Conservadores: cada vez somos más

El propio AMLO dijo hace poco que calculaba entre 25 y 30 millones de conservadores.



Cuando inició el gobierno del señor López Obrador se pensaba que ‘los conservadores’ eran los que pertenecían a la oposición organizada contra su proyecto: esto es el PAN, el PRI, los empresarios, la mafia del poder y los llamados intelectuales orgánicos del PRIAN. Como un sujeto que vive anclado en el pasado, el flamante presidente decidió que la discusión pública sería en torno a los enemigos de él –o sea los conservadores– y los que se agrupaban a su alrededor y encarnaban los más nobles intereses y valores del pueblo mexicano.

En política mexicana, de mediados del siglo pasado hasta entrada la presente centuria, los conservadores eran representados por el PAN (ahora no sabemos bien a bien qué es y a quién representa el PAN, pero eso no es materia de este texto). Mientras aparecía la izquierda institucional y el PRI se movía en la extrema ambigua que lo mismo nacionalizaba la banca que la privatizaba, el panismo era el refugio de empresarios –no los más encumbrados, sino los medianos y pequeños– y de las clases medias, de los católicos y los no tanto y de los habitantes de las ciudades grandes y medianas. Es decir, todo lo que el presidente desprecia. Esos son los que él señala como conservadores y, por lo tanto, sus enemigos.

En el festival del odio en que se ha convertido este sexenio, el presidente ha aumentado la cantidad de conservadores existentes. Esto, que todos los que no están de acuerdo con él sean conservadores, es producto de su fantasía enfebrecida. Pero lo cierto es que él solito se ha dedicado a incrementar el número de malquerientes a base de insultos.

La semana pasada el presidente anunció el ingreso a las filas conservadoras de actores y cantantes como Rubén Albarrán (cantante de Café Tacuba), Ofelia Medina, Ana Claudia Talancón, Eugenio Derbez, Bárbara Mori, Natalia Lafourcade y otros. El delito que los hizo pasar al lado conservador de la historia fue criticar la devastación forestal en el tramo 5 del Tren Maya. Es claro: estás conmigo o estás contra mí. No hay espacio a la crítica, solamente al repudio y la adhesión. Así pues, los nuevos “pseudoambientalistas” engrosan ya el creciente conservadurismo mexicano que en estos tres años ha visto multiplicar su número con los siguientes grupos ciudadanos:

Niños con cáncer: conservadores.

Niños si vacunas: conservadores.

Madres que usaban guarderías: conservadoras.

Mujeres que marchan: conservadoras.

Periodistas: conservadores.

Enfermos sin medicinas: conservadores.

Ambientalistas: conservadores.

Los del CIDE, los de la UNAM: conservadores.

Entre todos formamos parte del mundo que no le gusta al presidente: el de las discusiones y el disenso. El propio AMLO dijo hace poco que calculaba entre 25 y 30 millones de conservadores. ¡Y cada vez somos más!

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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