¿Tenemos sexo o somos sexuados? (Primera parte)

Si a un adolescente o a un joven se le pregunta qué le interesaría saber sobre sexo, su respuesta giraría alrededor, en la mayoría de los casos, sobre dos cuestiones: cómo hacer el sexo sin posibilidad de embarazo y cuáles serían las mejores posiciones para hacer el sexo. Tal respuesta refleja en gran medida la visión del sexo que la cultura contemporánea tiene a nivel popular. Es decir, el sexo como algo reducido a la genitalidad placentera sin referencia inmediata a la procreación.



Desde una reflexión antropológica sobre el sexo, es importante señalar que el sexo no es una parte de la persona humana a como lo es una mano, un pie o incluso un órgano del cuerpo humano. Más bien, la sexualidad humana es una determinación de toda la persona humana en razón de su cuerpo que la hace ser varón o mujer.

El ser humano no es sólo una persona con dignidad intrínseca, como lo señala la Declaración Universal de los derechos humanos de 1948, sino que también cada ser humano en su totalidad como persona se determina como varón o mujer. Lo sexual abarca a la persona humana de modo intrínseco, de tal manera que toda la corporeidad humana está sexuada junto con toda su espiritualidad humana. Si toda persona humana está sexuada de modo intrínseco, entonces existen niveles de sexualidad en la realidad personal de cada ser humano.

A nivel corpóreo se pueden ubicar las siguientes manifestaciones de la sexualidad humana: una expresión cromosómica, una expresión gonadal, una expresión hormonal y una expresión genital. A todo lo anterior se le suma una expresión psico-espiritual de la sexualidad.

La manifestación genética de la sexualidad humana se basa en una secuencia genética realizada en 46 cromosomas ubicados por pares, que en la mujer son 44 + XX y en el varón son 44 + XY. El sexo a nivel cromosómico condiciona en gran medida a las demás manifestaciones biológicas del sexo en los humanos. Se es varón o mujer desde la concepción, es decir, desde la etapa de cigoto.

La manifestación gonadal de la sexualidad se compone, en el varón, de tejido testicular que alberga diversas partes, su finalidad es producir espermatozoides; en la mujer, de útero, trompas y ovarios, su finalidad es producir óvulos. Toda la fisiología gonadal de la sexualidad humana se ordena a la producción de células germinativas cuya finalidad es la reproducción de un nuevo ser humano que comienza a gestarse en la mujer.

La manifestación hormonal de la sexualidad humana está determinada por los estrógenos y la progesterona en la mujer, y por la testosterona en los varones. Tales hormonas son responsables de la madurez sexual, y es en la pubertad en donde incrementan su actividad con la finalidad de que hagan aparición los caracteres sexuales secundarios relativos a la conformación de un cuerpo masculino o femenino según sea el caso.

La manifestación genital de la sexualidad humana, muy ligada a la expresión gonadal de la sexualidad, está conformada, en el varón, por glande, pene y escroto; y en la mujer, por clítoris, labios menores y mayores. La finalidad de esta manifestación de la sexualidad es el encuentro corporal masculino y femenino en un ámbito de intimidad en donde existirá un gran placer físico que culmina en el orgasmo.

Existen autores que argumentan que la configuración del cerebro humano sigue pautas distintas en el varón y en la mujer. De este modo, la conexión de los hemisferios cerebrales en la mujer estaría ligeramente más unida que en un cerebro masculino.

En resumen, desde la etapa de cigoto, que es la manifestación más primitiva de un cuerpo personal, hasta su desarrollo hacia un cuerpo adulto, el cuerpo humano en su misma totalidad se encuentra intrínsecamente sexuado.

Pero a las manifestaciones de la sexualidad a nivel cromosómico, a nivel gonadal, a nivel hormonal, a nivel genital, que siguen una pauta de desarrollo biológico, se le se suma una manifestación de la sexualidad a nivel psico-espiritual, ya que la persona humana es una unidad biológico-espiritual, o como dicen algunos, la persona es un espíritu encarnado.

La relación entre la sexualidad biológica con la sexualidad psico-espiritual será tratada en la segunda parte de este artículo.

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* Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com


 

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