Guadalupe Arellano, forjadora de un México democrático y de valores

Durante 22 años al frente de la Ancifem, Lupita Arellano enfocó su trabajo en que se visibilizaran las otras realidades de la mujer en México, esas que son imperativas, pero en las que no se invierten o son muy poco reconocidas para su atención.



Dar la vida por la Patria es entregarse día a día al servicio de las personas, promover y defender los valores, la vida y la familia, trabajar por el reconocimiento y respeto a la dignidad de mujeres y hombres sin menoscabo de ninguno, sino fundamentando sus diferencias y su complementariedad, de conciliar para construir, de fomentar acciones cívicas como el voto y la participación ciudadana, además de ser solidarios y subsidiarios con los menos favorecidos.

Estas convicciones fueron las que Guadalupe Arellano Rosas enarboló y por las que trabajó incansablemente en la búsqueda de un México mejor.

Xóchitl Córdova Espiricueta, presidenta nacional de la Asociación Nacional Cívica Femenina (Ancifem), compartió a Yo Influyo cuál es el legado que deja Lupita Arellano, como cariñosamente le llamaban sus amigos y colaboradores, en esta organización, la cual presidió durante 22 años, también estuvo en otros espacios ciudadanos en los cuales tuvo la oportunidad de abrir caminos, sembrar y hasta cosechar, principalmente en lo que se refiere a la vida democrática del país, el reconocimiento de las mujeres y la defensa de la vida y la familia.

Devota de la Virgen de Guadalupe, alegre, atenta a la escucha, buena consejera que transmitía tranquilidad, sabía reconocer los talentos de los demás y motivaba a las personas a sacar lo mejor de sí.

Era una líder que generaba mucha empatía, era servicial, muy respetuosa aún con quienes no coincidía en su forma de pensar con quienes era capaz de detectar los puntos que pudieran llevar a un encuentro para construir puentes y dar pasos firmes en favor de un México de bien común.

Era una política en el sentido más amplio y siempre se destacó por ser una incansable defensora de la justicia y la paz, destaca Xóchitl Córdova.

Además, subraya que una de las labores que más disfrutaba era la de impartir cursos de formación, valores, liderazgo y emprendimientos femeninos.

Fue pionera en la observación electoral, actividad que realizó tanto a nivel nacional como internacional, asimismo se desempeñó como consejera de la Sedesol y del Consejo Social del Inmujeres, fue integrante del Observatorio Nacional de Participación Política de las Mujeres en México y varias veces fue delegada en la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer en Naciones Unidas, así como en la Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe(Cepal).

El 6 de mayo de 2021 el Congreso de la Ciudad de México la galardonó con la medalla Hermila Galindo y tal fue la distinción a su labor que en el evento una de las galardonadas al referirse a Lupita dijo que “no cabía duda que ese era un Congreso plural, porque hasta las provida estaban siendo premiadas”.

Esta afirmación dejó en claro que durante los 43 años que Arellano Rosas formó parte de la Ancifem su labor se distinguió de otros movimientos de mujeres porque nunca renunció a sus principios como la defensa de la vida desde el momento de la concepción y hasta la muerte natural, la familia, así como tampoco a la perspectiva femenina de respeto a la integridad de los hombres como a las mujeres.

Más allá de centrar la discusión de las mujeres en el aborto, Lupita fue capaz de enfocar esfuerzos en la visibilización de las otras realidades de la mujer en México, esas que son imperativas, pero en las que no se invierten o son muy poco reconocidas para su atención, como lo son las muchas necesidades de las adultas mayores, de las jóvenes y de las niñas; la erradicación de la violencia hacia las mujeres; que el sector femenino cuente con los apoyos de salud que requiere a fin de prevenir enfermedades como el cáncer, y también abrir oportunidades para el emprendimiento.

Xóchitl Córdova reconoce que el gran legado que a sus 58 años deja Lupita Arellano a consecuencia de su fallecimiento, permanecerá vivo en el ánimo de muchas mujeres, no sólo de quienes conforman la Ancifem, sino también de aquellas que tuvieron la oportunidad de conocerla y ser testigos de su calidez y calidad humana, así como su labor incansable de forjar la Patria, de forjar un México de valores, de progreso y de paz.

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