Peña Nieto; negociar, Trump

Cómo puede parar Peña a Trump

¿Qué haría Donald Trump si Peña Nieto invitara de nuevo a China a construir el tren rápido México-Querétaro, cuyo contrato ordenó anular en vísperas de su visita a aquel país por insinuación del Barack Obama –según trascendió– para evitar que el gigante asiático apuntara desde México al corazón de Estados Unidos?



Trump, el intolerante chivo en cristalería que insulta a los mexicanos, a los periodistas gringos y a medio mundo de países, se aventó la puntada de decir que “México se ha aprovechado de EU”, cuando son ellos los que nos quitaron la mitad del territorio e invadieron repetidas veces.

Al reiterar la amenaza de imponer impuestos fuertes a las empresas gringas que no retiren sus plantas de México, para piratearnos inversiones y empleos, porque él creará más empleos que Dios, y la de que México pagará el muro fronterizo; Peña Nieto finalmente se fajó y le dijo: ¡nones!

En esta situación, es impensable creer que el nuevo canciller Videgaray pueda reblandecer al inminente habitante de la Casa Blanca para que no nos afecte, y más bien debe admitirse que el gobierno mexicano se ha tardado en definir su política frente a él, porque no basta decir que lo hará con dignidad y con apego a nuestra historia.

Un ejemplo de cómo enfrentar al pendenciero nepotista presidente electo, que aprovechará –se ve– el puesto para favorecer sus negocios y los de sus amigos (por algo nombró un gabinete con extremistas y negociantes, el más ricachón en la historia de su país), ese ejemplo lo dio el presidente mexicano Adolfo López Mateos ante el estadounidense Dwigt D. Eisenhower, el héroe que finiquitó la Segunda Guerra Mundial.

A mediados de 1960, el embajador de Estados Unidos Robert C. Hill un mediodía llegó presuroso al Palacio Nacional (donde despachaba el Presidente) a solicitar audiencia con López Mateos.

Extrañó a Humberto Romero, famoso secretario particular de López Mateos, que no la hubiera pedido con antelación, como hacía siempre, y transmitió la solicitud al Presidente, quien con olfato político le indicó decir al diplomático que lo recibiría con mucho gusto en cuanto despachara unos asuntos urgentes que atendía en ese momento, aunque no había tales.

Tras la visita rápida del diplomático, López Mateos ordenó a Humberto anunciar mediante un boletín que el presidente Eisenhower lo invitó a visitarlo en 3 semanas. Hill le había expuesto que a Ike le urgía platicar con él sobre asuntos graves y pedía que fuera en 15 días; pero López Mateos apuntó que en 3 semanas, porque antes debía resolver cosas apremiantes.

El Presidente instruyó a Humberto promover protestas contra la entrevista ante la Embajada de EU, que tuvieran gran eco en los periódicos, radio y TV. Romero pidió a Luis Martínez, el Palillo de la porra UNAM, reclutar buen contingente ante la Embajada, junto con grupos obreros que enviaría Fidel Velázquez, para la tarde del día siguiente.

La policía fue instruida, a su vez, para hacer como que trataba de disolver a cachiporrazos el mitin y que hiciera sangrar unos rostros de manifestantes, sin que se le pasara la mano.

Esa noche los noticieros de TV plasmaron las imágenes, y al otro día las primeras planas de los periódicos mostraban grandes fotos y encabezados: “Sangrienta protesta contra la visita de López Mateos a Ike” y cosas por el estilo, con abundantes comentarios al canto.

Humberto logró que José Pagés Llergo, director de la revista “Siempre”, a la sazón la voz más calificada de la izquierda, lanzara un editorial titulado: “¿Va ALM a EU a entregar más a México”?, y el Presidente le ordenó preparar una carpeta con ese bagaje informativo para su visita a Eisenhower.

Ya en Palm Spring, donde entonces vacacionaba Ike, el héroe de la II Guerra Mundial, dijo a ALM que le preocupaban mucho los ataques demócratas en la campaña presidencial, por tantos “espaldas mojadas” que se iban a Estados Unidos, pues podrían inclinar la balanza en favor de Kennedy contra el republicano Nixon, su vicepresidente.

ALM preguntó qué sugería; Ike le urgió con insistencia y casi exigió militarizar la frontera para frenar el ingreso masivo de los inmigrantes ilegales. En verdad estaba muy preocupado y presionado.

Adolfo, el joven, salió, pidió a Romero la carpeta con los recortes periodísticos cruentos; los mostró y explicó a Ike que eso ocurrió al sólo anunciar su visita a Estados Unidos, por lo que provocaría protestas en toda la República y la incendiaría si militarizaba la frontera.

Eisenhower frunció el ceño y preguntó a ALM ¿qué proponía?

“Señor Presidente, esperar unos 6 meses para que se enfríe el horno”.

El inquilino de la Casa Blanca accedió…

A los 6 meses ya lo había sucedido el demócrata John F. Kennedy, quien derrotó al republicano Richard M. Nixon.

El presidente mexicano mostró su feeling, una gran lección para nuestros diplomáticos y sobre todo hoy que Washington está tan pendiente de lo que acaece en nuestro país.

Como decimos en México: ese día ALM vaciló a Ike.

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