La consulta, la oposición y el INE

Si los mexicanos, incluyendo a los que integran los partidos políticos, quieren vivir en un estado democrático, no pueden ceder ni un ápice en la independencia institucional y operativa del árbitro electoral.



En la primera Consulta Popular realizada en el país, tal como se había anunciado, la participación no llegó al porcentaje necesario para que fuera vinculante. Los resultados del PREP arrojan que participó el 7.11 del padrón, es decir, que 6 millones 663 mil 208 personas se acercaron a las mesas a emitir su opinión que fue abrumadoramente a favor del “Sí”.

Una de las lecturas de estos resultados es dimensionar el voto duro remanente para Morena. Respecto a las elecciones de junio, hay una cierta constante en número de opiniones a favor del sí (6 millones 511 mil 385) con los que votaron por únicamente por Morena (sin aliados del PES, PT o Verde) con 6 millones 571 mil 127. Pero si la comparación se lleva a los resultados de 2018, el desgaste quedaría un poco más de la quinta parte de los votantes que los llevaron al triunfo.

Creer que esos seis millones son toda la fuerza de Morena, sería ingenuo y simplista, porque no se puede comparar la fuerza de una elección, la cantidad de puestos en juegos y el trabajo de operadores políticos, etc. con este primer ejercicio de consulta con un tema cuestionable y cuestionado. Sin embargo, si la Consulta no sirvió como un cabal ejercicio ciudadano sí puede servir como un costosísimo “estudio de mercado del voto”, el cual, no sólo es útil para el presidente y su partido; sino, y quizá todavía más, para los demás actores.

Es evidente, con los resultados del “estudio de mercado”, que el ciudadano común ya no está dispuesto a seguir comprando el discurso presidencial, pero sigue sin encontrar otro “producto”.

A menos de un mes del inicio de la siguiente Legislatura, los partidos políticos no han mostrado con contundencia cómo darán la cara por sus representados; sin embargo, el estudio de mercado muestra que Morena es menos fuerte de lo que aparenta. Es momento de articular y defender un discurso crítico, analítico, conciliador, propositivo–todo lo que el presidente no aporta– que se consolide tanto en la contención de los delirios presidenciales como en acciones que impacten positivamente a los mexicanos.

El estudio de mercado también puede servir a los partidos pequeños que hoy se cobijan bajo Morena, pues podrían descubrir que es más redituable voltear a ver a los ciudadanos y dejar de ver a Palacio. Tal vez encuentren que tienen más fuerza interna de la que habían pensado y están a tiempo de replantearse cuál quieren que sea su futuro y el de la nación.

El recuento de lo ocurrido no puede estar completo sin considerar al árbitro: el INE. El mensaje del presidente al día siguiente de la Consulta fue, como siempre, ambiguo, confuso y delirante; pero contra los pronósticos no se centró exclusivamente en denostar al INE y su trabajo. Había poco margen para ello. La labor del instituto en su conjunto para lograr que se instalaran las mesas de recepción con el número suficiente de ciudadanos, que por segunda ocasión en menos de dos meses eran convocados a ser funcionarios de casilla, fue poco menos que impecable.

Además, los consejeros electorales, especialmente Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, han afinado sus estrategias de defensa de la legalidad pero, sobre todo, han ganado en claridad comunicativa lo cual no es que los salvaguarde de los ataques, pero sí les ha refrendado el apoyo de la ciudadanía.

Es de desear que esta fortaleza como institución ganada a pulso abone a que los intentos para modificar la legislación que regula al INE o cualquier otro intento de vulnerarlo, se queden en el camino. Si los mexicanos, incluyendo a los que integran los partidos políticos, quieren vivir en un estado democrático, no pueden ceder ni un ápice en la independencia institucional y operativa del árbitro electoral. Es la única ventana abierta para que los retrasos económicos, sociales y políticos que se han acelerado en este sexenio tengan la oportunidad de ser revertidos y rectificados con el trabajo y la determinación de todos. Si se cierra esa ventana, la espiral de destrucción avanzará sin control y se llevará por delante el futuro de esta y de varias generaciones más.

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