Boris Johnson, en el banquillo

En la actual Cumbre de los Siete (G 7) en Biarritz la opinión generalizada es que la participación de Gran Bretaña en este evento es la última vez por la consumación del Brexit el 31 de octubre 2019.


Boris Johnson


Boris Johnson, nuevo premier británico y primer “Brexiteer”, ha comprometido su futuro político, para bien o para mal, con la suerte del Brexit el 31 de octubre 2019.

Alexander Boris de Pfeffel Johnson llegó como nuevo líder del Partido Conservador de Reino Unido, en sustitución de Theresa May, con 92 mil votos de un total de los 150 mil de miembros, en una controvertida votación en partido conservador inglés el 24 de julio 2019 y salió el mismo día electo nuevo premier del Gobierno de su majestad Isabel II.

Boris Johnson, de 55 años, de profesión periodista e historiador, con una brillante educación, pues se graduó en el más renombrado Eton College, institución que ha forjado parte de la élite británica, con más de 20 primeros ministros, entre los que figuró incluso Winston Churchill.

Boris Johnson es considerado un hombre muy inteligente y hábil -hay gente que le compara con el mismo Winston Churchill-, ambicioso, con gran anhelo de poder, escrupuloso, egocéntrico.

Su inteligencia y su mentalidad carismática e intransigente, junto con su gran talento de orador, le han valido para emprender una carrera política, que culminó, antes de llegar a ser ahora primer ministro del Reino Unido, a ocupar los cargos políticos de alcalde de Londres y de ministro de Relaciones Exteriores. Estos cargos le sirvieron de trampolín para liderar las corrientes del Brexit que resultaron del referendo, convocado por el entonces primer ministro David Cameron en 2016.

El parteaguas de la vida política actual de Inglaterra fue el Referendo que convocó en 2016 David Cameron, que por los resultados adversos tuvo que renunciar como primer ministro y en su lugar entró Theresa May, considerada más bien escéptica a una salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. Sin embargo Theresa May, como primera ministra, comenzó a gobernar con la bandera del Brexit en alto, como su principal e irrevocable tarea.

En consecuencia Theresa May enfrentó todo el peso de las complicadas y controvertidas negociaciones con las autoridades de la UE en Bruselas y luchó en el Parlamento de Gran Bretaña sin éxito por la aprobación de los resultados y soluciones elaboradas en Bruselas para un Brexit respetable.

Theresa May, a pesar de todo su empeño, dedicación y lucha en todo este penoso proceso de un Brexit aceptable y satisfactorio, no tuvo fortuna, visión y liderazgo suficiente para llevar el Brexit a buen término. Su fracaso la obligó en su tercer año de gobierno a renunciar como primera ministra y líder del Partido Conservador, llevándose un muy mal sabor de boca pues se le culpó de ahondar la ya existente división de la sociedad inglesa y haber puesto en ridículo las instituciones gubernamentales del históricamente gran “Imperio Británico”.

Bajo estas circunstancias, Boris Johnson, como nuevo primer ministro del Reino Unido desde el 24 de julio de 2019, heredó este por él anhelado mandato de llevar el Brexit como instrumento para sacar a Inglaterra definitivamente de la Unión Europea y manejó desde el principio la amenaza de un Brexit sin acuerdo, en un “no deal”. Boris Johnson dio a entender que no le importaba que la administración de la Unión Europea en Bruselas, con el apoyo de sus 27 miembros, no concederá una reapertura de las negociaciones ni cambios de los acuerdos suscritos con Theresa May para el Brexit con fecha del 31 de octubre 2019.

El flamante nuevo primer ministro Boris Johnson se presentó desde el inicio de su mandato como un “fóbico antieuropeo”, fatalista, alegando que no le importaban las consecuencias de una salida el próximo 13 de octubre de un Brexit sin acuerdo, para sacar a Inglaterra de la Unión Europea, sea como sea.

Boris Johnson se fio desde su comienzo como primer ministro británico, de que podría intimidar con su amenaza a la Unión Europea, desafió a Europa como “imperio”, que desatiende el interés de los pueblos asociados (ignorando que los imperios se forman por la presión de un poder central mediante la subordinación y el sometimiento a un orden centralizado) en desatención de los verdaderos objetivos de la constitución de la Unión Europea, que fueron terminar con guerras y confrontaciones bélicas, buscar una convivencia en paz y bienestar así como establecer y manejar el sistema de libre comercio y un mercado común prósperos para los estados miembros.

Boris Johnson dio a entender que su dura e intransigente posición de su política incondicional de un Brexit de la salida de Inglaterra de la Unión Europea el 31 de octubre 2019, sería su prioridad política inamovible en sus encuentros previstos con los máximos líderes europeos. Pareciera que su “leitmotiv” radicó en el bloqueo del Parlamento de Inglaterra del acuerdo del Brexit que había firmado y presentado su antecesora Theresa May, poniendo en claro ridículo el Gobierno y el pueblo inglés.

Sin embargo, ante el claro rechazo de la Comisión y el Consejo de la Unión Europea de Bruselas, pareciera en este momento y con vistas a las visitas oficiales de Boris Johnson a Alemania y Paris, así como su participación en la Cumbre de G7 en Biarritz, los días del 24 al 26 de este mes de agosto, hay claros indicios de que en pueblo de Inglaterra empezó a difundirse un gran pánico ante un Brexit sin acuerdo por temor de una repercusión en la economía, con escasez en el suministro de alimentos, de gasolina y otros productos imprescindibles como medicinas, sin poder excluir un rebrote de confrontaciones entre Irlanda del Norte como parte de Gran Bretaña y la República de Irlanda. En este contexto cabe también mencionar el reciente indicio de un debilitamiento de la economía británica, debido a la caída de la libra esterlina en las bolsas europeas frente al dólar americano 4% en un mes y 2.4% desde que Johnson está en el poder, frente al euro un 2.5%.

Además la Comisión y el Consejo Europeo hicieron público que la Unión Europea está preparada para afrontar incluso un Brexit duro, si Boris Johnson así lo prefiere, aunque supondría que Inglaterra bajará automáticamente de su categoría actual de “primer país” a “tercer país” y que el costo sería proporcionalmente mucho mayor para el Reino Unido que para los 27 miembros de la Unión Europea.

Ante esta situación, que refleja un comienzo de crisis y debilitamiento político para Boris Johnson, junto con los primeros intentos de formación de una coalición o frente antibrexit, a iniciativa del líder del partido laborista Jeremy Corbyn, junto con otras fuerzas opositoras, como los europeístas liberal-demócratas y el ultraderechista Partido del Brexit formado recién por el ultranacionalista Nigel Farange, ha menguado la posición del Premier Ministro con vistas a su primer viaje oficial a Berlín con Ángela Merkel y a Paris con Emmanuel Macron.

Para la política ofensiva de Boris Johnson y por sus promesas de primera hora de una nueva “edad de oro y grandeza”, alegando que sacar a Gran Bretaña de la conflictiva y a punto de desintegrarse Unión Europa, un conflicto interno en ciernes pondría su liderazgo y futuro político en entredicha, porque limitaría seriamente su maniobrabilidad para convocar elecciones anticipadas en caso de que el parlamento deniega un Brexit duro, sin acuerdo, un no deal, y peligraría que se reafirmara como primer ministro más allá de la fecha mágica del 31 de octubre 2019.

La primera visita oficial de Boris Johnson como primer ministro de Gran Bretaña en Berlín ante la canciller Ángela Merkel el 22 y 23 y en París, ante el presidente Emmanuel Macron el 23 y 24 y su participación en la cumbre de G7 en Biarritz del 24 al 26 de agosto de 2019, se podría subsumir bajo la candente problemática de la exigencia del visitante de una salida del Brexit el 31 de octubre 2019, a cualquier precio, si Europa no cede ante las exigencias preanunciados de su visitante.

En cuanto a las visitas se puede resumir, que tanto Ángela Merkel, como Emmanuel Macron, hicieron constatar ante su ilustre visitante, que por su parte no ven la posibilidad de reabrir las negociaciones sobre el Brexit ni que la Comisión y el Consejo Europeos están dispuestos a ceder si Inglaterra opta por un Brexit sin acuerdo en la fecha límite del 31 de octubre 2019.

La canciller de Alemania, Ángela Merkel, insistió en que la cláusula referente a la protección de la República de Irlanda, de no admitir la instalación de nuevas fronteras físicas (“Backstop”), que forma parte de los acuerdos obtenidos entre las autoridades de Bruselas y de Theresa May de Inglaterra, son irrevocables, salvo que Boris Johnson, que insistía desde un principio en no aceptarla, propusiera una solución viable y aceptable, que se esperaba pudiera presentar en los próximos 30 días. En este contexto Merkel dejó bien claro, que en lo referente al Brexit, le corresponde al británico ofrecer vías de solución.

Emanuel Macron también dejó claro que se espera del primer ministro británico iniciativas para evitar un Brexit duro. Además el presidente de Francia defendía, igual que la canciller de Alemania, que la “salvaguarda para Irlanda” forma parte indispensable de los acuerdos del Brexit para conservar la integridad del mercado único y la estabilidad política de la República de Irlanda. Boris Johnson admitió que no quiere imponer fronteras entre la parte inglesa de Irlanda del Norte y la República de Irlanda, indicando que está convencido de que existe un solución técnica. Emmanuel Macron dio a Boris Johnson el claro mensaje, de que la responsabilidad de un Brexit sin acuerdo y el futuro político de Gran Bretaña corresponde exclusivamente a su interlocutor. Boris Johnson a su vez alegó que existen consignas del referendo de los electores ingleses, que requieren que Inglaterra salga de la Unión Europea el 31 de octubre 2019, haya o no acuerdo.

Con los antecedentes de estas dos cumbres es difícil de pronosticar cómo saldrá Boris Johnson como primer ministro de su compromiso de su contienda de un Brexit sin acuerdo; no puede arriesgarse a un nuevo bloque en el parlamento británico, que su “juego político” no caiga en ridículo y ponga en juego su mandato como primer ministro.

En la actual Cumbre de los Siete (G 7) en Biarritz la opinión generalizada es que la participación de Gran Bretaña en este evento es la última vez por la consumación del Brexit el 31 de octubre 2019, que por lo general se ve como un hecho.

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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