Nuevos consejeros en el INE, ¿qué sigue para los ciudadanos?

Los nuevos consejeros electorales, Guadalupe Taddei, Jorge Montaño, Rita Bell y Arturo Castillo han tomado posesión de sus cargos. Llegaron tal como se había previsto, por insaculación —por tómbola en el argot popular—. Fue la primera vez en la historia que funcionarios de cualquier organismo llegan por esa fórmula, y eso es muestra clara de que la negociación política está en su punto más bajo de la historia, quizá no tanto: los balazos durante la Revolución Mexicana fueron el nivel más bajo.

Los ciudadanos que tanto se han esforzado en defender al Instituto Nacional Electoral deseaban que las cosas sucedieran de manera más civilizada y menos politiquera, con más perfiles más neutros e idóneos menos marcados por la sospecha. El partido Acción Nacional, por su parte, impugnará la designación de Taddei y de Montaño por la cercanía partidista que tienen.

Evidentemente no se trata de un escenario ideal pero tampoco sabemos cómo serán en realidad los nuevos protagonistas de esta etapa del INE. Ciertamente, las circunstancias particulares que en este sexenio estamos viviendo empujaron a los consejeros, especialmente a Ciro Murayama y al consejero presidente Lorenzo Córdova a destacar con posturas y actitudes que probablemente nadie esperaba hace nueve años cuando tomaron posesión.

Lo mismo se puede decir de los cuatro consejeros que se integraron ya en este sexenio, y que igualmente entraron con sombras de duda, pero los intentos de vulnerar al INE hicieron frente común y se prestaron a la defensa de la institución.

Aunque hoy vemos al INE con gafas rosas —no sólo porque es el color del INE— porque estuvimos a punto de perderlo, lo cierto es que las elecciones de los consejeros siempre han levantado algún grado de polémica y quizá fuera de aquellos iniciales en los noventa, los demás han tenido algún grado de cercanía con alguna fuerza política, y sin embargo, se han plegado a la tarea de la institución.

Lo que es inédito es que los nuevos consejeros se integran a uno de los organismos más atacados en los últimos dos años justo cuando los resultados de la elección de 2021 no fueron tan favorables para el partido en el gobierno, lo cual hace todavía más difícil las tareas de los próximos meses.

Entre tanto ruido de ambas partes, hay un aspecto positivo que debe subrayarse: los cuatro tienen experiencia en materia electoral. La experiencia en materia electoral como antecedente para llegar al INE no es un aspecto menor porque la fortaleza del INE y la confianza que genera en los ciudadanos no es sólo porque Lorenzo o Ciro hayan sido carismáticos los últimos meses, es porque la experiencia ciudadana con el INE es personal y es positiva gracias a que hay técnica y eficiencia. Ya sea para sacar la credencial de elector, al ser funcionario de casilla, al ver que los resultados en las elecciones incluso en las más cerradas son comprobables a través de las actas, y otros muchos aspectos que son fruto de un ejercicio correcto de los recursos asignados.

Ese es el corazón del INE es a donde apuntaron las flechas más del plan B que del plan A que era más bien una bomba atómica a todo el sistema político actual. Por supuesto que cabe la posibilidad de que el titular del Ejecutivo y su partido hayan amañado la selección de estos cuatro consejeros con un intento de “plan C”. Pero lo cierto que es que esa ventaja de cargar los dados en esta selección la tenían desde que contaban con la mayoría en las Cámaras, pero también es cierto que por su naturaleza la estructura del Consejo no le da carta blanca a quién la presida.

En los discursos de la toma de posesión del día 3 de abril, ninguno de los cuatro consejeros dijo algo que apuntara a una intención de vulnerar al instituto. De hecho, las palabras de la nueva presidenta fueron las que más destacaron las fortalezas del mismo y su intención de que prevalezca la técnica electoral; ninguno hizo mención del suspendido plan B y todos se mostraron a favor de continuar con las formas que han llevado al INE a ser exitoso.

Sea como sea, los ciudadanos no podemos bajar la guardia y debemos seguir con una actitud vigilante, que es uno de los inesperados beneficios de este sexenio, al Consejo General del INE y a las acciones de todos sus integrantes. El INE es el medio, el fin es tener gobiernos y representantes que sean genuinamente electos.

Finalmente, debemos abrazar con entusiasmo sin igual la meta de abatir a nuestro mayor enemigo: el abstencionismo. Porque la mejor y más valiente defensa de la democracia no es gritarle a los que tratan de vulnerarla, sino asegurarnos de ejercerla en las urnas de forma personal, pero también extendiendo ese entusiasmo a todos y cada uno de los que están a nuestro alrededor. En estos tiempos, #YoDefiendoAlINE se debe traducir en yo voto, tú votas, todos votamos.

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