Cinco errores en las discusiones de pareja

Las discusiones entre parejas si no son asimiladas de forma correcta pueden traer consecuencias negativas a la relación.


Discusiones entre parejas


No hay parejas ni relaciones perfectas. Toda convivencia entre un hombre y una mujer provoca conflictos que deben discutirse.

Las conversaciones de muchas parejas son como diálogos encapsulados, discos rayados, mismas frases, aguas estancadas. Resultado: no se llega a ningún lado hablando mucho si siempre se circula por los mismos sitios.

Bien decía Confucio: “El hombre que ha cometido un error y no lo corrige, comete otro error mayor”.

Hoy quiero compartir contigo cinco errores habituales que podemos cometer las parejas y que describe Jenny Moix en la revista El País:

1. Querer convencer al otro:

Nos sentimos atrapados en ese lugar que hemos edificado con nuestra pareja. Notamos asfixia. Así que le damos vueltas y vueltas para encontrar alguna salida, analizamos la situación, queremos explicársela a nuestro cónyuge y darle las conclusiones a las que hemos llegado.

Es mucho mejor darle la vuelta a la tortilla. En lugar de explicar al otro nuestras reflexiones y conclusiones para que comparta nuestro punto de vista y haga lo que le sugerimos, podemos intentar lo opuesto: ¿Cómo lo ve él o ella? ¿qué piensa? Y mejor aún ¿cómo se siente?

Si nuestra pareja nota que real y sinceramente queremos entenderlo, su reacción no será defensiva, sino que se relajará. Pocas cosas producen más alivio que desahogarnos con alguien que nos entiende.

En concreto: tenemos que ser capaces, durante al menos un rato, de ponernos en la piel del otro. Nadie dice que es fácil, pero vale la pena.

2. Razonar lógicamente:

Frases como: “Me dijiste que pasarías al banco de regreso del trabajo y no lo hiciste”, “Te dije que eso pasaría”. ¿Sabemos que tiene razón, pero cómo te sientes cuando otra persona nos dice una verdad y que de nuestra parte nos hemos equivocado u olvidado?

A nadie le gusta esto, al no sentirnos cómodos, sino más bien irritables, salta el resorte que llevamos dentro y decimos algo a nuestro cónyuge para defendernos.

Que significa esto: que la lógica no siempre nos lleva por buen camino. Al intentar arreglar la caótica de la convivencia, recurrimos a análisis lógicos y nos olvidamos que somos seres humanos con emociones y defectos. Debemos aceptarlo.

3. Traer el pasado al presente:

Se dice que, si los problemas con la pareja se pudieran medir en centímetros, un tema problemático de cuatro centímetros, después de una discusión de dos horas terminaría midiendo dos kilómetros.

Parece magia, pero no lo es. Somos especialistas en provocar estiramientos. No es difícil, basta con empezar a sacar temas del pasado. Me decía un señor muy simpático: “¡Mi mujer ya no se pone histérica… se pone histórica, se acuerda de todo!”

Debería existir una norma que limitara la discusión al asunto en concreto a tratar, que pudiéramos tener una tarjeta roja cuando cambiamos de tema y mencionamos algo del pasado.

Está comprobado que la mayoría de las discusiones de pareja empiezan con un tema y terminan con varios que no tenían nada que ver.

4. Interpretar lo negativo:

Lo que marca una conversación no es lo que dice uno u otro, sino sobre todo cómo se interpreta. Frases tan sencillas como “hoy está lloviendo”, pueden recibirse como “me dice que llueve porque no quiere subirse al coche para ir a casa de mi mamá”. Pensamos que solo quiere fastidiarnos

Si partimos de esta premisa, es absurdo el diálogo, nunca se logrará construir algo positivo.

5. Esperar efectos instantáneos:

No se trata de que los cambios tarden años, pero tampoco debemos pretender solucionarlos en una conversación. La convivencia no es un aparato mecánico al cual le falla una pieza que puede cambiarse. Es una relación que debemos cuidar cada día con cariño y mucha “paciencia”.

Existe una buena forma de adivinar cómo va a acabar un diálogo entre una pareja: la actitud previa.

No podemos hacer mucho para la actitud de él o ella, así que centrémonos en la nuestra: quiero arreglar el problema, acercarme a esa persona, mejorar la relación.

Recuerda aquello que los unió, lo que les une en el presente, lo que quieres mejorar. La actitud se contagia: negativa o positiva. Si la tuya es buena, esa conversación seguramente terminará logrando que su relación se fortalezca.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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