¡Qué pena con Montesquieu!
La prepotencia, la mentira y la humillación empiezan a ser parte de la vida cotidiana en nuestro país. No podemos ni debemos acostumbrarnos.
La prepotencia, la mentira y la humillación empiezan a ser parte de la vida cotidiana en nuestro país. No podemos ni debemos acostumbrarnos.