La represión anunciada

El ejecutivo sostiene con frecuente vehemencia que si alguien no está conforme, que se ampare, “están en su derecho”.



NADA NUEVO BAJO EL SOL

Es enorme la ingenuidad de aquellos que siguen opinando que hay que darle otra oportunidad al mandatario mexicano para que componga al país. No faltan los servidores de la estulticia que aseguran que vamos mejor que nunca y que, en consecuencia, hay que quemar en leña verde a todos los agentes del neoliberalismo y conservadores que les acompañan, por ser los culpables de dejarle al presidente un país en la quiebra, la decadencia, la ignorancia y males anexos, conexos y similares.

En términos reales, no hay nada nuevo en los dimes, diretes y quehaceres del presidente de este país. Todo lo que dijo que haría, desde hace más de 18 años, todo…absolutamente todo, lo está cumpliendo.

Se dijo que acabaría con la corrupción generalizada y lo ha cumplido. Ahora se maneja desde círculos muy específicos, concretos y cercanos al ejecutivo. Algunos casos de muestra: Rosario Robles, encerrada en Santa Martha Acatitla, porque fue considerada enemiga acérrima del mandatario. Por eso no la dejan seguir su proceso en libertad, bajo el bodrio jurídico de un tecnicismo legaloide.

Ricardo Anaya tuvo que exiliarse, porque de lo contrario “la prisión preventiva” lo dejaría en paz cuando sus bisnietos tramitaran la correspondiente credencial de elector. Pero, también se da en otros lados. El trato diferenciado tiene nombres y apellidos: Bartlett, Peña Nieto, Lozoya Austin, Ovidio y la Jefa, además de un larguísimo etcétera.

De aquí que, en México, se siga la inefable receta de Daniel Ortega y señora: ¡Duro contra los disidentes del régimen morenista!

Desde que Julio Scherer abandonó la Consejería Jurídica de Palacio, recrudeció el despreciado y vilipendiado respeto a la Constitución de la República y a todas las leyes que de ella emanan. De suyo, el presidente mexicano nunca ha sido muy proclive a cuidar esas “minucias” jurídicas, porque –como dicen los cholos y chavos banda- “lo que rifa” es el Maximato de su voluntad, porque fuera de ella “no hay salvación”.

Para resolver el dilema, desde Palacio se impulsan dos estrategias metaconstitucionales: una, impulsar por y con decretos inconstitucionales, una serie de “reformas” que redundan en mayor poderío en manos de un solo hombre como dice Enrique Krauze.

Sin embargo, como se ha desatado una multiplicidad de amparos y de promoción de acciones de inconstitucionalidad contra las ocurrencias ilegales que también –sin quitar “una coma”- se fortalecen entre los legisladores de Morena, y que, están incrementando el trabajo de la Oficialía de Partes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la segunda estrategia resulta genial: Colonizar a la Corte y al Consejo de la Judicatura Federal.

De esta forma, cualquier procedimiento que vaya en contra de la voluntad del líder carismático, será naturalmente desechada por “notoriamente improcedente”

Por ello, el ejecutivo sostiene con frecuente vehemencia, que, si alguien no está conforme, que se ampare, “están en su derecho”. Visto así, las simpatías del presidente van colonizando al Poder Judicial: Zaldivar Lelo de Larrea, Margarita Ríos Farjat –quien acaba de anunciar que su voto será a favor de la propuesta del presidente, para que toda la obra pública sea considerada como de “seguridad nacional”, y en consecuencia, no proceda contra ello, ni el recurso de Amparo- ahora Loretta Ortíz, esposa de un hombre cercanísimo al mandatario, Francisco Ortíz Pinchetti, o la misma Yasmín Esquivel.

CARAS VEMOS PRETEXTOS CONOCEMOS

La genialidad presidencial es tan ilimitada como la megalomanía de Nicolás Maduro. Siempre tiene una salida como las de los personajes creados por Epigmenio Ibarra en las telenovelas.

En esta oportunidad, decretar que las obras sean consideradas tema de seguridad nacional, tiene como finalidad “agilizar trámites”. El concepto es biunívoco e interesante, porque, lamentablemente, llámese Dos Bocas, Santa Lucía o el Chu-chu Maya, ha resultado esfuerzos lentos, costosísimos y mal hechos, como si fueran discursos en la ONU.

Si por “agilizar trámites” se entiende dejar en estado de indefensión a muchas empresas y muchos inversionistas; entonces, los “trámites agiles” también formarán parte de una nueva opción de opacidad y arreglos sobre los cuales, la ciudadanía y la sociedad civil organizada no podrá opinar jamás, “por seguridad nacional”

En consecuencia, la tan traída y llevada “transparencia”, acabará por convertirse en un terrible molusco-invertebrado-gaseoso.

Al tiempo.

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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