Vicente Guerrero no consumó la Independencia

Es falso afirmar que Guerrero haya sido el Libertador de México. Sin embargo, hay que reconocerle el mérito de que tuvo la constancia de permanecer hasta el final luchando en las montañas del sur.



Fue hace medio siglo, concretamente en 1971, cuando Luis Echeverría, por aquel entonces presidente de México, hizo uno de los peores ridículos que se registran en la historia de este país al decretar que había sido Vicente Guerrero el autor de nuestra Independencia.

Fue tal el alud de críticas que se le vino encima (todas ellas censuradas por la Dictadura Perfecta) que muy pronto a Echeverría se le empezó a conocer como el presidente que hacía Historia por decreto.

Algo tan absurdo como si se decretara que fue Cristóbal Colón y no Hernán Cortés quien conquistó México.

Ante el justificado temor de que el actual titular del Poder Ejecutivo Federal pudiera tropezar con la misma piedra, deseamos hacer algunas aclaraciones.

Empezaremos diciendo que no consta en ningún tratado serio de Historia –y aquí nos apoyamos en Lucas Alamán– que Guerrero hubiera estado presente ni en la proclamación del Plan de Iguala (24 de febrero de 1821) ni en la jura de dicho Plan (2 de marzo de 1821) que fue cuando por primera vez se mostraron al público los colores de nuestra Bandera.

Y al no estar presente en ambos acontecimientos, Guerrero no pudo haber sido ni autor de dicho Plan y, por lo tanto, tampoco creador de la Bandera.

Deseando atribuirle méritos de los que carecía, los amanuenses de la Historia Oficial inventan el cuento del abrazo de Acatempan entre Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero que, según dichos fabulistas tuvo lugar el 10 de enero de 1821.

Apoyándose en dicha historieta, dichos autores pretenden hacernos creer que Guerrero tuvo que ver tanto en la redacción del Plan como en la creación de la Bandera.

Apoyándonos en un autor serio como Lucas Alamán, –por cierto, contemporáneo de aquellos acontecimientos– lo que sí consta es que en la fecha del imaginario abrazo de Acatempan (10 de enero de 1821) Iturbide le estaba escribiendo su primera carta a Guerrero, quien la vino recibiendo hasta el día 20 del mismo mes.

La realidad es que ambos no se conocieron sino hasta el 10 de marzo cuando ya había sido proclamado el Plan y creada la Bandera.

Por otra parte, la redacción de dicho Plan tiene como autor a un hombre culto como Iturbide, quien había recibido una sólida formación humanística en el Seminario Conciliar de Valladolid.

En cambio, Guerrero, aunque poseía una envidiable inteligencia natural, era de pocas luces o sea de esa incultura propia de un analfabeto funcional que, a duras penas no escribía, sino que más bien dibujaba su propio nombre.

Un tipo desconfiado, solitario e intratable. Un hombre con tales características no podía concebir ni mucho menos redactar una literaria pieza maestra como es el Plan de Iguala.

Una vez que ambos personajes entraron en contacto, Guerrero –consciente tanto de sus muchas limitaciones como de la evidente superioridad de Iturbide– no dudó en ofrecerle su apoyo incondicional.

Cuando el 24 de agosto de 1821, Agustín de Iturbide y Juan O´Donojú, último virrey de la Nueva España, firmaron los Tratados de Córdoba mediante los cuales se reconocía oficialmente la Independencia, en dicho documento para nada figura el nombre de un Vicente Guerrero que ya para entonces había pasado a un segundo plano.

Un mes después, cuando el 27 de septiembre el Ejército Trigarante entra en la Ciudad de México quien va al frente es Iturbide y no Guerrero.

Todos estos datos los consigna Lucas Alamán en el V tomo de su Historia de Méjico y tienen un valor muy especial porque dicho autor –a pesar de ser católico y conservador– era enemigo de Iturbide.

Si Guerrero hubiese desempeñado un papel decisivo en la Independencia, ni duda cabe que, con tal de hacer menos a Iturbide, Lucas Alamán lo habría narrado con lujo de detalles.

Así pues, es falso afirmar que Guerrero haya sido el Libertador de México. Sin embargo, hay que reconocerle el mérito de que –después de muerto Morelos– tuvo la constancia de permanecer hasta el final luchando en las montañas del sur.

Y al reconocer que ninguna posibilidad tenía de alcanzar la victoria, Guerrero se adhirió al Plan de Iguala en cuanto Iturbide se lo propuso.

El hecho de atribuirle a Guerrero la autoría de la Independencia se hace con la finalidad de quitarle el mérito a un Iturbide que, por ser católico y amar a su patria, hubiera librado a México del expansionismo yanqui que nos arrebató más de la mitad de nuestro territorio.

En fin, que concederle a Guerrero méritos que no le corresponden es uno más de los frutos de la tendenciosa Historia Oficial que ha mantenido a nuestro pueblo sumido en el engaño durante más de siglo y medio.

Y concluimos citando una frase del inmortal Don Quijote que en este caso nos viene como anillo al dedo: “Los historiadores que de mentiras se valen habían de ser quemados, como los que hacen moneda falsa”. (El Quijote. Parte Segunda. Capítulo III).

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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