Pablo el caminante eterno, capítulo XVII. Nuevos horizontes

Se estima que Pablo y Bernabé estuvieron un año en Antioquía de Pisidia y salieron con las marcas sobre sus espaldas de los injustos azotes proporcionados a los hombres de Dios por el solo hecho de ser fieles a una fe que predicaba el amor, y que ellos congruentemente habían practicado.


Pablo y Bernabé


El Espíritu Santo les inspiró la idea de ir a Iconio que estaba a 120 kilómetros de distancia, para lo cual tenían que pasar primero por una gran meseta resguardada por por volcanes y después recorrer una gran estepa que en verano se convierte en un infierno caluroso y polvoso y en el invierno se cubre de nieve, que cuando llega la primavera y el deshielo se convierte en un gran pantano que la hace intransitable.

Iconio es una ciudad que se encuentra un tanto elevada a 1130 metros de altura, el emperador Claudio mandó establecer aquí una colonia de veteranos romanos, alguna vez anduvo por ahí Cicerón como procónsul y en persecución de bandas de forajidos, la población consistía en gálatas helenizados, funcionarios romanos y judíos. Era una ciudad que se dedicaba a tejer lana, por lo que Pablo encontró ocupación fácilmente.

La predicación de Pablo sobre la pureza conduce a una historia entremezclada con leyenda sobre Santa Tecla, que se dice que era una joven que ya estaba prometida, pero al escuchar hablar a Pablo sobre la virginidad y la resurrección decidió ya no casarse y dedicarse en cuerpo y alma a seguir a Jesús. Por esta decisión Tecla fue condenada a morir en la hoguera, pero un terremoto la libra de la muerte,

Sin embargo, el incidente le generó a Pablo un enorme problema porque el padre de Tecla lo acusó de hechicería, además se mal interpretaron las palabras de Pablo y empezaron a decir que los cristianos estaban en contra del matrimonio. La ciudad se dividió en dos bandos, los que estaban a favor de Pablo y Bernabé y los que estaban en contra, donde muchos magos y otros embaucadores de la población no perdían ocasión para intrigar contra los apóstoles.

Iconio fue un centro de apoyo por mucho tiempo para las comunidades cercanas, durante el tiempo que Pablo estuvo ahí seguramente debe haber salido con frecuencia a las poblaciones no lejanas a fundar comunidades y después a desarrollarlas.

A final de cuentas por el problema de Tecla y las amenazas de los enemigos de la nueva doctrina hicieron que Pablo tuvieron que salir y dirigirse a Listra, donde fueron recibidos por una familia recomendad por sus amigos de Iconio. La abuela se llamaba Loida y su hija Eunice que era viuda, y su hijo Timoteo de 15 años. Pablo detectó en este mucho un espíritu muy piadoso, y las mujeres le informaron que no estaba circuncidado, pero Pablo les respondió que lo importante sería bautizarlo.

Ni su madre, ni su abuela, ni el mismo Pablo se imaginaron en ese momento que Timoteo llegaría un día a ser ordenado sacerdote  y consagrado obispo por él mismo y que su nombre sería universalmente conocido al ser plasmado en las cartas que el mismo apóstol le dirigiría en donde aparecerían enseñanzas sobre la doctrina cristiana que perdurarían para siempre.

 

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