La manipulación genética es inmoral y riesgosa

“La ciencia nos permite cosas que la ética nos las cuestiona”, expone el doctor Gabriel García Colorado con respecto al experimento de los investigadores españoles en el que lograron crear embriones híbridos de humano y mono.


Embriones humanos/Científicos


Hay una prohibición a nivel mundial para la formación de organismos quiméricos, dicha medida no aplica sólo en humanos, sino para todas las especies, explicó el doctor Gabriel García Colorado, presidente de la Asociación de Bioética y Derechos Humanos Netemachillizpan A.C.

Recientemente se dio a conocer que un grupo de científicos españoles lograron gestar híbridos de humano y mono, después de inyectar células madre humanas en embriones de mono.

Según el grupo de científicos españoles, liderado por el investigador Juan Carlos Izpisúa, su objetivo es convertir a animales de otras especies en fábricas de trasplantes de órganos.

El doctor García Colorado indicó que alterar la genética es “un terrible absurdo”, por lo que además de violentar normas de no a la formación de embriones y animales quiméricos, también “es muy cuestionable una investigación que pretenda modificar la evolución de las especies”.

En el experimento realizado en China –debido a que cuentan con la infraestructura necesaria y a que las leyes lo permiten–, la gestación de los embriones quiméricos ha sido interrumpida por los mismos científicos españoles, es decir, no se ha llegado a que nazca el producto.

El doctor García Colorado expone que, en caso de concluir la gestación, habría la posibilidad de una mutación y que el resultado sería un animal primate con condiciones de mejoría, pero lo único que lograrían es que fuese un excluido de su especie.

“No podemos destruir a la biología, es absolutamente irresponsable”, indicó.

Experimentación, riesgo para la humanidad Pretender dar “saltos cuánticos en la biología”, contrariar a la misma naturaleza, es absurdo y un riesgo para la humanidad, advierte el bioeticista Gabriel García Colorado.

Agregó que toda investigación “que no podamos controlar en un 100% representa un riesgo para la humanidad, eso no se puede quitar”, sentenció.

García Colorado, ejemplificó con los organismos genéticamente modificados como los son los granos de maíz cuyas cosechas son más resistentes a las condiciones climatológicas y el producto es mayor en cantidad, pero son un riesgo para el entorno biológico ya que “después de muchos años hay plantas modificadas genéticamente que están provocando graves daños a la salud”.

Señaló que, a pesar que algunas empresas dedicadas a la creación de granos quieren ocultar la realidad porque trastornan sus intereses, no lo pueden hacer ya que hay evidencia científica de las afectaciones.

En ese sentido, explicó que para evitar los daños a la humanidad, es necesario recurrir a lo que en ciencia se le llama principio de cautela, un principio de precaución que consiste cuidar el desarrollo y las consecuencias del experimento a corto y largo plazo.

Hay que ser muy cuidadosos en este tipo de cosas, porque la ciencia nos permite cosas que la ética nos las cuestiona. La ciencia nos permite cosas que no sabemos qué vaya a suceder”, advirtió.

¿La Iglesia Católica los apoya?

Los trabajos de los investigadores españoles han sido financiados en buena parte por la Universidad Católica de Murcia (UCAM), que a decir por su nombre, profesa la fe católica.

Con respecto a lo anterior, el doctor Gabriel García Colorado señala que dicha situación se puede atribuir a que, por ejemplo en México, en las universidades católicas el porcentaje de sacerdotes o hermanos a cargo de la educación son prácticamente, menos del 1%.

Y es que, explicó, que si bien hay sacerdotes al frente de institutos educativos que son buenos administradores y generan recursos para sus respectivas órdenes, no están al frente de los trabajos sociales o de investigación. Por consiguiente, dichas tareas son asignadas a no consagrados que, aparentemente, no ven ningún problema con aprobar los proyectos.

“La Iglesia Católica en este momento de crisis, cada día hay menos sacerdotes y un número decreciente de fieles, yo creo que están descuidando esto. Lo he visto en universidades católicas mexicanas avalando proyectos de investigación que violentan las normas éticas y morales de la propia investigación”, expresó el doctor egresado de la UNAM.

El problema, es una Iglesia que crece en sus obligaciones, en sus responsabilidades, pero no crece en sus consagrados, agregó García Colorado.

Por su parte, la bióloga, colaboradora de Izpisúa y vicerrectora de investigación de la Universidad Católica de Murcia, aseguró a El País que “lo que queremos es progresar en pro del beneficio de las personas que tiene una enfermedad. Hemos pedido nuestros permisos y está dentro de nuestra ética”.

El bioeticista señaló que si bien, la Iglesia Católica está en contra también habría que considerar a los diferentes credos y la mayoría de los hombres de ciencia ya que se opondrían a alterar el desarrollo y la evolución de la especie humana.

 

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