Esta semana el dirigente empresarial, en menos de 24 horas, cometió serias pifias en torno a una sola decisión: la de nombrar “vocero especial” de la Coparmex a Javier Lozano.
Para nadie es un secreto que el dirigente de la Coparmex, Gustavo de Hoyos, quiere encabezar la oposición en contra de AMLO con miras a las elecciones presidenciales de 2024. El líder empresarial se mueve constantemente entre las luces y las sombras, nunca dice que sí, pero evade decir que no; juguetea por aquí y por allá con sus decisiones, no duda en salir al frente para criticar las decisiones del gobierno lopezobradorista. Como buen candidato, gusta de los medios, de aparecer constantemente. El organismo patronal le ha servido de plataforma y adecuó una reelección para mantenerse en el puesto. Todo esto está muy bien. El problema es que quiere todas las bondades de ser candidato, pero no correr ninguno de los costos de entrar de lleno en la carrera política. Por eso prefiere mantener su puesto de directivo empresarial.
Gustavo de Hoyos organiza foros, hace declaraciones, se reúne con la oposición formal, se deja dar trato de opositor y gusta de ser una de las caras que organizan el “antipeje” fuera de los partidos. Sabedor de que los partidos opositores están en la lona tanto en imagen como en liderazgo, ha querido ocupar ese vacío con señalamientos antigubernamentales. Y está bien, la política mexicana necesita de nuevos liderazgos, pero sería bueno que los que quieren serlo, como De Hoyos, se definieran abiertamente. El propio presidente en alguna ocasión señaló que en la Coparmex ya parecían del PAN. La verdad es que no tendría nada de extraño que empresarios medianos lleguen al panismo en busca de actividad política –sucedió durante décadas–, es tan natural que eso pase como que un priista termine en Morena.
Sin embargo, el juego tras bambalinas tiene sus costos. Esta semana el dirigente empresarial, en menos de 24 horas, cometió serias pifias en torno a una sola decisión: la de nombrar “vocero especial” de la Coparmex a Javier Lozano. Por supuesto que para un organismo empresarial tener a un político de tiempo completo y abiertamente radicalizado contra el gobierno no resultaba muy buena idea. Pero al señor De Hoyos le pareció importante declarar un enfrentamiento abierto con el gobierno, por la vía de una vocería, ni siquiera con su persona. Al nombramiento le siguió la corrección y negación del mismo, lo que resultó una comedia de enredos grotesca, en la que quizá es la primera vez en años que se habla tanto de la Coparmex.
Es probable que De Hoyos piense que la oposición consiste en gritar más fuerte. Por lo pronto, el líder de la Coparmex ha destacado por planteamientos que suenan huecos, sus movimientos, sus ideas, su equipo, todo en él recuerda al frente anayista… pero sin Anaya.
El evento del nombramiento protagonizado por la Coparmex esta semana dejó claro que la oposición “antipeje” está en el hoyo. Más allá de la risa que pudiera provocar en el lopezobradorismo el asunto de Lozano, el tema con la derecha en este país es su falta de definición. De entrada, porque se niega a definirse como tal. Después, porque no se sabe sentar junta. A eso hay que agregarle que siempre piensa que tener progres en la mesa les resta “derechosidad” y los hace ver inteligentes cuando simplemente los hunde en el limbo. Además, tiende a despreciar todo lo institucional que hay, desde las plataformas que representan los partidos hasta, según ellos, la necesidad de tener un líder de “la sociedad civil”. Tampoco es preocupante, hay tiempo y la gente sabrá organizarse.
El candidato agazapado en la Coparmex ya dejó en claro que no aguanta una madriza de cuatro horas en las redes, que cuando decide algo lo hace mal y termina haciendo un batidillo, es predecible en sus declaraciones y vive políticamente en un lugar común.
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