Roma, 22 Feb (Notimex).- La capacidad futura de la humanidad para alimentarse está en peligro a causa de la creciente presión sobre los recursos naturales, el aumento de la desigualdad y los efectos del cambio climático, advirtió hoy la FAO en un informe.
La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicó este miércoles su informe “El futuro de la alimentación y la agricultura: tendencias y desafíos”.
Según la entidad de Naciones Unidas, aunque en los últimos 30 años se han logrado avances reales y muy importantes en la reducción del hambre en el mundo, “el aumento de la producción alimentaria y el crecimiento económico tienen a menudo un alto costo para el medio ambiente”.
“Casi la mitad de los bosques que un tiempo cubrieron la Tierra han desaparecido. Las fuentes de agua subterránea se están agotando rápidamente. La biodiversidad ha resultado seriamente dañada”, alertó.
Como consecuencia, “los límites del planeta pueden verse superados de continuar las tendencias actuales”, señaló el director general de la FAO, José Graziano da Silva, en su introducción al informe.
El reporte subrayó que para 2050 la población de la Tierra alcanzará posiblemente los 10 mil millones de personas.
En un escenario de crecimiento económico moderado, este aumento de población impulsará la demanda mundial de productos agrícolas en un 50 por ciento más sobre los niveles actuales, intensificando la presión sobre unos recursos naturales que ya escasean.
Al mismo tiempo, habrá más personas consumiendo menos cereales y más carne, frutas, hortalizas y alimentos procesados, debido a una transición de los hábitos alimentarios a nivel global, lo que añadirá mayor presión y causará más deforestación, degradación de la tierra y emisiones de gases de efecto invernadero.
Junto a estas tendencias, el clima cambiante del planeta creará obstáculos adicionales. “El cambio climático afectará a todos los aspectos de la producción alimentaria”, según los expertos, que consideraron una mayor variabilidad de las lluvias y el aumento de la frecuencia de sequías e inundaciones.
La FAO pronosticó además que un gran número de personas seguirán padeciendo hambre en 2030, año que la agenda de los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) ha fijado para la erradicación de la inseguridad alimentaria y la malnutrición crónica.
“Sin esfuerzos adicionales para promover el desarrollo en favor de los pobres, reducir las desigualdades y proteger a las personas vulnerables, más de 600 millones de personas estarán todavía subalimentadas en 2030”, según el estudio.
De hecho, el reporte resaltó que el ritmo actual de progreso ni siquiera sería suficiente para erradicar el hambre para 2050.
La FAO indicó que dado el escaso margen para expandir el uso agrícola de más tierras y recursos hídricos, los aumentos de la producción necesarios para satisfacer la creciente demanda de alimentos tendrán que venir principalmente de mejoras en la productividad y de la eficiencia en el uso de los recursos.
“Será necesaria una profunda transformación en los sistemas agrícolas, las economías rurales y la gestión de los recursos naturales si queremos hacer frente a los múltiples desafíos que tenemos ante nosotros ”, dijo el reporte.
“Los sistemas agrícolas que requieren un uso intensivo de insumos y recursos y que han causado deforestación masiva, escasez de agua, agotamiento del suelo y niveles elevados de emisiones de gases de efecto invernadero, no pueden ofrecer una producción agrícola y alimentaria sostenible”, añadió.
Dijo que el principal reto es producir más con menos, preservando y mejorando al tiempo los medios de subsistencia de los pequeños agricultores familiares y asegurando el acceso de los más vulnerables a los alimentos.
La FAO consideró que se necesita un enfoque de doble vía que combine la inversión en protección social e inversiones en actividades productivas en favor de los pobres, para aumentar de forma sostenible sus oportunidades de obtener ingresos.
El mundo tendrá que cambiar a sistemas alimentarios más sostenibles que hagan un uso más eficiente de la tierra, el agua y otros insumos, y reduzcan el uso de combustibles fósiles, lo que conducirá a un drástico recorte de las emisiones de gases de efecto invernadero, y menores residuos.
Según el informe, esto exigirá más inversiones en sistemas agrícolas y agroalimentarios, así como un mayor gasto en investigación y desarrollo, para promover la innovación, apoyar el aumento sostenible de la producción y encontrar formas mejores de abordar cuestiones como la escasez de agua y el cambio climático.
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