Lucha de clases: la necedad presidencial

En la línea del Foro de Sao Paulo –hoy Grupo Puebla- se busque el liderazgo del presidente mexicano para abrir paso a la Unión de Repúblicas Socialistas Bolivarianas.


Necedad presidencial


De adelante para atrás

La nota del periódico es genial: “El presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que sus opositores, a quienes calificó como “ambiciosos” y “vulgares”, están esperando a que su gobierno fracase durante la crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia de coronavirus COVID-19”

Resulta interesante para el comentario, porque el ejecutivo, desde que tomó posesión, no abandona la postura de agresión, de confrontación, de divisionismo, entre los suyos y quienes considera sus enemigos que, por lo mismo, son traidores a la Patria. Esto es, “El Estado soy yo”, la encarnación de la República es su persona, ni siquiera su investidura.

Es evidente que, en la línea del Foro de Sao Paulo –hoy Grupo Puebla– se busque el liderazgo del presidente mexicano para abrir paso a la Unión de Repúblicas Socialistas Bolivarianas. No es tan descabellado, cuando consideramos que las políticas públicas y las acciones de gobierno favorecen dos líneas: cambiar las leyes para que éstas se ajusten a la realidad que se busca, y en paralelo, impulsar la lucha de clases. Así, los pobres son enemigos de los ricos, los trabajadores de los empresarios, la religión se vuelve opio y hay que sincretizarla; y acabar con los medios de producción, en manos de los “delincuentes de cuello blanco”, se transforma en una prioridad del Estado.

Todo se vale

Y en este afán presidencial, todo se vale. Los números se maquillan y las cifras se vuelven eufemismos matemáticos. Hace unos días el subsecretario López Gatell destacaba que, según “cifras oficiales”, el 9 por ciento de los contagiados –50 personas– de acuerdo con la información del maestro Garibay Camarena, habían requerido hospitalización. Una semana después, aumentó al 18 por ciento que significó que 250 personas tuvieron que ser hospitalizadas.

Ante el crecimiento quintuplicado, el presidente salió al paso: “se vive, dijo, una temporada de zopilotes”, como queriendo explicar que sus “enemigos” quieren ver más muertos en las cifras. Y de nuevo a la proclama callejera. (https://www.reporteindigo.com/reporte/): Estamos dedicados de tiempo completo, es la prioridad en este momento, prepararnos para que no nos falten camas, ventiladores y podamos atender a los infectados graves”.

“Nos preparamos para enfrentar la epidemia en el peor momento, esto es contar con los hospitales, camas y equipos para atender a enfermos. Estamos dedicados de tiempo completo, es la prioridad en este momento, prepararnos para que no nos falten camas, ventiladores y podamos atender a los infectados graves” Desde luego, nunca dijo cómo “nos preparamos”.

El presidente asegura que su gobierno ha avanzado en tener camas y ventiladores. ¿Cuántos, cómo se obtuvieron, en dónde están, cuánto costaron, a qué partida se adjudicaron? Nunca contestó. Lo que sí dijo es que ya tenemos gel.

Perogrulladas en Palacio

El aserto fue formidable: “Vamos a salir pronto; crisis de salud y económica son transitorias” (https://www.jornada.com.mx/ultimas/politica/2020/03/23). Como definen mis amables lectores y hermosísimas lectoras: Todas las crisis son pasajeras, son transitorias” No pueden ser un estatus permanente. Y de nuevo al golpeteo: “Nada de rescates al estilo del periodo neoliberal, que les daban a los bancos, a las grandes empresas. Que no estén pensando que van a ver condonaciones de impuestos u otros mecanismos. Si tenemos que rescatar ¿a quién (sic) hay que rescatar? A los pobres”.

La pregunta obliga: Si se generan programas fiscales –no “rescates” como el FOBAPROA que tanto detesta– “¿no se ayuda directamente a los trabajadores que producen, a los vendedores de mayoreo y menudeo, a los comerciantes y, finalmente al consumidor? Francisco Cervantes, presidente de Concamin estima que (https://www.eluniversal.com.mx/cartera/negocios) cerrarán más de un millón de empresas por la pandemia. Si estimamos un promedio de 25 trabajadores por empresa, ¿el presidente tendrá alguna peregrina idea de cuántas personas se quedarán sin saber si comerán algo el día de hoy? ¿Eso es poner “a los pobres” en primer término? El escribano lo duda. ¿Los rescatará organizando rifas que no se rifan de aviones que nunca serán rifados?

Y TAMBIÉN CONTRA LOS SUYOS

Desmintió a su secretario de Hacienda por las previsiones para el 2020, porque “no se le hizo correcto”. Por ello, muchos analistas presumieron la renuncia-despido del secretario Herrera. Solamente por pura dignidad.

El tema es grave y delicado, porque en vez de un líder visionario que inspire a todos a dar el mejor esfuerzo para sacar adelante al país, se trata de un impulsor de la división y el encono. Por eso es previsible que, si por ese discurso que maldice “a los ricos”, empiezan a gestarse y tolerar el saqueo y los actos de vandalismo a los negocios “de los ricos”, esta necedad presidencial será la primera escalada hacia una pandemia de odio. Al tiempo.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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