Herencia de Benedicto XVI

La herencia de Benedicto es universal. Por ser espiritual no se divide para compartirla, por eso los destinatarios la reciben íntegra. Excluye rivalidades o disgustos al suponer ciertas preferencias o injusticias. Beneficia a todos y mientras más personas la reciban, más se aumentará la riqueza y los beneficios.

Aunque concreta la herencia en la siguiente frase: “¡Manténganse firmes en la fe! ¡No se dejen confundir!”, cada uno de los párrafos son una oda a la gratitud, y la secuencia un ejemplo de orden. Una vez más reluce la profundidad, sencillez, claridad y belleza en el fondo y en la forma de la expresión.

Este escrito lo realiza al año siguiente de su elección como Sumo Pontífice, así lo conservó sin ninguna modificación y ahora se publica.

El primer párrafo recoge su mirada retrospectiva: “en esta hora tardía de mi vida miro hacia atrás”. Inicia así mostrando su corazón agradecido. Obviamente, lo primero es agradecer a Dios: “dador de todo bien que me ha dado la vida y me ha guiado en diversos momentos de confusión; siempre me ha levantado cuando empezaba a resbalar y siempre me ha devuelto la luz de su semblante.” Valora la ayuda especialmente en los momentos complejos, pero superados con Esa ayuda. En ningún momento se ufana de haber salido con bien por sus propias fuerzas. Y, de manera nítida queda clara su humildad. Reconoce que Dios lo guió bien.

Continua con sus recuerdos de familia. Es obvio que la suya es ejemplar. Y es de agradecerle que hable de ella pues muestra pautas accesibles para los padres y los hermanos. “Doy las gracias a mis padres, que me dieron la vida en una época difícil y que, a costa de grandes sacrificios, con su amor prepararon para mí un magnífico hogar que, como una luz clara, ilumina todos mis días hasta el día de hoy. La clara fe de mi padre nos enseñó a nosotros los hijos a creer, y como señal siempre se ha mantenido firme en medio de todos mis logros científicos; la profunda devoción y la gran bondad de mi madre son un legado que nunca podré agradecerle lo suficiente. Mi hermana me ha asistido durante décadas desinteresadamente y con afectuoso cuidado; mi hermano, con la claridad de su juicio, su vigorosa resolución y la serenidad de su corazón, me ha allanado siempre el camino; sin su constante precederme y acompañarme, no habría podido encontrar la senda correcta”.

Al compartir la huella recibida de cada uno de los miembros de su familia, muestra unas cualidades posibles de imitar para los padres, las madres, las hermanas y los hermanos. Y lo más importante es revisar si sabemos descubrir las cualidades de los miembros de nuestra familia y agradecerles su ayuda.

De manera clara aparece la facilidad para agradecer a todas aquellas personas con quienes ha convivido y sabe descubrir la Providencia de Dios al haberlas puesto cerca: “De corazón doy gracias a Dios por los muchos amigos, hombres y mujeres, que siempre ha puesto a mi lado; por los colaboradores en todas las etapas de mi camino; por los profesores y alumnos que me ha dado. Con gratitud los encomiendo todos a Su bondad.”

También manifiesta su capacidad de gozar la belleza del entorno y su amoroso arraigo a su tierra y a los demás lugares donde vivió: “Y quiero dar gracias al Señor por mi hermosa patria en los Prealpes bávaros, en la que siempre he visto brillar el esplendor del Creador mismo. Doy las gracias al pueblo de mi patria porque en él he experimentado una y otra vez la belleza de la fe. Rezo para que nuestra tierra siga siendo una tierra de fe y les ruego, queridos compatriotas: no se dejen apartar de la fe. Y, por último, doy gracias a Dios por toda la belleza que he podido experimentar en todas las etapas de mi viaje, pero especialmente en Roma y en Italia, que se ha convertido en mi segunda patria.”

Tampoco excluye el hecho de no haber sabido tratar adecuadamente a alguien y lo afronta solicitando perdón: “A todos aquellos a los que he agraviado de alguna manera, les pido perdón de todo corazón.”

El siguiente párrafo es una oda a la unidad entre fe y razón para analizar todos los acontecimientos y a la vez una muestra palpable de la inconsistencia de los planteamientos exentos de tal unidad, tarde o temprano mueren, y no es una predicción, él lo ha palpado:

“Lo que antes dije a mis compatriotas, lo digo ahora a todos los que en la Iglesia han sido confiados a mi servicio: ¡Manténganse firmes en la fe! ¡No se dejen confundir! A menudo parece como si la ciencia -las ciencias naturales, por un lado, y la investigación histórica (especialmente la exégesis de la Sagrada Escritura), por otro- fuera capaz de ofrecer resultados irrefutables en desacuerdo con la fe católica. He vivido las transformaciones de las ciencias naturales desde hace mucho tiempo, y he visto cómo, por el contrario, las aparentes certezas contra la fe se han desvanecido, demostrando no ser ciencia, sino interpretaciones filosóficas que sólo parecen ser competencia de la ciencia. Desde hace sesenta años acompaño el camino de la teología, especialmente de las ciencias bíblicas, y con la sucesión de las diferentes generaciones, he visto derrumbarse tesis que parecían inamovibles y resultar meras hipótesis: la generación liberal (Harnack, Jülicher, etc.), la generación existencialista (Bultmann, etc.), la generación marxista. He visto y veo cómo de la confusión de hipótesis ha surgido y vuelve a surgir lo razonable de la fe. Jesucristo es verdaderamente el camino, la verdad y la vida, y la Iglesia, con todas sus insuficiencias, es verdaderamente su cuerpo.”

Y así termina: “Por último, pido humildemente: recen por mí, para que el Señor, a pesar de todos mis pecados y defectos, me reciba en la morada eterna. A todos los que me han sido confiados, van mis oraciones de todo corazón, día a día.”

Además del consejo de defender la fe y vivirla, nos enseña a tener una mirada agradecida primero a Dios y luego a sus padres, a sus amigos y a todo lo que ha vivido. Es genuina y profunda esa convicción, sabe encontrar el bien en todo, aunque a todos nos constan los frecuentes sufrimientos y las dificultades e incomprensiones que afrontó a lo largo de su vida.

Y para quienes vivimos en ambientes infectados por el anticlericalismo y el liberalismo, y por ello con mucha frecuencia circunscribimos nuestra fe a un entorno cerrado y la excluimos de la vida pública, nos hace ver nuestra incongruencia y el empobrecimiento al que nos sometemos.

Muchas gracias Benedicto, ahora te pedimos nos ayudes a incorporar a nuestra vida tus consejos. Esta petición ahora y en ocasiones futuras nos dan la oportunidad de tener entrevistas inmediatas, sin trámites ni intermediarios como se tienen establecidos en los organismos terrenos.

Te puede interesar: Borrón y cuenta nueva

* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

@yoinfluyo

Facebook: Yo Influyo

comentarios@yoinfluyo.com

Compartir

Lo más visto

También te puede interesar

No hemos podido validar su suscripción.
Se ha realizado su suscripción.

Newsletter

Suscríbase a nuestra newsletter para recibir nuestras novedades.