa del bienestar colectivo y advierte que el liberalismo económico extremo genera injusticia estructural. También rechaza el colectivismo marxista por anular la libertad y la dignidad de la persona.

Aporta con fuerza dos pilares nuevos de la DSI:

  • El principio de subsidiariedad, que indica que lo que puede hacer una instancia menor (persona, familia, comunidad) no debe ser absorbido por una mayor (Estado).
  • La idea de una reconstrucción del orden social basada en cuerpos intermedios: corporaciones de trabajadores, profesionales y empleadores que organicen la economía desde la justicia, en vez de la pura competencia.

Quadragesimo Anno tiene una dimensión estructural: no se limita a proteger a los trabajadores, sino que propone cambiar el modelo socioeconómico, haciendo alusión a una “reforma profunda del orden social y económico cristianamente concebido”.

Mater et Magistra – Juan XXIII, 1961

A 70 años de Rerum Novarum, esta encíclica aborda el cambio acelerado del mundo postbélico: industrialización, urbanización, desigualdades Norte-Sur y avances técnicos. Juan XXIII subraya que la justicia social no se limita a las relaciones laborales, sino que abarca el orden económico internacional, donde muchos países viven aún en la pobreza estructural.

Temas centrales:

  • La función social de la propiedad, que obliga a su uso solidario.
  • El destino universal de los bienes frente a la acumulación desmedida.
  • La necesidad de cooperación internacional para superar la brecha entre países desarrollados y en desarrollo.
  • El rol de la Iglesia no como poder político, sino como conciencia ética que llama a la acción.

Introduce además el concepto de la doctrina social como parte integral del anuncio del Evangelio, señalando que no es un “apéndice” de la fe, sino expresión concreta del amor cristiano en la vida pública.

Pacem in Terris – Juan XXIII, 1963

Publicada en plena Guerra Fría, apenas dos meses antes de la muerte de Juan XXIII, esta encíclica representa un salto cualitativo en la Doctrina Social de la Iglesia. Es la primera dirigida no solo a los católicos, sino “a todos los hombres de buena voluntad”, y tiene un tono universalista. El Papa plantea que la paz verdadera solo es posible sobre los pilares de verdad, justicia, amor y libertad, y que esa paz exige el reconocimiento y respeto de los derechos humanos universales: a la vida, al trabajo digno, a la libertad religiosa, a la educación, a migrar, a asociarse.

Sus aportes clave:

  • Establece una teología política de los derechos humanos, reconociéndolos como parte de la ley natural y de la dignidad dada por Dios.
  • Reclama un orden político y económico internacional más justo, señalando que la guerra —y especialmente la guerra nuclear— ya no puede ser vista como un medio legítimo.
  • Reafirma la función del Estado como garante de los derechos, pero también llama a estructuras supranacionales que aseguren la paz, anticipando el rol de la ONU.

Pacem in Terris inaugura una nueva era del magisterio social, donde la Iglesia se posiciona como conciencia moral global, defensora activa de la paz frente al conflicto ideológico Este-Oeste.

Populorum Progressio – Pablo VI, 1967

Considerada por muchos como la Rerum Novarum del desarrollo, esta encíclica está profundamente marcada por el contexto del Tercer Mundo y la descolonización. Pablo VI denuncia con contundencia las nuevas formas de colonialismo económico, el crecimiento de la brecha entre países ricos y pobres y la injusticia estructural en el comercio y la inversión.

Plantea una visión profética del desarrollo:

  • El desarrollo auténtico debe ser integral, es decir, de toda la persona y de todas las personas.
  • Introduce la idea de que “el desarrollo es el nuevo nombre de la paz”.
  • Critica duramente el lucro como fin absoluto, el egoísmo nacional y la pasividad frente a la miseria estructural.
  • Llama a una solidaridad global activa y a reformas profundas en las estructuras internacionales de comercio, crédito y cooperación.

Populorum Progressio fue altamente influyente en organismos como la ONU, el Banco Mundial y ONGs, y abrió el camino a una Iglesia más comprometida con la justicia global.

Octogesima Adveniens – Pablo VI, 1971

Esta carta apostólica fue escrita con motivo de los 80 años de Rerum Novarum. Aunque no es una encíclica formal, tiene un enorme peso doctrinal. Su novedad es que reconoce la pluralidad de respuestas políticas legítimas dentro del cristianismo, y llama especialmente a los laicos a comprometerse en la transformación del mundo.

Elementos centrales:

  • Denuncia la urbanización deshumanizante, la marginación, la contaminación y la discriminación (racial, de género, cultural).
  • Rechaza tanto la ideología capitalista como las soluciones marxistas, pero reconoce que los cristianos deben involucrarse en política concreta, sin delegar su fe a lo espiritual.
  • Introduce una ética de discernimiento contextualizado: no hay soluciones únicas para todos los lugares; cada comunidad debe aplicar los principios del Evangelio en su realidad.

Esta carta anticipa muchas de las tensiones que definirán el siglo XXI: identidad cultural, política ecológica, desigualdad urbana, desarraigo. Y pone el foco en la responsabilidad del laicado.

Laborem Exercens – Juan Pablo II, 1981

Esta encíclica es un homenaje al 90 aniversario de Rerum Novarum, pero tiene una originalidad contundente: sitúa el trabajo humano en el centro de la cuestión social, afirmando que el trabajo no solo es medio de subsistencia, sino vía de realización personal, vocación y participación en la obra creadora de Dios.

Sus afirmaciones principales:

  • El trabajo tiene prioridad sobre el capital: el trabajador es sujeto, el capital es instrumento.
  • Denuncia la explotación, la desocupación estructural, el trabajo precario y el deterioro de condiciones laborales.
  • Defiende el sindicalismo libre como expresión de la dignidad obrera.
  • Propone una espiritualidad del trabajo, retomando el ejemplo de Cristo obrero.

Con Laborem Exercens, Juan Pablo II se coloca en el corazón de las luchas laborales de su tiempo y revitaliza la ética del trabajo como clave de la justicia social.

Sollicitudo Rei Socialis – Juan Pablo II, 1987

Publicada 20 años después de Populorum Progressio, esta encíclica reafirma la visión cristiana del desarrollo, pero introduce una dimensión más espiritual y estructural. Juan Pablo II advierte que el subdesarrollo no es solo carencia material, sino también fruto de decisiones políticas, egoísmo colectivo y estructuras injustas que generan dependencia y exclusión.

Aportes clave:

  • Introduce el concepto de “estructuras de pecado”, es decir, sistemas que institucionalizan la injusticia (deuda externa, armas, mercados desiguales).
  • Enfatiza la opción preferencial por los pobres como criterio evangélico central.
  • Habla de la interdependencia global, pero no solo técnica o económica, sino moral, que exige solidaridad activa.
  • Llama a la conversión de los países ricos y de los individuos que viven en la abundancia indiferente.

Sollicitudo Rei Socialis da un paso decisivo hacia la ética de la solidaridad: no basta la ayuda humanitaria, se requiere transformación profunda de las relaciones globales.

Centesimus Annus – Juan Pablo II, 1991

Esta encíclica, publicada al cumplirse 100 años de Rerum Novarum, es una reflexión sobre el fin del comunismo y la transformación del mundo con la caída del Muro de Berlín. Juan Pablo II ofrece una crítica matizada al capitalismo, reconociendo sus logros en libertad, innovación y democracia, pero advirtiendo de sus límites morales.

Ejes centrales:

  • Afirma que la economía de mercado es legítima si se orienta al bien común, respeta la dignidad humana y no absolutiza el lucro.
  • Insiste en que la libertad económica requiere una base ética y cultural sólida, o se convierte en fuente de desigualdad.
  • Condena el consumismo, el relativismo moral y la idolatría del mercado.
  • Reitera que la doctrina social de la Iglesia no es una tercera vía entre capitalismo y socialismo, sino un camino propio basado en la dignidad de la persona.

Es uno de los textos más influyentes de Juan Pablo II, leído ampliamente también fuera de la Iglesia, por su crítica profunda al neoliberalismo sin caer en recetas ideológicas.

Caritas in Veritate – Benedicto XVI, 2009

Publicada en medio de la crisis financiera global de 2008, esta encíclica retoma la línea de desarrollo integral planteada por Pablo VI, pero incorpora la complejidad contemporánea: biotecnología, desregulación financiera, cambio climático, migración, individualismo digital.

Puntos clave:

  • Propone el concepto de “desarrollo integral humano en la caridad y en la verdad”.
  • Insiste en que el progreso debe ser ético, y que sin referencia a la verdad del ser humano no hay justicia posible.
  • Denuncia las fallas del sistema financiero global y la especulación desenfrenada.
  • Introduce la responsabilidad ambiental como parte de la justicia intergeneracional.
  • Pide un sistema económico global con gobernanza ética supranacional, para garantizar los derechos universales.

Con tono filosófico y teológico, Caritas in Veritate propone una síntesis entre tecnología, ética y fe, y anticipa el surgimiento de temas como la economía de comunión y las finanzas éticas.

Laudato Si’ – Francisco, 2015

Considerada la primera gran encíclica ecológica de la historia, Laudato Si’ es un llamado urgente a una conversión ecológica integral. El Papa Francisco parte del clamor de la tierra y de los pobres, y establece que la crisis ambiental no puede separarse de la crisis social.

Ejes principales:

  • Plantea una ecología integral que vincula medio ambiente, pobreza, economía, cultura y vida cotidiana.
  • Denuncia la lógica del “usar y tirar” como raíz de la degradación ambiental y humana.
  • Propone el cuidado de la casa común como una forma concreta de vivir la espiritualidad cristiana.
  • Insta a un nuevo paradigma de desarrollo: menos extractivista, más humano y sustentable.
  • Critica el modelo financiero desregulado, el poder tecnocrático y la indiferencia global ante el sufrimiento.

Es una encíclica profética, interdisciplinaria y valiente, que ha impactado tanto en la Iglesia como en foros ambientales, académicos y políticos a nivel mundial (COP21, ONU, economistas).

Fratelli Tutti – Francisco, 2020

Nacida en plena pandemia de COVID-19, Fratelli Tutti es una propuesta para reconstruir la sociedad desde la fraternidad universal. Parte de una profunda crítica a la cultura del descarte, la polarización ideológica y la violencia que atraviesan al mundo, y propone un nuevo modelo de política, economía y espiritualidad social.

Propuestas esenciales:

  • Llama a una cultura del encuentro donde el diálogo, la escucha y el cuidado sean el centro de la convivencia.
  • Propone una política con amor, capaz de anteponer el bien común a los intereses corporativos o partidistas.
  • Denuncia los muros (físicos y simbólicos) que dividen a los pueblos, los migrantes y las culturas.
  • Reivindica al Buen Samaritano como modelo del cristiano comprometido con el otro, incluso si es “distinto”.
  • Invita a construir una fraternidad sin fronteras, inspirada en San Francisco de Asís y en figuras como el beato Carlos de Foucauld y Martin Luther King.

Es un llamado pastoral y social a rehacer los vínculos humanos con misericordia, compasión y responsabilidad global.

Cuáles, dadas estas Encíclicas, han sido los principios permanentes de la Doctrina Social

  • Dignidad humana: cada persona tiene un valor sagrado y único.
  • Bien común: condiciones sociales que permiten la realización de todos.
  • Solidaridad: compromiso concreto con los más vulnerables.
  • Subsidiariedad: cercanía y protagonismo de las instancias menores.

Criterios de juicio:

  • El trabajo tiene prioridad sobre el capital.
  • La propiedad privada tiene función social.
  • La justicia social estructura la convivencia.
  • El destino universal de los bienes guía la distribución.

¿Por qué Rerum Novarum sigue siendo la encíclica más importante?

Porque inaugura una nueva conciencia eclesial, al afirmar que la Iglesia no puede ser neutral ante la injusticia. León XIII abre una tradición profética que atraviesa el siglo XX y XXI, con documentos que han acompañado el drama del trabajo, la guerra, la pobreza, la exclusión y ahora la ecología.

Rerum Novarum no es solo el origen, es también el fundamento. Desde ella, la Iglesia ha aprendido a leer los signos de los tiempos, a juzgar desde el Evangelio, y a actuar con esperanza. Su legado continúa hoy, no como palabra antigua, sino como semilla viva.

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