Salud, tragedia nacional

En el México que se declara “humanista” y coloca, según su Plan Nacional de Desarrollo (PND), la dignidad humana como centro de sus políticas públicas, más de 16 millones de personas no tienen acceso efectivo a servicios de salud. La contradicción es brutal: se presume respeto a la persona, pero se le niega atención médica oportuna, medicinas esenciales o una cama de hospital.

“Mi hijo tiene epilepsia y desde hace cuatro meses no hay su medicamento en el centro de salud. Nos dijeron que lo compráramos por fuera, pero cuesta más de 1,800 pesos al mes. Ya no podemos más”, relata entre lágrimas Clara Gutiérrez, madre de familia en Ecatepec. Su historia no es la excepción. Es la norma de un sistema que convierte un derecho en una carrera de obstáculos.

Un sistema en crisis: datos que desmienten el discurso

Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2022, cerca del 45% de la población no está afiliada a ningún sistema de salud pública funcional. Además, el 35% de los hogares gastaron de su bolsillo en consultas, medicamentos o estudios.

El informe 2023 de FUNDAR, Centro de Análisis e Investigación, destaca que el gasto público en salud cayó de 2.9% del PIB en 2015 a solo 2.5% en 2023, muy por debajo del mínimo recomendado por la OMS (6%). Esta reducción impacta directamente en la capacidad de atención, personal médico y cobertura de servicios.

“En los hospitales ya ni lo básico tienen. Me tocó hacer guardias donde no había ni guantes ni suturas. Eso nos expone a todos, pacientes y médicos por igual”, denuncia el doctor Luis Pedraza, médico general en una clínica de Chiapas.

El desabasto estructural

Desde 2019, organizaciones como Nosotrxs, en su iniciativa #CeroDesabasto, han documentado más de 10,000 reportes ciudadanos por falta de medicamentos, particularmente oncológicos y para enfermedades crónicas.

Por ejemplo, en el Hospital Infantil Federico Gómez, madres de niños con leucemia siguen denunciando la falta de metotrexato y vincristina, insumos fundamentales para sus tratamientos.

“La dignidad no se defiende con discursos, sino con quimioterapias a tiempo”, declaró en 2023 Ximena Medellín, vocera de Nosotrxs.

La infancia, víctima silenciosa

La Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) ha subrayado que el sistema de salud es omiso ante los casos de violencia física y sexual contra menores. En 2022, más de 18 mil niños y adolescentes fueron atendidos por lesiones asociadas a abuso, pero menos del 5% recibió acompañamiento psicológico especializado.

Además, la cobertura de vacunación básica ha disminuido: en 2021 solo el 59% de los niños menores de un año tenía su esquema completo, cuando en 2015 era del 83%, según datos del Observatorio Mexicano de Enfermedades No Transmisibles.

El costo de comer mal

México es uno de los países con mayor tasa de obesidad infantil y adulta. De acuerdo con El Poder del Consumidor, el 70% de los adultos y el 35% de los niños presentan sobrepeso u obesidad, y la diabetes es ya la segunda causa de muerte.

“Una política pública que permite que las tiendas escolares vendan comida ultra procesada, y que subsidia refrescos antes que frutas, es una política que enferma”, denuncia Alejandro Calvillo, fundador del organismo.

Salud mental: deuda pendiente

La Red por la Salud Mental Comunitaria reporta que solo el 2% del presupuesto de salud se destina a salud mental, y hay menos de 4 psiquiatras por cada 100,000 habitantes. Además, los centros comunitarios tienen cobertura mínima y sin continuidad.

“Yo tenía ataques de ansiedad y fui a pedir ayuda al centro de salud. Me dijeron que solo daban una consulta al mes y que la agenda estaba llena. Me sentí invisible”, cuenta Rubén Hernández, joven de 23 años de Guadalajara.

Dignidad no es discurso, es garantía

El gobierno puede repetir hasta el cansancio que pone al ser humano en el centro de sus políticas, pero mientras las personas sigan siendo ignoradas, desatendidas y empobrecidas por enfermarse, la dignidad será solo retórica vacía.

No hay dignidad cuando los enfermos se rifan pantallas para pagar tratamientos. No hay respeto cuando una madre debe elegir entre comprar comida o medicinas. Y no hay salud pública cuando el sistema discrimina, descuida y desprotege.

Si el Estado quiere hablar de “humanismo mexicano”, que empiece por lo básico: curar sin cobrar, prevenir sin clientelismo, atender con empatía, y respetar la vida desde el primer síntoma hasta la última consulta.

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