La amenaza del invierno demográfico

Una baja de natalidad de tales dimensiones puesto que, en 51 países, la fecundidad es ya inferior al umbral de reemplazo generacional.



Con motivo de que la encíclica Humanae Vitae del beato Pablo VI cumple, en este año, medio siglo de su publicación, bien vale la pena hacer algunas reflexiones sobre el invierno demográfico que amenaza al mundo entero.

Fue precisamente en 1968, año de la publicación de dicha encíclica, cuando se inició el decrecimiento demográfico.

Una baja de natalidad de tales dimensiones puesto que, en 51 países, la fecundidad es ya inferior al umbral de reemplazo generacional.

Algo que resulta preocupante es que esos 51 países representan el 44% de la población mundial.

El hecho de que la natalidad disminuya de un modo tan drástico, en gran parte se debe a las presiones de la ONU sobre los países subdesarrollados.

La ayuda que brinda la ONU a dichos pueblos está condicionada a que sus gobiernos apliquen programas de control natal.

Es así como dichos programas incluyen la esterilización realizada por la fuerza o mediante engaños.

Ahora bien, en Europa, continente que no padece carencia de alimentos, la baja natalidad es producto de una mentalidad cómoda y egoísta que considera que cada hijo que viene al mundo es un extraño que les viene a crear problemas.

Por eso es que en el Viejo Continente cada vez se casan menos personas, cada vez se tienen hijos más tarde y –producto de una intensa campaña antinatalista– se ve el futuro con pesimismo e incertidumbre.

Aquí en México la campaña de control natal se inició en 1974 durante el sexenio de Luis Echeverría y –aunque haya quien afirme lo contrario– es el único plan gubernamental que ha tenido éxito.

Se calcula que, si no se hubiese aplicado dicha política de control natal, aquí tendríamos 36 millones más de mexicanos.

Tan feroz campaña anti-vida ha traído consecuencias funestas:

  • Disminuye la proporción de gente joven, lo cual hace que se invierta la pirámide poblacional.
  • Y al haber cada vez más viejos… ¿Quién sostendrá al país con su trabajo si los jóvenes son cada vez menos?
  • Esa población de ancianos que va en aumento requiere cada vez más cuidados y material médico, con lo cual se convierten en una carga muy pesada para las nuevas generaciones.
    Al haber más viejos y menos jóvenes, cambia el perfil sicológico de la población puesto que los nuevos habitantes suelen caracterizarse por un carácter sombrío, falta de ideales, falta de dinamismo, falta de creatividad, etc.
  • Al haber más ancianos que están a cargo de la sociedad y que, por su avanzada edad, ya no producen es grande la tentación de recurrir a la eutanasia.
  • Como consecuencia del invierno demográfico que se padece ya en el Viejo Continente (nunca mejor apropiado el adjetivo de “viejo”) los países europeos se ven imposibilitados para detener la inmigración clandestino que llega desde países pobres, pero con muchos habitantes como son Argelia, Marruecos y Turquía.

Eso fue lo que hizo exclamar al presidente argelino Houari Bumedian: “Será el vientre de nuestras mujeres el que nos dé la victoria”.

Y ya lo estamos viendo: Sin necesidad de una invasión armada como la que se dio en siglos pasados, la realidad es que los islámicos están ocupando lugares que, por egoísmo, han dejado vacíos los pueblos industrializados de Europa.

Esto lo comprendió muy bien y con amplitud de miras un hombre que vio venir las cosas.

Un hombre que, por lo que estamos viendo, fue un auténtico visionario: El beato Pablo VI, autor de la Humanae Vitae que en este año cumple medio siglo.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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