Iglesia venezolana realiza intensa labor con jóvenes encarcelados

El criterio que se sigue para el trabajo con menores infractores en una cárcel de Venezuela es que “Dios no da a nadie por perdido”, comentó para YoInfluyo.com, monseñor Jaime Villarroel, obispo de Carúpano.



Como parte de la pastoral social de la Iglesia venezolana, el obispo de Carúpano, monseñor Jaime Villarroel señaló en entrevista para YoInfluyo.com que están trabajando en un centro de detención para menores con cerca de 40 jóvenes, algunos se encuentran ahí por delitos muy serios como asesinato, robo o violación.

Dijo que con los jóvenes en prisión han realizado un trabajo, no sólo en la formación cristiana, sino también capacitándolos en oficios como electricidad, refrigeración, reparación de aparatos del hogar, así como actividades artísticas como tocar guitarra, y actividades escolares para que, quien lo necesite, pueda terminar su bachillerato.

Comentó que también hacen trabajo artesanal, que luego es dado a conocer y promocionado para que la gente ve lo que hacen estos jóvenes.

“En las cárceles el gobierno que debe dar comida, pero no les dan comida. También nosotros como iglesia estamos dándoles de comer” dijo el obispo y agregó que todos los martes hay una lectivo divina que preparan los jóvenes y el jueves la Eucaristía, cuya ceremonia también preparada por ellos.

Un sacerdote los confiesa periódicamente y el obispo va dos veces al mes a acompañar a los muchachos.

Sembradores de paz

“La directora del penal hasta este momento nos ha agradecido muchísimo y ha pedido que la Iglesia no deje de apoyarlos, porque desde que estamos ahí trabajando, también la violencia ha bajado dentro del penal, porque nuestras cárceles son muy violentas”, señaló.

El obispo compartió que los jóvenes le dicen que él debería ser el director de la cárcel y “a mí me llaman el abuelo por la barba blanca, la verdad que es una experiencia hermosa”, comentó.

Cuando algunos jóvenes, por beneficios procesales, llegan a salir de la cárcel, “vemos que luego acompañan al sacerdote en las misas, o ayudan en la casa parroquial y en la comunidad” por lo que monseñor Villarroel considera que hay una recuperación.

“Yo veo que esto es una cosa de Dios, el Señor de verdad está ayudando a recuperar a muchos jóvenes que están metidos en la violencia, que están metidos en unas situaciones de crímenes y asesinatos”.

Ante la cuestión de por qué hacer esto habiendo tantas necesidades en Venezuela, monseñor Villarroel dijo que “Dios no da a nadie por perdido, yo creo que es el criterio con el que debemos siempre actuar. […] Toda persona tiene posibilidad de nuevas oportunidades de recuperarse y aunque esté muy destruido y aunque haya cometido los crímenes que haya cometido hay que tenderle la mano”.

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