La fe no vende, no cotiza en la Bolsa

El papa Francisco realizó su viaje apostólico número 30, del 31 de mayo al 2 de junio visitó varias regiones de Rumania, un país de mayoría ortodoxa.


Papa en Rumania


En ocasiones, puede parecer que la fe no sirve para nada, porque la fe no se cotiza en la bolsa; es decir, no vende, señaló el papa Francisco durante el encuentro que sostuvo con jóvenes y familias en la plaza del Palacio de la Cultura, en Iasi, Rumania.

“Pero la fe es un regalo que mantiene viva una certeza honda y hermosa: nuestra pertenencia de hijos, e hijos amados de Dios”, indicó el Sumo Pontífice.

En el encuentro, que se llevó a cabo el sábado 1 de junio, Su Santidad escuchó el testimonio de varias familias, incluido un matrimonio católico con 11 hijos, de los cuales siete optaron por contraer matrimonio, y cuatro consagraron su vida a Dios: dos monjas y dos sacerdotes.

“Fue la fe la que nos sostuvo cuando, como familia joven, tuvimos que enfrentarnos a las diferentes dificultades de la vida”, expresó Elisabetta.

En ese sentido, el Vicario de Cristo exhortó a las nuevas generaciones no olvidar sus raíces, “no te olvides lo más hermosos y valiosos que aprendiste en el hogar”; y aconsejó lo mismo que san Pablo dijo a Timoteo, “mantener vida la fe de su madre y de su abuela”, que es una creencia sencilla, pero robusta.

Tras tres días de jornada intensa, el Sumo Pontífice concluyó su peregrinación por varias regiones de Rumania, un país de mayoría ortodoxa. Ésta es la segunda vez que un papa visita tierras rumanas; hace 20 años, en 1999 el papa Juan Pablo II realizaba la primera visita.

Bajo el lema “Caminemos juntos”, se llevó a cabo el viaje apostólico número 30 que comprendió el encuentro del líder de la Iglesia Católica y la máxima figura de los ortodoxos en Rumania, el patriarca Daniel; juntos rezaron el Padre Nuestro en el Palacio del Patriarcado.

La visita del Santo Padre de tres días se caracterizó por salir al encuentro de todo su rebaño en esa región. Pero el momento cumbre se suscitó cuando el Sumo Pontífice beatificó a siete obispos greco-católicos que murieron como mártires durante el periodo comunista, tiempo en el que estaba prohibido profesar la religión católica.

El hecho se lleva a cabo 30 años después de finalizado el régimen socialista.

Durante su homilía del domingo 2 de junio en el Campo de la Libertad, el papa Francisco resaltó la valentía y la fortaleza de los ahora beatos, que a pesar de las adversidades nunca negaron su fe, y por lo que fueron encarcelados y sujetos a todo tipo de ultrajes, con tal de no negar su pertenencia a su amada Iglesia.

Recordó que los “mártires de la fe” han dejado una herencia al pueblo rumano: la libertad y la misericordia, pues en su momento eran perseguidos por el régimen dictatorial y ateo debido a su oposición al sistema ideológico que rechazaba la libertad y coartaba los derechos fundamentales de la persona humana.

En ese sentido, exhortó a los presentes a no dejarse llevar por las nuevas ideologías que, al igual que como el comunismo del siglo XX, podrían imponerse y desarraigar a los pueblos y sus tradiciones culturales.

 

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