¿Vive México en la autocracia?

De concentrarse el poder no habría límites para continuar cancelando obras nacionales importantes, y finan-ciando obras menos viables que quiere el presidente, haciendo a México en un país inseguro para la inversión extranjera.


 Autocracia en México


Decir que en México existe un sistema autocrático es una aseveración que para algunos no carecería de sen-tido, pese a que nos regimos por un sistema político democrático, actualmente una sola voz sobresale de las demás, la cual, a pesar de ser cuestionada o increpada, se impone hasta el final, diciendo tener otros datos y dando respuestas burdas, con la intención de justificar sus acciones. Este tipo de acciones han generado un sentimiento de inconformidad entre los ciudadanos, ante la impotencia por la imposición y prevalencia de la voluntad de una sola persona.

Lo anterior no es una sensación nueva, debemos recordar los años de gobierno del partido hegemónico, cuando los presidentes eran omnipotentes, y nunca o rara vez podían ser cuestionados, ya que no existían órganos regulatorios reales capaces de limitarlos, haciendo que solo una persona, o un pequeño grupo diri-giera al país a su mejor conveniencia. Dejando fuera las voces y necesidades de cientos de mexicanos.

¿Qué es la autocracia?

Para Hans Kelsen, filósofo y jurista, antiguamente la autocracia se representaba mediante la monarquía abso-luta, en la cual el orden jurídico era creado por el monarca en todas sus etapas. El monarca estaba por enci-ma de la ley, siendo irresponsable en sus actos, habiendo llegado al puesto generalmente por herencia. No obstante, en la actualidad, no estamos exentos de esquemas parecidos, pues la forma contemporánea es mediante un partido único, ya que tiene carácter autocrático, y sus miembros están sometidos a la absoluta dominación del caudillo que es el jefe del partido y del Estado. El absolutismo político (en cuanto a concentra-ción de poder) es sinónimo de despotismo, dictadura y autocracia.

Los autócratas se sobreponen a las instituciones, sociedad, figuras y partidos políticos, por lo que no existe autoridad que pueda regular sus acciones, mantiene un control total de la política, la economía, las institucio-nes, la educación, la salud, y los medios de comunicación, sin garantizar los derechos políticos, sociales o civiles de sus gobernados.

Es común que los autócratas obtengan el poder por la vía militar, es decir, mediante golpes de estado, sin ningún tipo de legitimidad, y mantienen el control implementando una oligarquía interna, estos grupos puede ser militares, religiosos, grupos económicos, o sindicatos, y saben que nunca podrán competir y ganar el poder de manera democrática.

Sin embargo, en situaciones de inestabilidad, inseguridad y recesiones económicas, los autócratas pueden obtener el poder por la vía democrática; no obstante, una vez electos y con el apoyo de sus fieles seguidores, quienes los llegan a ver como figuras divinas, puede modificar/eliminar leyes e instituciones clave para concen-trar el poder en ellos.

En términos económicos, los autócratas eliminan o reducen el sector privado, controlan el mercado y limitan las competencias, haciendo que el estado obtenga el control de las empresas; aplican medidas hostiles, de re-presión y de desestimación, para todo aquel que no comparta o se alinee a su forma de gobierno, y así evitar la organización de un posible frente en su contra; no permite la creación de instituciones, asociaciones, parti-dos políticos, o cualquier figura de oposición capaz de poner en riesgo su gobierno. Las personas o grupos que se rebelan son perseguidos por el Estado, pueden ser encerrados sin ningún tipo de fundamento jurídico (presos políticos), exiliados del territorio, torturados, desaparecidos y asesinados, con el fin de amedrentar a las demás personas que consideren hacer frente al gobierno.

Algunos ejemplos de gobiernos autocráticos son:

En la actualidad China, cuenta con un partido único, sus ciudadanos sufren de restricciones sociales severas, restricciones de prensa y acceso a la información, y un sistema económico controlado.

Adolfo Hitler con el Nazismo en Alemania, asume el poder de manera democrática en 1933, posteriormente fue manipulando las leyes con ayuda del ejército, manteniendo el poder hasta su suicidio.

Fidel Castro en Cuba, se hizo del poder gracias a la Revolución Cubana, bajo el lema de igualdad social, con el tiempo se volvió un autócrata, que mantuvo el poder, casi de manera vitalicia, con ayuda de oligarcas. En su gobierno hubo presos políticos y combate a cualquier organización política que opusiera alguna resisten-cia. Evidentemente, se eliminaron los derechos civiles, la libertad de expresión, los derechos religiosos, por mencionar algunos. Situación que no ha cambiado significativamente desde su fallecimiento.

¿Por qué vale la pena recordar al partido hegemónico en México?

Desde 1929, con la fundación del Partido Nacional Revolucionario (PNR), pasando por una reestructuración en 1938 como el Partido de la Revolución Mexicana (PRM), y su refundación en 1946, el Partido Revoluciona-rio Institucional (PRI), fue el ganador de todas las contiendas presidenciales hasta el año 2000. Es decir, por poco más de 70 años un solo partido político tuvo el control del país, tomó decisiones para beneficiarse a ellos mismos y a los intereses de unos cuantos.

Considerando que no existía una institución o partido que pudiera limitar sus decisiones, y debido a que te-nían el control de los tres Poderes (Legislativo, Ejecutivo y Judicial) así como de los tres niveles de gobierno (municipios, gubernaturas, presidencia), además de la economía y los medios de comunicación, es válido decir que se vivía en una democracia unipartidista, por lo tanto, a todas luces autocrática.

Debido a que, por muchos años, el PRI fue la única opción viable para ganar un puesto de elección po-pular, el partido aumentaba su militancia año con año, con aspirantes políticos de todo el país cuyas aspiraciones chocaban con las de otros miembros del partido. Lo que originó que se formaran grupos internos que competían por la dirección del partido, y la posibilidad de ser candidatos en las elecciones, ya que por mucho tiempo el presidente designaba a su sucesor casi de manera monárquica. A la larga se fue generando descontento entre grupos y militantes que no pertenecían al grupo que dirigía al partido. Por ello, comenzaron las rupturas internas, ya que sus militantes realizaban tratos con gente externa al partido con la finalidad de que un candidato no ganara las elecciones, y en las siguientes elecciones el partido lo respaldara a él.

Por otra parte, en las elecciones presidenciales de 1988 fue evidente que la manera de realizar eleccio-nes organizadas a partir de una dependencia de la Secretaría de Gobernación, la Comisión Federal Electoral era ya inoperante. A consecuencia del posible fraude en esas elecciones, y como resultado de las Reformas realizadas a la Constitución en materia electoral, el Congreso de la Unión expidió el Código Fede-ral de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE) y ordenó la creación del Instituto Federal Electoral (IFE) en 1990.

Desde ese año, fue el organismo responsable de organizar las elecciones federales en el país, el cual implementó las credenciales para votar y luego le agregó la fotografía, fomentó el voto, aplicó medidas de seguridad para evitar corrupción en las elecciones, por mencionar algunas de sus acciones, y fue la máxima autoridad administrativa en materia electoral hasta su cierre en el 2014, cuando fue sustituido por el Instituto Nacional Electoral (INE).

Asimismo, en 1996, se fundó el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), órgano espe-cializado del Poder Judicial, encargado de resolver controversias en materia electoral y proteger los derechos político-electorales de los ciudadanos.

En el marco de todos estos cambios, los avances de la oposición comienzan a cristalizarse en triunfos. En 1989, Ernesto Ruffo Appel (PAN) se convirtió en el primer gobernador (Baja California) en México que no per-tenecía al PRI. En los siguientes años, la llegada de políticos que no iban abanderados por el PRI se volvió más frecuente.

En 1997, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano (PRD), ganó la jefatura de gobierno del entonces Distrito Federal, la ciudad más poblada e importante del país; así como Felipe González González (PAN), en Aguascalientes; Leonel Cota Montaño (PRD), Baja California Sur; Fernando Canales Clariond (PAN) en Nuevo León; Ignacio Loyola Vera (PAN), en Querétaro; y Ricardo Monreal Ávila (PRD), en Zacatecas, sumándose a los gobernado-res de Guanajuato, Baja California y Jalisco, haciendo un total de 9 gubernaturas distintas al partido en el poder.

Ese mismo año, el PRI perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados; así, una sola bancada partidis-ta no podía ya decidir con total libertad la aprobación o rechazo de las leyes que llegaban al Pleno.

Todo lo anterior fueron factores determinantes para que, en las elecciones del 2000, Vicente Fox de Quesada (PAN-PVEM), ganara las elecciones presidenciales, logrando por primera vez la alternancia en el país en la presidencia. Dando una cámara más plural en los siguientes sexenios:

Además de la creación del INE y el TEPJF, se consolidaron los órganos regulatorios como la Comisión Federal de Telecomunicaciones (COFETEL) o el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Pro-tección de Datos Personales (INAI), los que cuentan con la autonomía y la facultad jurídica para garantizar la transparencia y el correcto funcionamiento de sectores estratégicos como: financiero, económico, energético, y telecomunicaciones. De tal modo, se creó la confianza necesaria para que los ciudadanos salieran a votar, lo que hizo que aumentara la participación ciudadana en las elecciones; garantizando que un mayor número de personas se vieran representadas en las gubernaturas, municipalidades, Senado y Cámara de Diputados, descentralizando el poder en un solo grupo. Por lo que fue necesario que existiera un verdadero ejercicio le-gislativo a la hora de aprobar o derogar leyes, en el Pleno.

La conformación del Congreso de la Unión en los sexenios se vio más plural, representativa y capaz de repre-sentar un verdadero contrapeso que antes de la transición, resultando en ejercicios legislativos más represen-tativos.

Los siguientes sexenios las Cámara Baja se conformó de la siguiente manera:

En el 2000

En el sexenio de la alternancia, al inicio de este sexenio se puede apreciar que existían dos grandes bloques, el PAN y el PRI, pero por sí solos no tenían los votos suficientes para aprobar/derogar leyes, por lo que tuvie-ron que tomar en cuenta las opiniones de los demás partidos a la hora de legislar, y la mayoría del Congreso continuaba sin recaer en el partido en el poder.

En el 2006

En este sexenio no hay alternancia, pero se ve una diferencia significativa a comparación del sexenio anterior, ya que el partido con más diputados (PRI-223), tiene una cantidad considerablemente mayor de diputados, con respecto del segundo partido con más diputados (PAN-147), garantizando un contrapeso a la hora de legislar. Sin embargo, observamos una tercera fuerza (PRD-95) más representativa, aumentando la pluralidad y el consenso. Una vez más vemos que la mayoría no la tiene el partido en poder.

En el 2012

Este sexenio se da de nuevo la alternancia, al ganar la presidencia nuevamente el PRI; sin embargo, obser-vamos que en la Cámara, el PRI se consolida como tercera fuerza con 106 diputados, muy por debajo del PAN como primera fuerza y 206 diputados, permitiendo que diera un contrapeso real al Ejecutivo, diferencian-do a como se legislaba antes.

En el 2018

En este sexenio se da una nueva alternancia, en la que la coalición Juntos Haremos Historia ganó la presi-dencia y la mayoría absoluta en las Cámaras. Regresándonos a ser gobernados mediante el unipartidismo, sin la posibilidad de contar con un contrapeso y llevándonos al riesgo de ser gobernador por la voluntad de uno.

Las consecuencias de una autocracia en México

Hoy la democracia en México está en riesgo, y las posibilidades de regresar a un sistema unipartidista son muy altas, debido a que el actual gobierno ha aprovechado la poca resistencia política, que dejó las últimas elec-ciones, para implementar cientos de programas clientelares, y así retener la mayor cantidad de votos. De con-tinuar ganando escaños, el poder se concentraría de nuevo en un solo partido, lo que haría que nuestro sis-tema de gobierno retroceda décadas a un modelo más simplista, evitando su desarrollo, dejando el control de la Cámara de Diputados y Senadores, en las manos del gobierno, con lo que se aprobarían y abrogarían las leyes que el Ejecutivo quisiera casi de manera directa, y sin la posibilidad de tener un contrapeso real para evitarlo.

De concentrarse el poder no habría límites para continuar cancelando obras nacionales importantes, y finan-ciando obras menos viables que quiere el presidente, haciendo a México en un país inseguro para la inversión extranjera. Se continuaría con los ataques a los jueces de la Suprema Corte, que no se alineen con el modelo nacional; se seguirá tildando a los órganos reguladores de corruptos y de permitir saqueos, como ocurrió con el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) y la Comisión Reguladora de Energía (CRE), o desestimando al INE a pocos meses de llevar a cabo elecciones en Hidalgo y Coahuila, y a un poco menos de un año de las elecciones intermedias. Sólo por mencionar algunos de los atropellos que ocurren en el gobierno actual.

Como ciudadanos podemos evitar caer en una autocracia saliendo a votar de manera informada, conociendo a los candidatos, lo que proponen, y al partido que lo respalda, exigiendo resultados a nuestros legisladores, y fomentando el voto; ya que el sistema democrático requiere de la participación ciudadana para alcanzar su máxima representatividad. Como consecuencia de que, por muchos años, un partido controló las elecciones, la apatía política se arraigó en la sociedad, haciendo al abstencionismo, el claro ganador en las elecciones, y el mayor enemigo de la democracia.

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