Las manifestaciones de fogosidad no se hacen esperar: parejas que trabajan para el gobierno, novios, amasios, concubinos, esposos. Todo florece entre la cuatroté.
Claudio X. González es un personaje al que le gusta la política tras la cortina. No es dado a los reflectores, parece que le da miedo la plaza pública.
Una plática de López Obrador con Bartlett lleva necesariamente a imaginar una conversación entre un par de viejitos libidinosos: un voyeur y un pornógrafo.
Las series de narcos no son más que programas de ficción, ganas de inventar de aquellos que solamente quieren dañar al país porque ya no hay corrupción ni privilegios.
Irma Eréndira ha vuelto con esa presencia distinguida y delicada en la política e irrumpe en la escena pública con claridad de pensamiento y voluntad transformadora.