Desde inicios el año, entre los enterados se empezó a hablar del riesgo de que el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI) quedara inoperante, pues llegarían a 3 las vacantes en el Pleno de este órgano (el Pleno se forma por 7, y lo mínimo para operar es 5) y ese escenario es el hoy que se está viviendo. No se trata de que el trabajo cotidiano de los colaboradores o de los servicios básicos que da este órgano por el momento, pero sí la resolución de controversias cuando a algún ciudadano se le niega el acceso a la información entre otras obligaciones.
Cabe señalar que lo más ostentoso por el nombre de este órgano autónomo es el acceso a la información, sin embargo, los datos personales de todos los mexicanos son también su responsabilidad. Por tanto, la inoperancia atenta contra dos derechos fundamentales de los ciudadanos: el derecho a la información y la protección de sus datos personales.
El primer derecho, aunque puede ser ejercido por cualquier ciudadano, usualmente es ejercido a través de los periodistas —y actualmente a usuarios de redes como Twitter que no necesariamente con ese título—, y ha dado lugar a investigaciones del calibre de la Casa Blanca o la Estafa Maestra en el sexenio anterior.
La inoperancia de este organismo se ha cocido a fuego lento pues desde el 31 de marzo del año pasado terminaron sus periodos dos comisionados (quedaban 5) y fue hasta el 1 de marzo que el Senado cumplió con su obligación de nombrar a sus sustitutos, los cuales fueron vetados de inmediato por el titular del Ejecutivo por lo que no pudieron tomar posesión de su cargo. Aunque una de las nombradas, Ana Yadira Alarcón Martínez, obtuvo un amparo el cual a su vez ha sido impugnado por el gobierno federal, por lo cual, se dice que el Senado no puede volver a hacer el proceso para elegir comisionados. El 31 de marzo al terminar el periodo de Francisco Javier Acuña, el Pleno quedó imposibilitado de sesionar y el Senado no ha iniciado el proceso necesario para elegir a su sucesor.
El modus operandi de estrangular la operatividad no es nueva, se ha usado para “desarmar” a otras instituciones durante este sexenio. Lo que ha sido inédito es contar con una grabación donde el secretario de Gobernación confiesa que el mundo ideal para el actual gobierno es un INAI inoperante o la declaración revanchista del senador Félix Salgado Macedonio ante las presiones de la oposición para actuar: “¿Cuándo se van a nombrar [los comisionados]? ¿Saben cuándo? Cuando nosotros digamos porque ahora nosotros somos la mayoría. Antes ustedes eran la mayoría y decidían, pero ahora ya no, ya son una franca minoría, por lo tanto añoran sus tiempos del pasado, así que se aguantan aunque sigan trayendo lonas, no será cuando ustedes digan”.
Es evidente que la transparencia no iba a ser el fuerte de este gobierno, pues el titular del Ejecutivo desde sus años como jefe de gobierno procuró ocultar la información sensible, por ejemplo, sobre los segundos pisos de los que se presume hubo desvíos usados para financiar su primera campaña. Lo que puede sorprender un poco sea quizá que antes de atacar frontalmente al INAI como ocurre ahora –tres de los actuales comisionados llegaron a su puesto en este sexenio sin mayor problema–, haya recurrido a la falacia de la “seguridad nacional” para tratar de blindar del escrutinio sus tres grandes proyectos de infraestructura.
Aunque no falta el ingenuo que cree que este último ensañamiento es porque uno de los últimos asuntos abordados por el Pleno antes de quedarse con cuatro integrantes fue indicar que se debía hacer público el título profesional del titular del Ejecutivo. Sin embargo, si a simplezas nos fuéramos quizá le “calentó más” como suele decir que el INAI, como órgano autónomo, también presentara una controversia constitucional contra el llamado plan B que pretende desmantelar al INE.
De hecho, la urgencia por defender al INE, aunado a que la relación de la gente de a pie con este órgano es más lejana, hicieron sombra a la situación de inoperancia que hoy estamos viviendo y es hasta estos días que los ciudadanos comienzan débilmente a presionar a los miembros del Senado para definir lo más pronto posible una ruta de salida, que puede ir desde lo que se podría llamar el mal menor, es decir modificar la ley para permitir que opere el Pleno con sólo 4 comisionados o apresurar el nombramiento de quien sustituya a Acuña, en lo que se resuelve la cuestión del amparo de los vetados.
Se debe destacar que los cuatro comisionados Norma Julieta del Río Venegas, José Adrián Alcalá Méndez, Josefina Román Vergara y la presidenta —la única que llegó nombrada por el Senado de la anterior legislatura— Blanca Lilia Ibarra han recurrido a todas las instancias legales del país como es la Suprema Corte, así como a algunas internacionales para encontrar opciones que les permitan ejercer el puesto para el que fueron seleccionados. Además, de estar despuntando como buenos comunicadores tal como lo fueron en su momento los hoy ex consejeros del INE, Lorenzo Córdova y Ciro Murayama.
Sin embargo, como se decía, todavía no surge una “marea rosa” que adopte el tema y es indispensable que lo haga muy pronto porque nuestros derechos sí están en riesgo y contar con un instituto como el INAI también fue fruto de un gran esfuerzo ciudadano. Este órgano es vital para la democracia porque cualquier gobierno preferiría actuar sin tener que rendir cuentas detalladas y transparentes; pero aquellos con claras aspiraciones autoritarias y de concentración del poder menos. Por ello, es imprescindible nuevamente recurrir a las redes sociales y a los correos electrónicos para presionar a los senadores para que resuelvan la situación con presteza. Y además debemos acostumbrarnos a que continuamente debamos ejercer presión para defender a las instituciones en este y en los sexenios por venir.
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