Justicia estructural, no flores en mayo

Mientras millones de mexicanos celebran el Día de la Madre con flores, mariachis o desayunos especiales, millones de mujeres seguirán cocinando, limpiando y cuidando ese día, sin paga, sin descanso y sin derechos.

En México, el 75% del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado es realizado por mujeres, la mayoría madres. Este trabajo sostiene hogares, comunidades y al propio Estado, pero sigue siendo invisible en las políticas públicas y en la economía formal.

“Es como si viviéramos para todos, menos para nosotras mismas”, dice Gloria Hernández, ama de casa de 47 años y madre de tres hijos en Zacatecas.

La triple jornada: una maternidad sin respiro

La Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (ENUT) del INEGI (2022) confirma que las mujeres en México dedican:

  • 22.5 horas semanales al trabajo doméstico
  • 19.8 horas al cuidado de otros
  • Más de 40 horas si tienen empleo formal

Esto significa que muchas madres trabajan entre 65 y 80 horas a la semana, sin remuneración alguna por casi la mitad de esa carga.

“Lo llaman amor, pero es trabajo. Y como no se paga, ni se valora, ni se protege, duele”, afirma la académica María Ángeles Durán, pionera en estudios de economía del cuidado.

¿Cuánto vale ese trabajo? Más que Pemex, más que el turismo

El trabajo no remunerado de cuidados y doméstico representa el 24.3% del PIB nacional, según el INEGI. Es decir:

  • El Estado mexicano obtiene más valor económico del trabajo de las amas de casa que del petróleo.
  • Si se pagara este trabajo al salario mínimo, superaría los 5 billones de pesos anuales.

Y sin embargo, las mujeres que lo realizan no tienen derecho a jubilación, seguro social, vacaciones ni licencia de enfermedad.

¿Y el Sistema Nacional de Cuidados en México?

Desde 2020, se han presentado propuestas legislativas para crear un Sistema Nacional de Cuidados (SNC), con el objetivo de:

  • Redistribuir el trabajo doméstico y de cuidados.
  • Proveer servicios públicos (guarderías, estancias, atención a mayores).
  • Profesionalizar a las cuidadoras.

Pero el sistema no ha sido implementado por falta de voluntad política y presupuesto federal. De hecho, más del 70% de las estancias infantiles fueron cerradas entre 2019 y 2021.

La Red de Cuidados México advierte:

“Sin un SNC, la desigualdad de género se reproduce desde la cuna.”

Iniciativas aisladas de retomar las guarderías o darle dinero a las mujeres, son curitas para un cáncer, resulta esencial un SISTEMA NACIONAL DE CUIDADOS que verdaderamente genere la estructura para que hombres y mujeres podamos asistir al trabajo con la plena seguridad de que hijos, enfermos y ancianos, están bien cuidados y a salvo.

¿Qué están haciendo otros países? Soluciones que sí funcionan

🇳🇴 Noruega: corresponsabilidad y bienestar

  • Desde los años 90, Noruega tiene un sistema integral de cuidado infantil, con guarderías gratuitas desde el primer año.
  • La licencia de paternidad obligatoria (15 semanas) fomenta la participación de los hombres.
  • El gobierno invierte casi el 2% del PIB en políticas de conciliación.

“Cuidar no es solo cosa de mujeres. Es deber del Estado y derecho de la infancia”, declaró en 2021 la ministra de Igualdad Kjersti Toppe.

🇫🇷 Francia: servicios y derechos desde el nacimiento

  • Las madres tienen acceso a licencia remunerada de maternidad de 16 semanas y paternidad de 28 días.
  • Existen redes de cuidadores profesionales certificados subsidiadas por el Estado.
  • El “cheque servicio universal” permite pagar a cuidadores con apoyo fiscal.

“Una madre no debería elegir entre trabajar o cuidar: puede hacer ambas si el sistema la apoya”, sostuvo Emmanuel Macron en su reforma de la “Stratégie Nationale de Soutien à la Parentalité” (2022).

🇨🇱 Chile: avances hacia la corresponsabilidad

  • Implementó en 2021 un Registro Nacional de Cuidados que reconoce a personas cuidadoras.
  • Programas de apoyo para madres cuidadoras de personas con discapacidad o dependencia.
  • Impulso al Sistema Nacional Integral de Cuidados, con enfoque de género y descentralización.

La ministra de la Mujer, Antonia Orellana, declaró:

“No habrá autonomía económica de las mujeres sin corresponsabilidad social de los cuidados.”

Juana Morales, madre soltera en Chiapas:

“Trabajo en la tortilla y cuando cierro, regreso a cuidar a mi hijo con autismo. Estoy cansada todo el tiempo. Me gustaría estudiar, pero no tengo con quién dejarlo.”

Elvira Sánchez, ama de casa en León:

“Si tuviera un lugar donde dejar a mi mamá unas horas, podría conseguir empleo. Pero aquí todo recae en mí.”

Estas voces revelan lo que las cifras resumen: miles de mujeres han sido condenadas a vivir por y para otros, sin apoyos, sin respiro, sin autonomía.

El respaldo moral: lo que dice la Doctrina Social de la Iglesia

La Doctrina Social de la Iglesia reconoce el trabajo doméstico y de cuidado como digno, esencial y merecedor de protección.

En Compendio de la DSI (n. 251) se afirma:

“Es necesario revalorizar el trabajo doméstico, a menudo realizado por mujeres, garantizando condiciones de justicia y protección social.”

Y en Caritas in Veritate (Benedicto XVI, 2009):

“La familia necesita políticas que aseguren el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, permitiendo a las mujeres no renunciar a su vocación por falta de apoyo.”

Justicia estructural, no flores en mayo

Celebrar a las madres no basta si el sistema las explota, las olvida o las sacrifica. Reconocer su labor implica construir:

  • Un Sistema Nacional de Cuidados funcional y con presupuesto.
  • Políticas laborales de conciliación reales, no simbólicas.
  • Cultura de corresponsabilidad desde el hogar y desde el Estado.
  • Protección legal y económica para las cuidadoras no remuneradas.

Sin cuidados, no hay país. Y sin justicia para las que cuidan, no hay futuro digno, ni para ellas, ni para quienes dependen de ellas.

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