Vaticano apoya esfuerzos contra tráfico ilícito de armas

El tráfico ilegal de armas pequeñas y ligeras “es una amenaza obvia para la paz, el desarrollo y la seguridad”



El tráfico ilegal de armas pequeñas y ligeras “es una amenaza obvia para la paz, el desarrollo y la seguridad”, aseguró el Arzobispo Bernardito Auza, Observador Permanente de la Santa Sede ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en la Tercera Conferencia sobre el combate a la armas pequeñas ilícitas, que se celebra en Nueva York.

 

El Arzobispo Auza, indicó que la Santa Sede siempre ha apoyado el Programa de Acción y el Instrumento de Localización que dirigen las acciones de esta lucha. Señaló que, como prevé el Programa de Acción, mejorar el respeto a la vida y dignidad de la persona, promoviendo una cultura de paz, “fomenta la conciencia internacional para prevenir, combatir y erradicar el tráfico ilícito de armas pequeñas y ligeras”.

 

Sin embargo reconoció que se necesita mayor cooperación internacional para restringir ese tipo de tráfico.

 

También ofreció el apoyo de El Vaticano a los esfuerzos para erradicar el tráfico de estas armas y las actividades vinculadas con este, tales como el terrorismo, el tráfico de personas humanas, el tráfico ilícito de drogas y otras formas de delincuencia organizada.

 

Destacó a su vez la importancia de tener “un mundo seguro para el desarrollo”, lo que se convierte en una condición para la paz, como lo describía ya el Beato Papa Paulo VI, “el desarrollo es el nuevo nombre de la paz”.

 

La Conferencia, que se realiza cada seis años, en esta ocasión es presidida por Izumi Nakamitsu, Alto Representante de las Naciones Unidas para el Desarme.

 

El encuentro analiza los retos que en la materia suponen los avances tecnológicos; los Estados participantes a la reunión buscarán “negociar un documento en el que refrenden su compromiso con el combate a la proliferación de armas pequeñas y ligeras ilícitas como parte de los esfuerzos comunes en pro de la paz, la seguridad y el desarrollo de todos”.

 

La ONU calcula que el comercio de estos mortales objetos llegaría a la suma de mil millones de dólares cada año, adicionalmente se estima que alrededor de la mitad de las cerca de 250 mil muertes violentas registradas anualmente, entre 2010 y 2015 son producidas por armas de fuego.

 

 

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