Evaluar la educación: ¿por qué el pánico?

México retrocede años de progreso en materia de educación…


Evaluar la Educación de México


Más allá

Decidir acabar con el Instituto Nacional de Evaluación de la Educación, va más lejos del tradicional ritual sexenal de echar por tierra, todo lo que hizo el anterior mandatario, y que ha provocado que México se reinvente cada seis años.

El impacto

Si la idea cuaja –como es de esperar– la Secretaría de Educación Pública será juez, parte interesada, tercero perjudicado, cómplice, evaluador, porrista y supremo dictaminador del sistema educativo, de las propias políticas y de los estándares de calidad. Nadie más.

Nayeli Roldán (@nayaroldan) en la entrega que realizó hace algunos días (https://www.animalpolitico.com/2018/12) recogió el clima que campea en el país, a raíz de que los funcionarios del INEE acusaron al mandatario porque su propuesta “atenta contra los órganos autónomos”.

Esa mentalidad pueblerina y rupestre que, proyectada al Estado, se convierte en megalomanía totalitaria –valga la expresión– es equivalente a los concursos de belleza en pueblo chico, donde el alcalde es el juez y al mismo tiempo, es el postulador de la participación de su sobrina, fijando las reglas del concurso, cambiándolas a modo e imponiendo su decisión a todos los demás.

Más o menos, eso será el “Centro para la Revalorización del Magisterio”, un objeto volador no identificado del nuevo gobierno, porque así lo establece la iniciativa presentada.

Es interesantísimo el tema, porque como los alumnos jamás serán evaluados; los profes tampoco –los de la CNTE, menos– y como le dijo Esteban Moctezuma a Carmen Aristegui, ahora todos los chicos están “invitados a copiar” en los exámenes, trabajos, tareas, maquetas e investigaciones, entonces, podremos aproximarnos a la competitividad global que viene.

Viaje al fondo del pasado

Ya se sabe que el nuevo gobierno tiene una fascinación por el pasado. De aquí que, los expertos señalan que esta propuesta es el retorno a la política de evaluación que existía en 2002, con las siguientes consecuencias: El SNTE definía las pruebas, hacía la tarea, y la dependencia jamás rendía cuentas –opacidad absoluta– de los resultados. La periodista Nayeli Roldán recogió esta declaración del investigador de la UNAM, Roberto Rodríguez.

Los escopetazos

1. Me indican mis gentiles lectores y mis siempre adoradas lectoras: ¡Adivínese cuál será el mecanismo para asignar las plazas a los maestros, eliminados los concursos!
2. ¿Volverá la costumbre de heredar los puestos, ofrecerlos al mejor postor y beneficiar a los tlatoanis sindicales? Es pregunta, porque el sistema meritocrático, puede irse ya por la alcantarilla.
3. Como bien destaca la periodista citando al maestro Rodríguez, se trata de una decisión más política –el escribano sostiene que es ideológica, electorera y coyuntural– que regresa a centralizar todo el poder y las decisiones en la SEP.
4. Edward Deming y Peter Druker sostienen una verdad de Perogrullo: que no se puede mejorar aquello que no se puede medir. ¿Cómo le van a hacer para evaluar la calidad de la educación preescolar, primaria, secundaria y media superior, los resultados del sistema y la eficiencia terminal, si carecen de indicadores de éxito?
5. Si el modelo educativo detesta el benchmarking global, ¿México se aislará del resto del planeta?
6. Urge un organismo autónomo y con dientes para realizar esta tarea. Peña Nieto se negó a darle estas competencias. Por eso, cuando dijeron que las evaluaciones eran “punitivas”, eso debilitó fuerte al INEE.
7. Hoy día, estamos en presencia del mejor pretexto: ahorrar recursos, aunque nadie tenga la más peregrina idea del estado que guarda la educación en México. Y si a ello le agregamos los niveles de desconfianza en las cifras que ofrecen las autoridades; en el maquillaje y los eufemismos que se emplean en estos casos, la situación es grave.

La parte dramática la recogieron los periodistas Érika Hernández y Antonio Baranda en el periódico Reforma: El presidente López aseguró que si los funcionarios y especialistas del INEE no están de acuerdo con la decisión presidencial de hacer que se evapore el organismo… ¡Pues que se amparen!

¡Qué fácil es jugar con el destino de este país y el futuro inmediato de las niñas y los niños! Ni modo. Eso es lo que querían 30 millones de personas. Lo lograron.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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