Disculpas por la Conquista: el dilema histórico

AMLO solicitó un perdón a personas externas del país, cuando a quienes deberían pedir perdón son los mismos mexicanos.


Perdón AMLO


Hace unos días fue manifiesto por el presidente Andrés Manuel López Obrador la petición de disculpas por los abusos cometidos durante la colonización de la entonces Tenochtitlán. Dicha petición fue dirigida al rey de España y al papa Francisco.

La primera reflexión nos debe acercar al corazón de Jesús: “Perdona no solo 7 veces sino hasta 70 veces 7”. Nadie estamos exento de limitar nuestro poder de cercanía para pedir perdón a alguien.

Sin embargo, el perdón no se exige; se pide y se ofrece. Al menos así lo enseño Jesús en el Padre Nuestro “… perdona como nosotros también…” No es coherente pedirle a alguien que se disculpe si primeramente no se ofrece la misma capacidad empática.

El ser humano está llamado a perdonar siempre. Pero desafortunadamente ésta no es la médula que alberga la solicitud de López Obrador. Su planteamiento históricamente asíncrono, pues no se centraliza en un dar y recibir, sino que solo exige sin ofrecer algo que equilibre la petición.

España todos los días podría publicar disculpas a México o toda Iberoamérica; pero ¿eso nos haría mejores personas?, ¿haría mejor el gobierno de López Obrador? Entonces la pregunta es ¿para qué esta solicitud?

¿No parece ser que se atiende más un protagonismo donde el ego se hace presente y se olvida lo sustancialmente importante? ¿Por qué le exige un presidente a un rey que se disculpe de un hecho aislado? ¿No sería como pedirle al director del preescolar que se disculpe con el rector de la universidad por los errores u omisiones del alumno en cuestión?

¿No sería mejor observar las propias deficiencias e implementar estrategias de cambio donde se sabe hay situaciones a mejorar?, ¿por qué hay reflectores en un tema de hace 5 siglos?

Los dirigentes de las naciones requieren concentrarse en las necesidades de su país. Y lamentar y condenar los hechos de desigualdad, abandono y pobreza extrema. ¿Quién les pide perdón a los niños explotados?, ¿al empleado mal pagado?, ¿a la persona discriminada?, ¿al alumno que pierde sus clases por parla y bloqueos?, etc.

No es a España donde se debe dirigir la mirada. Es a nosotros mismos: pueblo, nación…; no busquemos fuera lo que se tiene dentro. No se pierda la prioridad por darle fuerza a la nimiedad.

Sería mejor empezar diciendo “México, te pedimos perdón por nuestras acciones de baja vibración que alteran el orden, la paz y el bienestar de todos y para todos” … el que tenga oídos que oiga.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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