De acuerdo con publicaciones del prestigiado Colegio de México, A.C., podríamos definir a las políticas públicas como “el conjunto de acciones desarrolladas por un Estado, a veces con la coparticipación de la sociedad civil, para resolver los problemas o atender las necesidades de una sociedad, a través de la provisión de servicios públicos. Se suelen concebir a partir de las etapas de problematización, diagnóstico, formulación, ejecución y evaluación.”
Y una de las características que definen al tipo de gobierno que se ejerce, sin dudarlo podemos afirmar que lo es el tipo de políticas públicas que aplica.
De ahí que cuando vemos gobiernos que implementan políticas públicas que impulsan el desarrollo económico de su sociedad, lo definimos como un gobierno ocupado en la mejora de la economía de sus gobernados; así mismo, cuando vemos que éste implementa medidas para la protección y seguridad de los ciudadanos, decimos que es un gobierno interesado en la seguridad pública; así podemos referirnos a gobiernos pro-derechos humanos, de desarrollo e infraestructura, etcétera.
Pues es el caso que el régimen de la autollamada cuarta transformación, en casi 7 años nos ha dejado claro que sus principales acciones tienen fundamento en avivar la confrontación entre los mexicanos y recurrir a las mentiras para explotar la credibilidad del pueblo en su gobierno. Dos políticas públicas que no solo no llevarán al desarrollo de nuestra nación, sino que poco a poco destruyen la estructura social.
Un régimen que tiene como principal plataforma de presencia ante los ciudadanos la llamada “mañanera”, ejercicio político repetido más de un millar y medio de ocasiones, en donde un día sí, y el otro también, el mandatario en turno ha señalado con su índice a quienes son, y deben ser considerados por los ciudadanos, como los enemigos de su movimiento político, en donde se acusa de corrupción sin presentar pruebas y por ello esas acusaciones no han pasado del discurso sin llegar a la judicialización de los casos. Desde el púlpito presidencial se acusa y se condena.
Expresiones presidenciales que dividen a los mexicanos en buenos y malos son cosa de todos los días, tanto en tiempos de López como ahora en los de Sheinbaum, claro en donde el gobierno y sus cuatroteros son los buenos y quienes difieran de ellos consecuentemente los malos. Un país dividido entre fifís y chairos, entre conservadores y liberales, en donde todo lo que esta mal es culpa de los gobiernos anteriores, del PRIAN, dicen, aunque el desastre sea reciente o hizo crisis durante el desarrollo de su gobierno, como el desabasto de medicamentos, por ejemplo.
Una división impulsada, además, en las redes sociales con grupos de boots y usuarios falsos, utilizados para atacar sistemáticamente a los medios de comunicación, a las organizaciones o ciudadanos que se atreven a publicar algo que no convenga al gobierno. Y que, con la nueva ley de telecomunicaciones en proceso de aprobación por la bancada del sistema en el Legislativo, le dará la posibilidad al gobierno cuatrotero de bloquear, sancionar e incluso encarcelar a quienes ellos consideren.
Otra de sus estrategias políticas, utilizada como política pública, tiene que ver con faltar a la verdad sistemáticamente, confiando en que los millones de mexicanos que reciben algún programa social, o simplemente quienes tradicionalmente confían en un gobierno que se dice cercano a la gente lo creerá todo, mentira tras mentira se escucha todos los días de quienes detentan el poder y emanan de la 4t.
“Si Morena gobernara este país, la gasolina costaría solo 10 pesos” nos dijeron en 2018, después de 7 años, la gasolina magna o regular en Mexicali actualmente cuesta alrededor de 21 pesos.
“El desabasto de medicamentos lo vamos a resolver con una megafarmacia”, y después de gastarse más de 15 mil millones en la construcción de la llamada Megafarmacia del Bienestar, el desabasto de medicamentos e insumos para la salud se acrecienta cada día.
Hace unos días, en Campeche, la presidente Sheinbaum dijo que en julio se terminaría con el desabasto de medicamentos, pero con el detalle de que desde octubre de 2024 cuando tomó posesión a la fecha, lo ha afirmado una veintena de ocasiones, “pateando el bote” una y otra vez. ¿Ahora si hay que creerle?
Se comprometieron a acabar con la violencia y las muertes violentas dando fin a la llamada guerra contra el narcotráfico del Presidente Felipe Calderón y en cambio utilizar una política de “abrazos y no balazos”, pero en tiempos de la 4t ya van más de 250 mil muertos por la violencia.
Y así pudiéramos continuar con una serie de ejemplos de mentira tras mentira. Lo dicho es una cosa, la realidad, es otra.
Es mi opinión, la confrontación y la mentira no pueden ser buenas políticas públicas, simplemente porque no resuelven algo, solo dividen y engañan a la sociedad, la que, cuando descubra que ha vivido engañada por su gobierno, habrá de tomar represalias contra este.
Solo espero que quienes aún confían en el régimen cuatrotero, quienes han mantenido su fe ciega en lo prometido por el tlatoani macuspano y su sucesora, pronto abran los ojos y su reacción sea en las urnas, las elecciones de 2027 están próximas. Pero, sobre todo, espero que este país aguante las consecuencias de la confrontación y la mentira, para poder vivir mejores días.
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